---------------------------------- (Siglo XII y XIII: Regresan los inmortales Bera & Bira) ---------------------------------
Día 24 - Los golen rodean la Caverna Secreta (Refugio de la Espada Sabia) (“la Orden se lanzó a una campaña de ocupaciones en todo el país de Huelva, ora asentando guarniciones en fortalezas y ciudades rescatadas, ora construyendo nuevas iglesias y fortificando plazas. La distribución de tales ocupaciones no ocurría al azar ni mucho menos sino que obedecía a una rigurosa planificación, cuyos objetivos no perdían nunca de vista la necesidad de rodear a la Casa de Tharsis y conspirar contra el Pacto de Sangre…”)
Día 25 - Implacable ataque de Bera & Birsa a la casa de Tharsis.
---------------------------------- (Reunión golen con Bera & Birsa en la Cueva de Odiel) ---------------------------------
Día 26 - Reunión golen con Bera & Birsa
Día 27 - Sepher Icheh: el libro del Holocausto de Fuego (Escrituras sagradas hebreas - Cábala judía - el Libro de Raziel - la Shekhinah)
--------------------------------------- (Continúa la Reunión golen con Bera & Birsa) ---------------------------------------
Día 30 - El culto a la virgen de la gruta, es reemplazado por el culto a la virgen de los milagros y árbol rimmón sephirótico. (Bera & Birsa (reunidos con sacerdotes golen) ordenan el reemplazo de cultos (para limpiar la mancha dejada por la virgen de Agartha), para ello ordenan, a un monje escultor, esculpir a la Virgen de los Milagros).
Día 31 - El Misterio de la Piedra de Fuego.
Día 32 - (sigue la reunión Bera & Birsa)
--------------------------------- (Felipe IV, Emperador universal, Rey de la Sangre Pura) ---------------------------------
DÍA 26°
REUNIÓN GOLEN CON BERA & BIRSA
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La guerra entre la Piedra y la Lejía – El Holocausto de
fuego – La vaca roja – El Dragón de Sodoma
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MAPA DE LA CUEVA DE ODIEL ("GRUTA DE LAS MARAVILLAS")
Dr. Siegnagel, habrá de convenir conmigo
en que los Imortales casi habían ejecutado con éxito la sentencia de exterminio
contra la Casa
de Tharsis. Por lo menos así lo creían Bera y Birsa, quienes se jactaban
de ello frente a los
Golen y Rabinos.
Aún se hallaban en la Cueva de Odiel. El lago rebosante de betún, todavía burbujeaba
despidiendo nauseabundos olores. En primer lugar, se destacaba la fiera figura
de Bera, el Inmortal a quien los Golen denominaban Bafoel y los Templarios Bafomet, e
idealizaban como expresión del perfecto andrógino. Sin soltar el Dorché, dijo en excelente latín:
–Al
fin se ha extinguido el linaje maldito de Tharsis. Ello alegrará al Supremo Sacerdote.
–Habéis
contemplado un gran prodigio, habéis visto en acción el Poder de YHVH
Sebaoth –afirmó Birsa en el mismo idioma.
– ¿Es esa, por
ventura, la Muerte
del Cuerpo? –se
atrevió a interrogar el Abad de Claraval.
– El
asfalto, el betún, la Muerte,
y la Peste, son
la misma cosa, somos Nos – respondió Bera con seguridad.
– ¿Reconocéis
esta substancia? – interrogó a su vez Birsa, dirigiéndose al Rabino Nasi.
– Sí, afirmó éste. Es “betún de Judea”, el mismo que contamina el lago Asfaltitis,
al que nosotros denominamos Mar Muerto.
Los Golen y los Rabinos sabían que Bera y Birsa
habían sido los últimos Reyes de Sodoma y Gomorra. Y sabían también cómo habían
alcanzado tan alta jerarquía en la Fraternidad Blanca:
durante su reinado, en un momento de maravillosa iluminación, Ellos
descubrieron el Secreto del Supremo Holocausto de Fuego. Después cayó el Fuego del Cielo que
calcinó a aquellos pueblos y Bera y Birsa partieron hacia Chang Shambalá, una de las Mansiones de Jehová Satanás y sus Ministros, los Seraphim
Nephilim.
Así, pues, mucho antes que Israel existiese, cuando su simiente aún
estaba en Abram y nadie sacrificaba al Dios Uno, Ellos fueron capaces de
ofrecer a sus respectivos pueblos en holocausto para la Gloria de Jehová Satanás. El betún de Judea, evidente residuo de la aniquilación de sus
pueblos, advino por Ellos a la región del Mar Muerto.
Pero tal Sacrificio les valió el ser
recibidos por Melquisedec, el Supremo Sacerdote de la Fraternidad
Blanca, quien los consagró en el Más Alto Grado de su
Orden. ¿Qué Sacerdote del Pacto Cultural no querría imitar a Bera y Birsa?
–Oh; pensaban los cuatro
presentes, ¿qué no daría un Sacerdote por disponer algún día de un pueblo
entero para sacrificar, como habían hecho sin dudar Bera y Birsa? ¡Ese sería un
Holocausto digno de Jehová Satanás!
– ¿Cuál
es la Maldición
de Jehová Satanás para quien no cumple la Ley? –preguntó ahora Bera al Rabino Benjamín.
– “Soltaré
contra vosotros bestias salvajes. Os castigaré siete veces por vuestros
pecados. Traeré sobre vosotros la espada; os refugiaréis en vuestras ciudades,
pero Yo enviaré la Peste
en medio de vosotros. Y os retiraré el sustento del pan”, –sintetizó
Benjamín, repitiendo a Isaías.
– ¡Así
está Escrito! – confirmó con ferocidad Birsa –. ¡Ese sería el castigo para nuestra debilidad pero también puede ser
nuestra Fuerza! Debéis reflexionar sobre ello como hicimos Bera y Yo hace
milenios, cuando aún la Ley no estaba Escrita en la forma que la habéis
expresado. Entonces fuimos capaces de comprender el Secreto del Supremo
Holocausto y de llevarlo a cabo en Sodoma y Gomorra: por eso, y por la Voluntad
de Jehová Dios, ahora
Nosotros somos la Peste. Debéis reflexionar sobre la Maldición con
serenidad, os aconsejamos.
Porque solamente
quienes tengan la calma para contemplar el Principio y el Fin del Tiempo podrán
comprender el Secreto del Supremo Holocausto de Fuego, el Final de la Humanidad. Mas el premio de ese conocimiento
significa la inmortalidad del Alma, el Alto Sacerdocio, y los Poderes que nos habéis visto aplicar.
Reflexionad sobre ello, Sacerdotes: Nosotros seis somos la Manifestación de Jehová y no debemos faltar a la Ley.
¡Pero podemos inducir a los Gentiles a que lo hagan para que la Maldición los
alcance, para que la Peste se instale entre ellos: entonces será posible el Supremo Holocausto de Fuego!
– ¡¿En
qué consiste?! – rugió el Abad de Claraval sin poderse contener.
(Imágen de San Bernardo de Claraval)
– Allí
está la respuesta –dijo Bera, señalando con el Dorché el lago de betún–. Pero esto sólo lo comprenderá quien entienda que la nuestra es una guerra
entre la Piedra y la Lejía.
La Piedra, puesta al Principio del Tiempo, es el Enemigo; y la Humanidad,
puesta al Final del Tiempo, es la Lejía, el Supremo Holocausto, la Purificación
por el Fuego Caliente que exige el Sacerdocio de Melquisedec.
No obstante la insistencia de los
Inmortales, ninguno de los cuatro comprendió que acababan de revelarles el Secreto del Supremo
Holocausto. Lo de la
guerra entre la Piedra y la Lejía se les antojaba harto
misterioso. Sólo Nasi atinó a preguntar:
– ¿Os
referís a la Muerte del Juicio Final, la Muerte Ardiente de los Condenados?
– ¡No!
Está Escrito que la carne no morirá realmente, aunque el cuerpo se desintegre
en la tumba, pues todos los hombres resucitarán para ser juzgados de acuerdo a
sus pecados. Ello será posible porque el hombre existe en muchos mundos a la
vez, mundos que han sido y mundos que no han sido: en algunos de tales mundos
aún está vivo y en otros puede que haya perecido; pero de esos mundos será
extraído el cuerpo que vivirá nuevamente, quizá por mil años, quizá por mucho
más; unos serán condenados, sí, y morirán definitivamente; pero otros vivirán
de nuevo sobre la Tierra. No es, entonces, a esa Muerte a la que nos referimos.
En verdad hablamos de algo muy posterior y concluyente: de la extinción de
la conciencia humana. El Final de la Humanidad llegará cuando el Fuego
Caliente abrase todos los mundos donde existe el hombre, y el Alma del hombre, y sólo quede la Lejía
por testigo. En ese momento nosotros, la Manifestación de Jehová Satanás, habremos alcanzado la Perfección del Alma, la Divina Finalidad proyectada
desde el Principio. Pero no así los Gentiles, que ya no tendrán razón para
existir en los mundos, pues el objeto de su creación fue favorecer nuestra
perfección: será la Voluntad del Altísimo que sus cenizas cubran la Tierra
para que el Agua Salada del Cielo las convierta en ríos de Lejía. ¡Oíd
bien, Sacerdotes del Altísimo: cuanto antes se calcine a la Humanidad, antes se
acercará la Perfección para vosotros! ¡Convertid al hombre en Lejía y
consumaréis el Supremo Holocausto que espera el Creador al Final del Tiempo! –explicó Bera, haciendo gala de notable paciencia.
Y continuó hablando, pues los cuatro Sacerdotes habían enmudecido. – Es la Fe
en la Perfección
Final que alcanzarán los creyentes en Jehová Satanás mediante el Sacerdocio de Su Culto, la que obrará los milagros más
grandes. Si sois capaces de ver el Final habréis adelantado el Final, la Perfección estará en vosotros
y el momento del Supremo Holocausto habrá llegado: vuestra Fe inquebrantable en
la Perfección Final,
y la Comprensión
del Final, traerá al Presente el Fuego Caliente del Final, que calcinará al
hombre imperfecto; y sobre sus cenizas lloverá luego el Agua y la Sal del Creador; y el Signo Abominable que
está en la Piedra de Fuego será lavado con Lejía. Así ocurrió en
Sodoma, en Gomorra, y en otras diez ciudades del Valle de Sidim, cuando Birsa y
Yo alcanzamos la
Perfección Final y establecimos la diferencia con la imperfección
de sus pueblos, logrando que exhibieran públicamente su propia degradación:
entonces descendió la Shekhinah
de Dios, y los Angeles de Dios, y cayó el Fuego del Cielo que redujo
a cenizas a aquellos pueblos insensatos; y cayó después el Agua y la Sal de Dios; y surgió el Lago
Asfaltitis, el Mar del Betún de Judea, el Mar Muerto; en verdad, el Mar de la Lejía.
Aquel fue, Sacerdotes, nuestro Holocausto a Jehová Dios. Pero aquel Mar de Lejía no alcanzó
para lavar el Signo de la Piedra: esa misión le está
reservada al Pueblo Elegido de Jehová Satanás, a la Raza Sagrada de El;
cuando Ellos sean entronizados sobre todos los pueblos gentiles de la Tierra, cuando la Humanidad entera esté
sujeta a su Gobierno Mundial, entonces habrá llegado el momento del Supremo Holocausto. ¡Para
eso debéis trabajar sin descanso, con la
Fe puesta en la Perfección Final, y el esfuerzo aplicado a
conseguir la
Sinarquía Universal del Pueblo Elegido! ¡Sólo el Supremo
Holocausto de toda la
Humanidad por los Sacerdotes del Pueblo Elegido producirá la lejía que lavará el Signo
Abominable en la Piedra de Fuego!
¡Todos nuestros
partidarios, los Grandes Sacerdotes, conocen este Secreto y han consagrado a sus pueblos con la Señal
de la Ceniza! ¡Hasta los Sacerdotes Brahmanes han ungido a los arios con la Señal de la Ceniza, procurando
cubrir el Signo Abominable y aguardando que la Gracia del Cielo les conceda el
agua que forme la lejía y lave la Piedra de Fuego! ¡Por eso la ceniza ha sido siempre señal de dolor y aflicción, signo del arrepentimiento y de la penitencia:
el hombre ungido con ceniza es quien pide misericordia Divina, quien se
arrodilla ante el Creador y solicita Perdón por sus pecados, especialmente el más grande
pecado, el de Ser Yo frente a el Uno que es todo, pecado que sólo se puede
lavar con lejía! ¡Los miembros del Pueblo Elegido
untan sus cabezas con ceniza en señal de penitencia, pero los Sacerdotes del Cordero agregan agua bendita
a la ceniza para crear la lejía del perdón de Jehová. Mas nada salvará al hombre del Holocausto de
Fuego y de la Ceniza y la Lejía del Juicio
Final! ¡Jehová advirtió hace
milenios contra los falsos Sacerdotes que emplean la ceniza del incienso para otorgar un falso perdón: sólo
la ceniza humana constituye la lejía que lava la Señal Abominable. Y Jehová prometió convertir en ceniza a
los falsos Sacerdotes que no respeten el necesario Holocausto de Fuego! ¡Repetid, Cohens
de Israel, las palabras de Jehová!
El Rabino Benjamín repitió en el acto.
–“Un
Profeta llegó de Judá a Betel, por mandato de Jehová, cuando Yeroboan estaba de pie junto al altar para quemar
incienso, y empezó a gritar contra el altar, por mandato de Jehová, diciendo: ¡Altar! ¡altar! Así
habla Jehová: Nacerá en la Casa de David un hijo que se
llamará Yosías. Este sacrificará sobre ti a los falsos Sacerdotes de los lugares altos, a los que
queman incienso sobre ti. Sobre ti, altar, quemará huesos humanos, y los huesos
de los falsos Sacerdotes. Y dio aquel mismo día una señal, diciendo: Esta es la señal de
que es Jehová quien habla: el
altar se romperá, y se derramará la ceniza que hay en él” [I Reyes, 13,1].
– ¡Así
está escrito! ¡Sólo de ceniza humana se compone la lejía que reclama la
Justicia de Jehová! ¡Y esa es la
ceniza de la verdadera penitencia, la que emplea Job cuando confiesa sus
culpas ante Jehová!
No necesitó más que un gesto, Benjamín
para aclarar la cita:
– “Respondió
entonces Job a Jehová: Reconozco que todo
lo puedes y que nada te resulta irrealizable, Soy Yo el que oscurece tus
planes con razones vacías de sentido. Sí; he hablado de lo que no entendía, de
maravillas que me superan y que ignoro. Escúchame, permíteme que hable; Yo te
preguntaré, y tú me enseñarás. Tan solo de oídas te conocía Yo, pero ahora mis
ojos te ven. Por eso me reconozco culpable, me arrepiento en el polvo y la
ceniza” [Job,
42].
– ¡La Vaca Roja es el Símbolo de la Humanidad consagrada
a Jehová para el Sacrificio
Ritual de la ceniza y la lejía, para la elaboración del agua lustral! ¡Jehová habló a Moisés y al Supremo
Sacerdote Aarón y les impuso del deber de sacrificar la Vaca Roja de la Humanidad para purificar al
Pueblo Elegido, deber que sería ley perpetua de Israel! ¡Recordadlo, Cohen!
– “Habló
Jehová a Moisés y Aarón
diciéndoles: El que haya quemado la Vaca Roja lavará sus vestidos, bañará su cuerpo con agua y será impuro
hasta la tarde. Un israelita puro recogerá las cenizas de la Vaca Roja y las depositará fuera del campamento en un lugar puro; y estarán
a disposición de los hijos de Israel para preparar el agua lustral. Es un
sacrificio por el pecado. El que recogió las cenizas de la Vaca Roja lavará sus vestidos y permanecerá impuro hasta la tarde. Será
ésta una ley perpetua para los hijos de Israel y para el extranjero que mora
entre ellos” [Números
19,9]. – Recordó sin error Benjamín.
– ¡Y
con esa agua lustral, lejía sagrada surgida de la ceniza de la Vaca Roja de la Humanidad, Jehová instituyó el Ritual de la
Purificación del Pueblo Elegido! ¡Reproducid el Ritual, Cohen!
– “Habló
Jehová a Moisés y Aarón
diciéndoles: Para el israelita impuro se tomará ceniza de la víctima quemada
en el sacrificio por el pecado, y se verterá sobre ella agua viva dentro de
una vasija. Un israelita puro tomará un isopo, lo sumergirá en el agua lustral
y rociará el Santuario de Jehová y todos los muebles y personas que allí hubiere” [Números 19,11]. –Declamó
Benjamín sin dudar.
– ¿Y
cómo se purifica luego Tamar, a quien había violado su hermano Amnón?
– “Tamar
se echó ceniza sobre su cabeza” [II Samuel 13,19] –se apresuró
a replicar Benjamín.
– ¡Sólo
la lejía lavará el Signo Abominable! ¡Para ese pecado no hay perdón ni
redención posible fuera de la lejía: no bastan el arrepentimiento y la penitencia
o la mortificación del traje de cilicio! ¡Sólo después de la asperción con agua
lustral, sobre la ceniza, se pondrá el penitente el traje de cilicio! ¡Tal como
hizo el Pueblo Elegido al ser atacado por el asirio Holofernes, cuya cabeza fue
cortada por la Divina Judit!
Benjamín refirió la cita:
– “Todos
los israelitas invocaron con fervor a Jehová y se humillaron muy rendidamente ante él. Y todos los hombres de
Israel y las mujeres y los niños, los que habitaban en Jerusalén, se postraron
ante el santuario, cubrieron de ceniza sus cabezas, y se presentaron con
cilicios ante el Señor. Incluso el Altar lo cubrieron de cenizas, y clamaron
todos a una con fervor a Jehová” [Judit,
4,9].
– ¡Ahora
comprenderéis el significado de esta ley antigua! ¡Los Sabios de Sión,
dijo Jeremías, han cubierto su cabeza de ceniza como signo de penitencia! ¡Y
luego, el Profeta, con palabras de Jehová, habla a su Esposa, Israel Shekinah, y le advierte que no será
fácil quitarse la mancha de la Infidelidad!
Muy presto, Benjamín recitó la metáfora de
Jeremías:
– “La
palabra de Jehová me fue dirigida en
estos términos. Ve y grita a los oídos de Jerusalén lo siguiente: Desde antiguo
quebraste tu yugo, tus coyundas has roto, diciendo: No quiero servir, cuando
sobre toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso te echabas como
prostituta. Yo te había plantado como cepa escogida, toda ella de semilla
genuina. ¿Cómo, pues, para mí te has cambiado en sarmientos silvestres de viña
bastarda? Aunque te laves con nitro, y te eches cantidad de lejía, tu culpa
sigue sucia ante mí –Oráculo de Jehová Sebahoth”– [Jeremías 2,20].
– ¡El
Cordero también ordenó al Pueblo Elegido arrepentirse en la ceniza y el
cilicio, pero los Gentiles tomaron la prevención al pie de la letra y han
supuesto que es sumamente sencillo quitarse la Señal Abominable; mas, para su impureza,
no habrá otra purificación que convertir a esos pueblos en lejía, como hicimos
nosotros para lavar la mancha de Sodoma y de Gomorra! ¡Eso también lo predijo
el Cordero! ¡Repetid, Sacerdote del Cordero!:
– “¡Ay
de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas
de cilicio y en ceniza, se habrían convertido. Por eso, os digo: En el día
del Juicio Final habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti”
[Mateo,11,21].
– ¡Pero
una vez sacrificado el Cordero, sus mismos discípulos se arrepienten en el agua
lustral!
–Sí,
–afirmó el Abad de
Claraval–. Durante la Cuaresma, antes de la Resurrección,
los penitentes reciben la ceniza, y el agua bendita, y se arrepienten de sus
pecados, se confiesan, y esperan la salvación en el Juicio Final, pero ellos no
entienden que el Signo Abominable no puede ser lavado de ese modo, a pesar que
el Sacerdote les dice “acuérdate de que eres polvo, y en polvo te vas a
convertir”.
Aquí calló Bera, pero Birsa agregó: –¡El momento del triunfo de lo Creado sobre lo Increado, del Ser sobre la Nada, de la Luz
sobre las Tinieblas del Alma, está cerca! ¡Pronto la Sinarquía será una realidad y la
Humanidad quedará de rodillas ante el Poder del Pueblo Elegido! Habrá llegado
entonces el tiempo de ablandar al hombre para obligarlo a exhibir su
imperfección y su bestialidad, aquella maldad primordial que atesora en el
fondo de su Alma. Será el tiempo de
reemplazar a la Serpiente del Paraíso por el Dragón de Sodoma.
¡Recordad Sacerdotes que la Tentación de la Serpiente hunde al hombre en el pecado pero deja intacta su función viril;
y que el hombre viril siempre puede elevarse de la miseria moral mediante la
guerra y el heroísmo, y caer en poder de los Enemigos de la Creación! El hombre viril, el Guerrero, el Héroe, retrasará la concreción
del Holocausto Final: y no bastarán para impedirlo, la masificación e
igualación de la Humanidad a que la someterá la Sinarquía del Pueblo Elegido, y
los vicios y perversiones que en ella prosperarán por causa de la Tentación de la Serpiente, si el hombre conserva su
virilidad y logra convertirse en Guerrero y en Héroe, si dispone de voluntad
para rebelarse a los planes de la Fraternidad Blanca, que es la Jerarquía de Jehová Elohim.
¡La Tentación de la Serpiente del Paraíso nada puede contra esa
luciférica determinación de Ser y Existir más allá de los Seres Creados por El Dios Uno: sólo el Dragón
de Sodoma tiene el Poder de quitar al hombre su virilidad; y sólo Nosotros,
la Peste, sabemos convocarlo! ¡Responded, Cohens: ¿cuál es el Emblema de
Israel?!
Frente a la inesperada pregunta, Benjamín
se apresuró a responder:
– Escrito
está, por los Profetas, que el Emblema de Israel es la Paloma. “En pos de Jehová marcharán los Hijos de Israel: El rugirá como un León, y ellos vendrán
como una Paloma”, dijo Oseas [Os. 7 y 11] pues Jehová había ordenado, por boca de
Jeremías: “Israel, sed como la Paloma
que anida en el borde del abismo” [Jer. 48].
Prosiguió Birsa, satisfecho con la
respuesta de Benjamín:
– ¡No
olvidéis jamás, Sacerdotes, que el Emblema de Israel es la Paloma, porque ese símbolo
señalará el Final de los Tiempos! Dije antes que el momento del triunfo está
cerca, que la Sinarquía del Pueblo Elegido pronto será instaurada: entonces el
Emblema de Israel será impuesto a los hombres y habrá llegado la oportunidad de
Nuestra intervención. Así se hará pues así lo ha decidido la Fraternidad Blanca y lo ha aprobado Melquisedec, el
Supremo Sacerdote: en todo el mundo, miles y miles de Sacerdotes, y partidarios de la Causa de
Israel, se embanderarán con su Emblema; sólo los hombres viriles se resistirán
y buscarán escapar a la masificación social por medio de la rebelión y la
guerra: tratarán de fundar un Nuevo Orden Moral basado en la Aristocracia de la
Sangre, pero serán ahogados en su propia sangre; y Nosotros responderemos al
clamor de los que llevan por señal el Emblema de Israel; y soltaremos entre los
hombres al Dragón de Sodoma; y el hombre perderá su virilidad y se
ablandará, se tornará como mujer; aún cuando pueda procrear, su voluntad
de luchar será debilitada por un afeminamiento creciente que se extenderá a
toda la Humanidad; perplejos, muchos confundirán la moral sodomita con un
producto de la alta civilización, pero en verdad sucederá que el Corazón
dominará a la Mente y enervará a la Voluntad; al Final, todos acabarán
aceptando el modo de vida sinárquico; y el hombre sustituirá al Aguila por la Paloma, a la
Guerra por la Paz, al Riesgo heroico por la Comodidad pasiva. ¡Pero esa Paz de
la Paloma, que disfrutarán con la Sinarquía del Pueblo Elegido, será el camino
más corto hacia el Holocausto Final en el que serán sacrificados a Jehová Satanás, hacia el Océano de Lejía en el que serán convertidos para lavar
la Señal Abominable en la Piedra de Fuego! ¡Esta es la “Peste” que la Maldición del Altísimo compromete
para los que queden fuera de la Ley!
De inmediato, como si sus mentes
estuviesen extrañamente sincronizadas, retomó la palabra Bera:
– ¡Sí,
Sacerdotes! ¡Que sobrevenga la
Sinarquía del Pueblo Elegido, que la Humanidad se embandere
con el Emblema de la Paloma,
y Nosotros regresaremos a traer la
Peste de la
Muerte Final, el Fuego Caliente y el Agua y la Sal del Cielo! ¡Pero seremos
precedidos por el Dragón de Sodoma, el Heraldo que anunciará nuestra
llegada! Vosotros habéis visto los extremos del proceso en esta Cueva: la
sangre, degradada con el agua, y el agua, transformada en sangre; y tras el
lago de sangre, la Peste
de la Muerte Final,
el betún de Judea, la Lejía
negra.
¡Decid, Sacerdotes de Israel!: ¿Cuál fue la primer
plaga que Jehová envió a Egipto para
imponer la Causa
de Israel?
– ¡El
agua se transformó en sangre! –afirmó Benjamín.
– ¿Y
cuál fue la última plaga, con la que se aseguró el triunfo del Pueblo Elegido?
– ¡La Peste en medio
de los Gentiles! ¡La Peste
ofrendó la vida de los Gentiles a Jehová como holocausto por la próxima Gloria de Israel! ¡Sólo los que estaban
manchados con la Sangre
del Cordero no fueron tocados por la
Peste!
– ¡Y
ahora responded vosotros, Sacerdotes del Cordero!: ¿Cuál será la plaga que traerá el Tercer Jinete, al
Final de los Tiempos?
– ¡El
agua se transformará en Sangre! –respondió al instante el Abad de Claraval.
– ¿Y
cuál, la plaga del Cuarto Jinete?
– ¡La Peste en medio
de los Gentiles! ¡El Fuego Caliente los abrasará y la Peste ofrendará sus vidas
como holocausto a Jehová por la próxima Gloria del Nuevo Israel y el advenimiento de la Nueva Jerusalén!
¡Sólo quienes tengan la sangre del Cordero y ostenten el símbolo de la Paloma no serán tocados por
la Peste!
– ¿Y
qué vendrá después de la Peste,
cuál será la última plaga?
– ¡La
destrucción completa y total de la
Humanidad en un Mar de Azufre y Fuego! ¡Sólo el Nuevo Israel
y la Jerusalén
Celeste sobrevivirán al Supremo Holocausto Final! –sostuvo
categóricamente el Abad de Claraval, indudablemente inspirado por el discurso
de los Inmortales.
Bera aclaró el significado que se debía
atribuir a aquellas respuestas extraídas del Apocalipsis de San Juan.
– Reflexionad,
Sacerdotes, sobre esas Profecías y lo que nos habéis visto hacer en esta
Cueva: de allí surgirá el Secreto del Supremo Holocausto. El Agua, la Sangre, el Fuego Caliente, la Muerte, la Lejía, la Peste, Nosotros: he
aquí el Misterio. De cómo la Maldición
de Jehová Dios, que es
nuestra debilidad, puede ser nuestra Fuerza. Así fue y así será. ¡Si nos habéis
comprendido haréis Vuestras las palabras con que Jeremías condena a quienes se
apartan de la Ley:
ellas representan nuestra Fuerza sobre los Gentiles!
– “Dijo
Jehová; a quienes queden
fuera de la Ley
les tocará: el cautiverio, el hambre, la espada, la Peste” [Jer. 15]. –El Rostro del Rabino Benjamín resplandecía
al repetir las cuatro formas de la
Maldición de Jehová,
pues ahora encontraba llenas de nuevo sentido las palabras del Profeta.
– Y
sabréis entonces –prosiguió imperturbable Bera– cuál es en verdad nuestra debilidad, Misterio que los Gentiles
jamás deben comprender.
Y agregó Benjamín las palabras siguientes
de Jeremías:
– “Advirtió
Jehová al pueblo de Israel
sobre cuatro clases de males, frente a los cuales serían débiles:
Cuidaos de la Espada,
porque Ella os puede Matar; Cuidaos de los Perros, porque Ellos os pueden
despedazar; Cuidaos de las Aves del Cielo, porque Ellas os pueden devorar;
Cuidaos de las Fieras, porque Ellas os aniquilarán” [Jer. 15].
– ¡Así
está escrito! –Aprobó Bera.
– Y
contra esa debilidad poseemos cuatro remedios, que los Gentiles jamás deben
conocer –completó Birsa:
Contra la Espada, la Paz del Oro
Contra los Perros, la Ilusión de la Rabia
Contra las Aves, la Ilusión de la Tierra
Contra las Fieras, la Ilusión del Cielo.
Aquello era más que misterioso, y los Sacerdotes quedaron momentáneamente sumidos en
profundas reflexiones. El
Gran Maestre del Temple,
empero, que hasta entonces había permanecido callado, pensaba en otra cosa:
– ¡Oh,
Tzadikim! –dijo–. Vuestras
explicaciones constituyen la Luz
más Brillante para nuestro entendimiento y mucho estamos agradecidos por el privilegio
de oírlas. No quisiera abusar del favor que nos habéis dispensado, solicitando
aclaraciones que quizá no debéis dar; pero no puedo dejar de manifestar que
nuestro corazón se vería colmado de alegría si nos pudieseis hablar algo más
acerca de la Piedra de Fuego.
– Decís
bien, Sacerdote; la Piedra de Fuego encierra un Misterio muy grande. Os hablaremos de él, pero
seremos breves, pues ya es hora de regresar a Oriente. –Era evidente que Birsa se
expresaba en una clave alegórica, puesto que los Inmortales no partirían hasta
el día siguiente–. Pero antes de irnos os
hablaremos también de vuestra próxima misión, ahora que la Simiente Maldita de Tharsis ha muerto, y será provechoso
hacerlo en el marco de ese Misterio. ¿Habéis traído el libro que os
solicitamos?
– Tal como lo
pedisteis, el libro ha sido trasladado hasta aquí –afirmó el Abad de Claraval–. Se encuentra en la biblioteca del Castillo,
bajo custodia permanente de tres Caballeros, quienes matarán a cualquiera que
intente acercarse a él. También trajimos de Claraval un maestro escultor
clarividente, que aguarda en su celda nuestra llamada.
– ¡Subamos,
entonces, a la biblioteca! –ordenó Bera, mientras ocultaba el temible Dorché bajo su túnica.
Ascendieron por la puerta trampa que
conducía a la Iglesia
de Nuestra Señora del Mayor Dolor y momentos después se encontraron los seis en
una sala cuyo mobiliario consistía de estantes y mesas cubiertos de libros y
rollos; varios atriles exhibían, abiertos, algunos libros enormes, de hojas
exquisitamente ilustradas por los monjes benedictinos y construidos con tapas incrustadas de oro y plata. De un arcón
reforzado con herrajes remachados y voluminosa cerradura, el Abad de Claraval
extrajo el Sepher Icheh y lo depositó en una mesa mayor, con doble plano
inclinado pero bien iluminada por un candelabro central. A una seña de Birsa,
los cuatro Sacerdotes se sentaron frente al libro, en
tanto que los Inmortales permanecían de pie, uno en cada extremo del grupo.
– ¡Abridlo
en la página 12, Lamed! –demandó Birsa.
El libro sólo contenía imágenes, es decir,
carecía de texto alguno, salvo las palabras distribuidas en los dibujos. En la
página solicitada quedó expuesta la representación de los diez Sephiroth del Creador Uno en forma de Arbor Philosóphica.
Todos estaban pendientes de Bera, quien de inmediato tomó la palabra.
DÍA 27°
SEPHER ICHEH: EL LIBRO DEL HOLOCAUSTO DE FUEGO
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Escrituras sagradas hebreas - Cábala judía
- el Libro de Raziel - la
Shekhinah
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Como es sabido, Dr. Siegnagel, el “libro
sagrado” por excelencia, para los judíos, es la Torah, que
esencialmente se compone de los cinco libros del pentateuco tal cual los
presentó el Escriba Esdras en el siglo V A.J.C. Pero ésta es la Torah escrita, Torah
Shebikhtab, que debe considerarse como una Doctrina profana, exotérica,
puesto que su verdadera “Sabiduría Divina”, Hokhmah, está cifrada en la Escritura y no puede ser
interpretada sin conocer las claves criptográficas de la Cábala. Existe
pues, también, una Torah oral, Torah Shebalpeh, que trata sobre estas
claves y constituye la
Doctrina esotérica que conocen los miembros de la “cadena
cabalística”, shalsheleth haqabbalah.
El tema principal de la Torah es la
revelación sinaítica, es decir, la Hokhmah que Jehová, YHVH, revela a Moisés en el monte
Sinaí y que se sintetiza en el Decálogo de las Tablas de la Ley. Ahora bien, Moisés recibió las Tablas, Mocheh Qibbel
Thorah Mi Sinaí, en el monte Sinaí, y de este hecho debe arrancar
necesariamente la cadena cabalística ya que Cabbala procede del verbo qabbel que
significa recibir. Empero, si la shalshleth haquabbalah comienza
en Moisés, hay que recordar que éste recibió dos Tablas de la Ley: sólo la primera
contenía la revelación de la “Sabiduría Divina”, Hokhmah, objeto de la Doctrina esotérica de la Cábala; las segundas eran
una síntesis exotérica de aquéllas y fueron cifradas, como toda la Torah escrita. Según la Cábala, las primeras
Tablas procedían del Arbol de la
Vida, es decir, de la Inteligencia del Uno, Binah, en tanto que
las segundas fueron sacadas del costado del Arbol del Bien y del Mal.
El Arbol de la Ciencia del Bien y
del Mal, cuyo fruto había comido, fue la causa de la expulsión de Adán del
Paraíso: –“Dijo entonces Jehová Dios: he aquí que el Hombre se ha
hecho como uno de nosotros, por haber conocido el Bien y el Mal. No sea que
ahora alargue su mano y tome también del Arbol de la Vida, coma de él y se
torne Inmortal. Y le arrojó Jehová Dios del Jardín de Edén para que labrara la tierra con la que fue creado. Echó, pues, fuera al Hombre, y
apostó al Oriente del Jardín de Edén, querubines armados con Espadas de Fuego,
para guardar el Camino del Arbol de la Vida” (Génesis, 3).
Por lo tanto, las segundas tablas están destinadas a aquellos que desean
redimirse del pecado de Adán pero que aún permanecen sujetos a él; las
primeras, en cambio, revelan la Hokhmah a quienes se han elevado
por sobre la condición humana, al “estado adámico”, y que merecen ganar la inmortalidad
que procede de Binah, la Inteligencia del Arbol de la Vida: éstos sólo
pueden ser, por supuesto, los Más Altos Sacerdotes del Pueblo Elegido. Por eso Moisés veló al pueblo la Hokhmah y
sólo la comunicó a Josué; Josué la trasmitió a los Ancianos de Israel y éstos a los Profetas. Salomón ocultó las primeras Tablas en el Templo y selló
mágicamente el escondite, de tal modo que sólo pudieron ser halladas en el
siglo XII D.J.C. por los
Templarios, quienes
la transportaron a Claraval. Otros profetas, no obstante, comunicaron
verbalmente la Hokhmah
a los Sacerdotes de la Gran Sinagoga, que continuaron la cadena cabalística. Luego del cautiverio de
Babilonia ya no hubo Profetas en Israel y Esdras, el Escriba, presentó al
pueblo judío la
Doctrina exotérica de la Torah escrita,
basada en las
segundas Tablas de la Ley. Esa doctrina fue sostenida por los Sacerdotes de la Gran Sinagoga, que entonces se llamaron Escribas, Sofrim, hasta
llegar a los Tanaítas, Tannaim, del siglo I a III D.J.C. Los grandes cabalistas de ese período, entre los que
sobresale Simeón ben Yohaí, llamado “La Lámpara Santa”,
consiguieron trascender la
Torah escrita y obtener nuevamente la Hokhmah. Posteriormente,
la Torah
oral fue trasmitida por los Amoraítas, Amoraim, y Rabinos, Rabbí,
hasta la Edad Media.
Aparte de la Torah escrita, tres
libros pueden considerarse como los más importantes para los cabalistas judíos:
el Sepher Ha Zohar, el Sepher Yetsirah, y el Sepher Icheh.
El Sepher Ha Zohar, o Libro del Esplendor, fue escrito por Simeón ben
Yohaí en el siglo II D.J.C., pero la única versión existente desde el siglo
XIII es la traducción al arameo efectuada por el cabalista español Moisés de
León. El Sepher Yetsirah, o Libro de la Formación, es más
antiguo, y la cadena cabalística tradicional hace remontar su origen a Abraham. Pero, de lejos, el libro más
secreto y misterioso, así como el más codiciado por los cabalistas es el Sepher Icheh, o Libro
del Holocausto de Fuego,
el cual se supone contemporáneo de Adán y procedente, como el primer hombre, del Jardín de Edén. En verdad, el libro original habría sido escrito en el
Paraíso por el Angel Raziel para la instrucción de Adán, y su contenido sería la Hokhmah misma;
no se debe confundir aquel libro místico, con el “Libro de Raziel”, escrito en
el siglo XII por el cabalista Eleazar ben Judah, de Worms, y basado en noticias
de segunda mano sobre las Tablas de Zafiro.
De acuerdo con la tradición rabínica, el
verdadero Libro de Raziel, Tablas de Zafiro grabadas, habría sido robado del Paraíso por Rahab,
Rey del Mar, y arrojado
al Océano; luego, sería hallado por los egipcios y permanecería durante milenios
en poder de los Faraones. Moisés lo llevaría consigo en el éxodo y lo legaría a
Josué, de quien, siguiendo la cadena cabalística, llegaría al Rey Salomón. Este
obtendría su famosa Sabiduría, Hokhmah, por la
interpretación de las
Tablas de Zafiro del
Libro de Raziel, mas, advirtiendo su enorme poder, lo ocultaría en el Templo de
modo que sólo los
Templarios Golen lo hallarían entre sus ruinas veintiún
siglos más tarde. Es claro, Dr. Siegnagel, a la luz de lo ya expuesto en esta
carta, que las Tablas de Zafiro y las Tablas de la Ley son una y la misma cosa; vale decir, que las primeras Tablas, con la Hokhmah procedente
del Arbol de la Vida,
no son otra cosa que el Libro de Raziel cedido a Moisés en Egipto por los Sacerdotes del Pacto Cultural. La explicación es la siguiente: Si
despojamos al mito hebreo de su disfraz cultural,
resulta que Rahab no es otro que Poseidón, “Rey del Mar”, y
legendario Gobernador de la
Atlántida.
Arribamos así a la Atlántida, el
“Jardín de Edén”, patria del “primer hombre”: de aquel “Paraíso perdido”
provenían los Atlantes
morenos, fundadores
de la jerarquía sacerdotal egipicia. Después del cataclismo, Ellos habrían transportado
a Egipto uno de los “Libros de Cristal” que existían en la Biblioteca de
Atlantis, el cual contenía el registro de la Construcción del
Universo por el Dios Uno, YHVH Elohim. Ese Libro de Cristal sería el Libro de Raziel, en el que estaban grabadas las treinta y
dos operaciones ejecutadas por el Creador
para construir el Universo: diez Sephiroth y veintidós Letras. Con otras
palabras, las Tablas enseñaban, mediante signos, los veintidós sonidos y
medidas del alfabeto sagrado “empleado por el Creador Uno, YHVH Elohim”, del cual deriva
el alfabeto hebreo, y la
Forma Cósmica adoptada por El para crear y sostener el Universo,
es decir, los diez Sephiroth: es lo que se conoce como “el Secreto de la Serpiente”.
En la Epoca de Moisés,
los Sacerdotes egipcios ignoraban el modo de interpretar
las Tablas, pero recordaban que los Atlantes morenos las habían dejado allí para ser entregadas al “Pueblo Elegido por
El Uno” como fundamento de una Alianza Divina. Moisés recibe secretamente,
entonces, las Tablas de Piedra
y parte con su pueblo hacia el monte Sión, donde Jehová celebra con su Estirpe la Alianza de Fuego, Berith
Esch, y revela la Hokhmah
de las Tablas de la Ley:
la retribución exigida por Jehová
al Pueblo Elegido consistiría, como se desprende de las declaraciones de Bera y
Birsa, en el Supremo Holocausto de Fuego, Icheh, de donde toma nombre el
libro que los Inmortales solicitaron a los cuatro Sacerdotes en el Castillo de Aracena.
Resumiendo, los Templarios hallaron las primeras Tablas de la Ley, el Libro de
Raziel, que
posibilitó a la Iglesia Golen obtener la Hokhmah para
el Colegio de Constructores
de Templos y lanzar
la revolución arquitectónica del gótico o gáulico. Pero, si bien el
desciframiento matemático cabalístico, es decir, gemátrico, del Libro de
Raziel permitió conocer los secretos de la Construcción del
Cosmos, ciertas imágenes que en él se veían permanecieron incomprensibles
para los Golen cistercienses: fueron esas visiones, representadas
simbólicamente por los Rabinos y Sacerdotes Golen, las que constituyeron el Libro Sepher
Icheh. Las figuras, referidas en gran medida al Supremo Holocausto de Fuego, y tituladas en hebreo y latín,
recién comenzaban a ser comprendidas por los Golen a partir de las explicaciones de Bera y Birsa.
Hoy en día, Dr. Siegnagel, se cree que
sólo existe un ejemplar del Sepher Icheh, el cual se guarda en
una Sinagoga secreta de Israel, a la que sólo tienen acceso los Sabios de Sión:
Ellos no permiten que se realicen copias del mismo y sólo autorizan a los más
elevados Rabinos e Iniciados de la Cábala un contacto visual,
estando condenada con la muerte ritual cualquier representación o reproducción
posterior de lo observado. Sin embargo, fuera de ese ejemplar israelí, existe otra
copia del Sepher Icheh: es la que secuestró en la Gran Sinagoga de
Granada el Inquisidor Ricardo “El Cruel”, Ricardo de Tarseval, es decir, el
padre de Lito de
Tharsis, y que éste
trajo a América en 1534. Se trata de una réplica bastante fidedigna del libro
Templario, fechada en Granada en 1333, es decir, luego de la disolución de la Orden, y
seguramente copiado del libro original que los Golen y Rabinos se llevaron cuando huyeron de
Francia. De esa edición granadina, que durante siglos ha estado en un baúl de
nuestra casa tucumana, es el facsímil de la página 12
que le adjunto para mejor comprensión de las descripciones de Bera y Birsa.

– ¡Muy
bien, Sacerdotes! – exclamó
Bera, mientras examinaba atentamente la figura que había quedado expuesta en la
página 12 del Sepher Icheh –. Vuestra
Orden ha realizado una Gran Obra al representar en imágenes la Sabiduría
del Libro de Raziel. Pero el peligro de que tal Hokhmah caiga en poder de
los Gentiles es enorme: debéis pues evitar las copias innecesarias de este libro
y someter el mismo al más riguroso control. ¿Qué sería de nuestros planes, que
son los Planes de YHVH, si los Gentiles recordasen el Secreto del
Granado, del Arbol Rimmón, prácticamente revelado por este dibujo? ¿Qué responderíamos
si ellos supiesen nuevamente que un Granado era el Arbol de La Vida, el Arbol del
Paraíso al que no se permitió llegar a Adán para evitar que conociese el
Secreto de la Vida
y de la Muerte?
Ya los Gentiles saben que el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal era un Manzano y lo
han relacionado con la Rosa,
comprendiendo que se trata de una familia de plantas entre las que se cuenta
también el Almendro; saben, así, que en todas ellas hay distintas partes de
un Mensaje único, de una idea plasmada por el Creador Uno. Sin embargo jamás lograrán
relacionar el Granado con ningún otro Arbol para formar familia pues Rimmón es
Arquetipo de la Creación:
en él se descubrirán elementos semejantes al de todas las restantes especies,
pero él mismo no se podrá derivar de ninguna otra; como YHVH, los abarca
a todos con su Forma, pero él no es abarcado por nadie. La misión que os
encomendaremos tiene que ver con el Granado de la Vida, pero especialmente se
refiere a uno de sus Frutos, al Sephirha Binah, en el que habréis de
inspiraros para combatir a la atroz herejía de la Casa de Tharsis.
– ¡Sí,
Sacerdotes! Aunque la Estirpe de Tharsis ha muerto, subsiste aún el efecto de sus actos luciféricos, de
los cuales no es menor el Culto a la Virgen de la Gruta. ¡Contra esa impostura comenzaréis a luchar inmediatamente, desarrollando
el ataque de acuerdo a las instrucciones que os daremos ahora! En este momento
la Historia, que El Muy Santo ha diseñado para el Pueblo Elegido, nos sonríe:
pronto será instaurada en Europa la Sinarquía Universal; luego surgirá el Gobierno Mundial del Pueblo Elegido, durante el
que se manifestará sobre la humanidad Gentil el irresistible Poder del Messiah, por quien se ofrendará el Holocausto de Fuego. Pero mucho antes
que ese maravilloso acto se concrete, os diría que en los presentes días, de
ser posible, la Orden de Melquisedec levantará en el Sefard de España un
varón de la Casa de Israel dotado del Verbo de Metatrón; él poseerá la Hokhmah
necesaria para cerrar las Puertas que han abierto los Demonios Hiperbóreos y para abrir las Puertas de los
Palacios Celestiales, Hekhaloth, del Edén; el nombre cabalístico de este
Supremo Sacerdote es “Quiblón”. Quiblón estará dotado de gran Poder: se alzará de la nada y arrastrará a
España entera tras el Oro que él les ofrecerá en abundancia. Ciega, como
Perseo, España elevará su Espada y cortará Tres Cabezas de Medusa en una
guarida, allende el Mar Tenebroso, en un nuevo Tártaro, cuyo camino él les
enseñará.
– ¡Prestad
atención, Sacerdotes, porque os estamos profetizando! ¡Es la Palabra de YHVH la
que brota de nuestros labios! Os lo repetimos: Quiblón será un enviado del Cielo, un
embajador de YHVH. Y debéis saber que esta región de Huelva ha sido señalada
por Melquisedec como asiento de la Embajada de Quiblón, como puerto y escollera de sus mágicos viajes. Sí; la tierra donde se
cometió el más grande sacrificio posterior a la Atlántida, la tierra donde los Atlantes blancos dieron comienzo a
su luciférico plan destinado a predisponer al Espíritu Increado para librar una Batalla Final contra la Bondad de
El Creador Uno, esta tierra, Sacerdotes, será redimida de su pecado, bendecida y santificada, por el
Triple Holocausto de Quiblón.
Por eso os hicimos saber, a su tiempo, que
debíais ocupar La Peña
de Saturno: ¿lo habéis hecho?
– ¡En
efecto, Oh Divinos Aralim! – confirmó el Gran Maestre del Temple, que
aún aguardaba la explicación sobre el Misterio de la Piedra de Fuego–.
Apenas recibimos Vuestro mensaje,
solicitamos la autorización papal y nos apoderamos del Convento de la Rábida, con el fin de establecernos en el sitio mismo de la Peña de
Saturno.
– ¡Pues
bien, debéis saber, asimismo, que Rus Baal, o Peña de Saturno, es lugar consagrado a Binah, el Aspecto con
el cual YHVH se manifiesta como Gran Madre: cuando llegue Quiblón hasta ese lugar sagrado, YHVH
reflejará en él la Shekhinah
y lo dotará del Verbo de Metatrón. ¿Cuántas veces
descendió la Shekhinah
a la Tierra?
– ¡Diez
veces frente a Israel! –Se apresuró a responder el Rabino Nasi:
1°: en el Jardín de Edén: “Y oyeron el rumor de los pasos de YHVH
Elohim, que se paseaba por el Jardín de la brisa del día, y el hombre y su mujer
se escondieron de la presencia de YHVH Elohim por entre la arboleda del Jardín”
[Génesis, 3,8].
2°: para observar la Torre de Babel: “Bajó YHVH a ver la Ciudad y la Torre que estaban
construyendo los hijos de los hombres” [Génesis, 11,5].
3°: en Sodoma: “Dijo YHVH: voy a bajar, y veré si
han obrado en todo según el clamor que me ha llegado; y si no, lo sabré” [Génesis,
18,21].
4°: en la Zarza Ardiente:
“Se le apareció YHVH en una Flama de
Fuego, en medio de una zarza; y vio Moisés que la zarza ardía en el fuego, pero
no se consumía” [Exodo, 3,2].
5°: en Egipto: “Yo he bajado, en Egipto, para liberar a
mi pueblo de las manos de los egipcios y hacerle subir de ese país a una tierra
buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar donde viven los
Cananeos, los Hititas, los Amorreos, los Perizeos, los Jiviveos, y los
Jebuzeos” [Exodo, 3,8].
6°: sobre el Monte Sinaí: “YHVH bajó sobre el Monte Sinaí, sobre
la cumbre de la Montaña. Y
YHVH llamó a Moisés a la cima del Monte” [Exodo, 19,20].
7°: sobre los Ancianos: “YHVH descendió en la nube y le habló;
y tomó del Espíritu que había en El y
lo puso sobre los setenta Ancianos. Tan pronto como el Espíritu se posó en ellos comenzaron a
profetizar; pero luego no consiguieron hacerlo más” [Números, 11,25].
8°: sobre el Mar Rojo: “El inclinó los Cielos y descendió, densas
nubes había debajo de sus pies” [II Samuel, 22,10].
9°: en el Santuario del Templo:
“YHVH me dijo: Esta puerta permanecerá
cerrada. No se abrirá, para que nadie entre por ella, porque YHVH, Dios
de Israel, ha entrado por ella; por eso permanecerá cerrada” [Ezequiel, 44,2].
10°: El vendrá en la Epoca de Gog y Magog: “Saldrá entonces YHVH y peleará contra aquellas Naciones, como
en otro tiempo peleó en los días de la Batalla (de la Atlántida). Sus pies se
posarán en el Monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al Oriente; y
el Monte de los Olivos se hendirá por la mitad hacia Oriente y hacia Occidente,
formando un valle inmenso: la mitad del Monte se apartará hacia el Norte y la
otra mitad hacia el Sur. Y YHVH será Rey sobre toda la Tierra. En aquel Día YHVH
será único, y único será su Nombre. Todo el país se cambiará en llanura,
desde Gueba hasta Rimmón, es decir, Granada, en el Négueb. Pero Jerusalén
prevalecerá” [Zacarías, 14,3].
– ¡Y
una vez entre el Pueblo Elegido! –agregó el Abad de Claraval:
11°: sobre el Messiah: “Apenas
bautizado Jesús, salió enseguida
del agua; y en esto se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de YHVH descender, como
una Paloma, y venir sobre él, mientras de los Cielos salió una Voz que
decía «Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido»” [Mateo, 3.16].
– ¡Tomad
nota, entonces, de otras dos veces más en que la Shekhinah descenderá a la Tierra! –aconsejó
Bera –. La 11°, que ha mencionado el
Abad, está signada por la letra Aleph (1), que rige la esencia del Aire: fue un
descenso pneumático, simbolizado por el ave del Estandarte de
Israel. Ello significa que el Cristianismo constituye un Holocausto de Aire para YHVH Shaddai:
La 12°, que ahora os
anunciamos, ocurrirá en la Peña
de Saturno, en Rus Baal, frente a Quiblón, cuando Quiblón busque allí la
Inteligencia de la Gran Madre Binah: será ése un descenso signado por la letra
Mem (13), que expresa la esencia del Agua. Ello
significa que el Descubrimiento de Quiblón constituirá un Holocausto de Agua para YHVH Shaddai.
Y la 13°, sucederá
durante el Gobierno Mundial del Pueblo Elegido, entonces la Shekhinah descenderá
sobre el Messiah, frente a Israel; y el Messiah será Uno con Israel; e Israel será Uno con la Shekhinah; e Israel será
Uno con YHVH; e Israel será YHVH: ¡Bendito sea el Misterio de Israel!; e Israel
Shekhinah acabará para siempre con todos los Gentiles, y con dos tercios de su propia sangre, propiciando el Juicio de
Din de Elohim Gibor, el riguroso Juicio de Geburah; e Israel Shekhinah cumplirá
la Sentencia
de YHVH Sebaoth, que ya ha sido pronunciada en los Cielos: será ése un
descenso caracterizado por la letra Sin (21), que
define la esencia del Fuego. Ello significa que la Sentencia del Juicio de
Din, del Juicio Final, constituirá un Holocausto de
Fuego para YHVH Shaddai.
Los cuatro Sacerdotes atendían con desmesurado interés las
palabras de los Inmortales, pero el más impresionado era el Gran Maestre del
Temple, responsable directo de la ocupación de Rus Baal desde el Convento de Nuestra Señora de la Rábida.
En el siglo II D.J.C., siempre
furtivamente, llegan Bera y Birsa a Huelva; pero esa vez no atacan a la Casa de Tharsis sino que se dirigen a Rus Baal, “a supervisar el Culto de Proserpina por encargo de Melquisedec”, un Supremo
Sacerdote de la Fraternidad Blanca. Luego de la partida de los Inmortales, el Templo de
la comarca de Palos comienza a ganar fama por los milagros que protagoniza la Diosa, el principal
de los cuales consiste en la cura de la hidrofobia: de todas las regiones de la
península, y aún de ultramar, acudían entonces los mordidos o infectados por
las mordeduras de perros para recuperar la salud perdida. Recién ahora, cuando
oyeron a Birsa decir “contra los perros, la ilusión de la rabia”,
comprendieron los cuatro Sacerdotes que aquellos milagros antiguos estaban relacionados con los
poderes de Bera y Birsa.
Un siglo después, en el año 159, el
misionero Ciriaco convierte al Culto
de Rus Baal en
cristiano por el simple trámite de identificar a Proserpina con la Virgen María, llamada desde entonces “Nuestra Señora de la Rábida”, puesto que la Diosa continuó
curando la hidrofobia. Pero entonces, como María “Madre de Dios”, Proserpina-Perséfone era ya imagen acabada de la Gran Madre hebrea Binah. El nombre “de la Rábida” fue, pues, quinientos años anterior a la
denominación, Rapta o Rápita con que los árabes señalaban la ermita
edificada en Rus
Baal, sobre los
cimientos de la antigua Capilla de Nuestra Señora de la Rábida. Producida la Reconquista, la
ermita pasó en principio a manos de los monjes solitarios de San Francisco, que
construyeron el Convento con sus dimensiones actuales, pero pronto fue
concedido por el Papa a los Templarios, quienes lo ocuparon hasta la disolución de su Orden. El Obispo
San Macario, para celebrar la liberación del Convento, hizo donación al soldado
Constantino Daniel de una escultura que la tradición atribuía al Apóstol San Lucas y que representaba a la Virgen María.
En el momento que estoy evocando, cuando
los Inmortales Bera y Birsa se hallaban reunidos con los cuatro Sacerdotes en el Castillo de Aracena, aquella escultura aún se encontraba en
el Convento de la Rábida, en Rus Baal, frente a la comarca de Palos.
DÍA 30
EL CULTO A LA VIRGEN DE LA GRUTA, ES REEMPLAZADO POR EL
CULTO A LA VIRGEN DE
LOS MILAGROS - ARBOL RIMMÓN SEPHIRÓTICO
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Bera & Birsa (runidos con sacerdotes
golen) ordenan el reemplazo de cultos (para limpiar la mancha dejada por la
vírgen de Agartha), para ello ordenan, a un monje escultor, esculpir a la Vírgen de los Milagros
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Los cuatro Sacerdotes de Jehová Satanás reflexionaban sobre el Anuncio de
los Inmortales: próximamente ocurriría la decimosegunda manifestación de la Shekhinah, muy
cerca de allí, en Rus
Baal; y Ellos serían
protagonistas de aquel extraordinario portento: ¡sólo otro Sacerdote de Israel
podría comprender el éxtasis que experimentaban los cuatro ante semejante
posibilidad! ¡Porque sólo el Alma
de un judío es capaz de comprender a la Shekhinah! El más
emocionado era el Gran Maestre del Temple:
– “¡Oh, qué gran honor, pensaba estremecido, que a mi
Orden se le haya confiado la custodia de tan sagrado lugar! ¡Dios mismo
descenderá ahora, en medio de los nuestros!”–. Y así por el estilo, cada uno daba
rienda suelta a sus fantasías rabínicas y Golen.
– ¡En
efecto, Sacerdotes! – aprobó
Birsa, adivinando el pensamiento de los presentes– ¡vosotros contribuiréis como nadie a ejecutar los Planes de Dios! Miles
de monjes Golen y de Doctores
hebreos trabajan para instaurar la Sinarquía Universal:
¡todos ellos gozan del favor de Elohim y serán recompensados magníficamente!
Pero sólo vosotros cuatro conocéis hoy el Anuncio de la Shekhinah: ¡y sólo a
Vosotros, y a quienes vosotros llaméis para colaborar, YHVH Sebaoth
considerará responsables del Holocausto de Agua que Quiblón le ofrendará en su día!
¡Alegraos, pues, Sacerdotes porque el Triple Holocausto de Quiblón, uno de los más sangrientos de la Historia, os será atribuido
si cumplís con la Misión
que os encomendaremos! ¡De ella depende que se realice el designio de YHVH;
sobre ella reposa, Sacerdotes, uno de los pilares de la Historia!
– ¡Ahora que el Mal
ha sido extirpado en Huelva, –prosiguió Bera– ahora que
la Sangre de Tharsis se ha convertido en lejía, os
encargaremos una Misión muy simple, cual es la de afirmar el Bien sobre la Tierra! ¡Y el Bien es YHVH!
¡Y YHVH sólo puede descender en Tierra Santa! ¡A vosotros corresponde,
Sacerdotes de YHVH, purificar la Tierra! –la mirada de Bera era interrogadora.
– ¡Sí,
–exclamaron Nasi y Benjamín al unísono–. Purificar la Tierra
es tarea de Sacerdotes! ¡Santificarla es facultad de YHVH!
– De
acuerdo, Sacerdotes: ¡Nosotros, los Representantes de Melquisedec, os ordenamos: purificad
esta tierra de Huelva, borrad todo vestigio del Misterio del Fuego Frío, limpiad la Mancha del Culto a la Virgen de la Gruta! Por sobre todo: ¡eliminad el recuerdo de esta tenebrosa Deidad!
Pues no habrá paz, ni en la
Tierra ni el el Cielo, y Rus Baal no será Tierra Santa, mientras
perdure la Presencia
perturbadora de la Virgen
de Agartha portando su Semilla Maldita.
– Naturalmente
–dijo Bera– que una expiación semejante sólo será efectiva si se
reemplaza a un Culto por otro. En consecuencia, os ordenamos, también,
implantar en todos los lugares necesarios el Nuevo Culto de la Virgen de los Milagros: ¡Ella iluminará con Su Fuego
Caliente las Tinieblas que derramó la Intrusa! Cuando los Gentiles le entreguen su
Corazón sin reservas, la
Intrusa será olvidada, se apagará el recuerdo de su abominación,
y la Tierra
quedará purificada: ¡entonces, y sólo entonces, descenderá la Shekhinah en Rus Baal!
– ¡Pero
ese Culto ya existe! –interrumpió el Gran Maestre del Temple–.¡Justamente
en la Rábida se adora a la Virgen de los Milagros,
la antigua Proserpina de Palos, Señora de la Rabia!
– ¡Os
equivocáis, Sacerdote! –aseguró Bera, sonriendo horriblemente–. Me estoy refiriendo a un Nuevo Culto que reemplazará también al que
vos mencionáis: el Culto a la Gran Madre Binah, a quien advocaréis
como Virgen de los Milagros para evitar que los Gentiles sospechen la sustitución,
pero que recibirá varios Nombres Sagrados, sólo conocidos por los Sacerdotes Iniciados, Golen y Rabinos. Me estoy refiriendo, pues, a la Virgen de la
Ciñuela,
o a la Virgen de
la Cinta,
o a la Virgen de
la Barca,
o a la Virgen del
Niño de Barro,
o a la Virgen del
Fuego Caliente.
– ¡Buscad
Sacerdotes, buscad ya al monje escultor que habéis hecho venir desde Francia!
El Abad de Claraval salió presuroso de la Biblioteca, y un
instante después entraba seguido del humilde monje cisterciense, que traía en sus manos un rollo de
pergamino y un tizón de carbón. El monje se detuvo frente a Bera, seguido del Abad,
y contempló aterrorizado el rostro diabólico del Inmortal.
– ¡Escuchad
bien, miserable! – le espetó Bera con los ojos llameantes de odio–. Os voy a hacer una advertencia: sobre lo que
veréis en este lugar, no hablaréis jamás a nadie. Cumpliréis vuestro trabajo y
luego os enclaustraréis de por vida en un Monasterio de clausura. ¡Y ni se os
ocurra desobedecer nuestro mandato pues la Tierra será chica para ocultar
vuestra traición! No obstante, no confiamos en vos y seréis vigilado día y
noche desde ahora. ¡Pero debéis saber, criatura mortal, que ni la Muerte os
podrá librar de Nosotros, pues a los mismísimos infiernos iremos a castigarte!
¿Habéis comprendido los riesgos que corréis?
El pobre monje se había arrojado al suelo,
a los pies de Bera, y temblaba como un perro asustado. – “N...no o…osaría traicionaros” –balbuceaba, sin levantar la mirada
de los pies de Bera, sin atreverse a ver nuevamente la amenaza mortal de sus
ojos.
– Mas
vale que digáis la verdad –dijo con ironía aquel Rey de la Mentira, que era
Bera–. ¡Levantaos, perro! – ordenó
con dureza– y observad la página de este
libro abierto. ¿Qué veis en ella?
Los cuatro sacerdotes se miraron entre sí, asombrados
de que los Inmortales mostrasen al monje escultor, que no era ni Teólogo ni Cabalista, y mucho menos Iniciado, un
dibujo secreto del Sepher Icheh. Tratando de serenarse, el imaginero se apoyó
con sus dos manos en el borde de la mesa rampa y observó la hoja indicada. Lo
que vio, pronto le hizo olvidar los amargos minutos anteriores y, él se lo
repetiría para sí mismo toda la vida, lo recompensó de los sufrimientos
padecidos hasta entonces. Por primera vez se sintió libre de culpas, sin
pecado, perdonado por una Piedad que venía de adentro del Alma, como si el Alma participase de un Jubileo Divino: y quien
inspiraba esa sensación de libertad anímica, esa seguridad de ser aprobado por Dios
y amado por Cristo, era la
Más Bella y Majestuosa imagen de la Madre de Dios que
el monje viera nunca; porque, desde luego, aquella Señora estaba viva; mientras
sostenía al niño en sus brazos, la Madre lo miró fugazmente, y fue en ese instante
que él se sintió perdonado, en paz, como si Ella le hubiese dicho – Anda, hijo de Dios, que yo intercederé para
que el Rigor de Su Ley, no sea recalcitrante contigo. ¡Cumple tu misión y
retrátame como me ves, en la
Plenitud de Mi Santidad, para que los hombres vean también el
Milagro que tú ves; cumple con todo tu talento y el Gran Rostro de Dios te
sonreirá!
– ¡Es
tan Bella! –gritó el escultor, completamente alucinado–. Sólo unas manos guiadas por la Gracia de
Dios, y una piedra bendecida por el
Altísimo, podrían realizar la Obra que se me pide. ¡Pero Yo pondré mis manos al
Servicio de Dios, y Vosotros, que sois poderosos, me proveeréis de la mejor piedra de alabastro del Mundo!
Y desplegando el pergamino junto al libro,
se puso a dibujar febrilmente el retrato de una Virgen con el Niño de novedosas
características. Los cuatro Sacerdotes lo miraban sorprendidos, pues era evidente que su visión no
provenía del libro Sepher Icheh, por lo menos de la hoja que estaba a la vista,
sino de otra realidad, de un Mundo Celeste que se había abierto ante sus ojos y
le había revelado la
Señora de su inspiración.
Con inusitada paciencia, los Inmortales
aguardaron una larga hora hasta que el monje pareció retornar a la realidad:
sobre la mesa, se hallaba completada la síntesis gráfica de la visión
sobrenatural.
–Eminencias:
ahora comprendo Vuestras reservas –dijo el tallista, aún emocionado–.
–Vosotros,
indudablemente con la autorización del Señor, me habéis permitido asomarme al
Cielo y contemplar a la Madre Santísima. Tened por seguro que aunque siempre lo
recuerde, y quede mi Obra como testimonio de esta visión, jamás saldrá de mi
boca el origen de la misma. ¡Como
lo habéis advertido al comienzo, os respondo de ello con mi vida! Empero –aquí entrecerró los ojos y
reflexionó en voz alta, para sí mismo– ¿qué
es la Muerte, frente a la posibilidad aún más aterradora de perder el favor de
la Madre de Dios, de fallarle a Ella? ¡Cumpliré! –dijo ahora gritando– ¡Oh, sí. Cumpliré. Por Ella Cumpliré!
– ¿Os
creéis capaz de tallar la estatua que necesitamos? –interrogó Birsa, sin muchas contemplaciones por el estado
místico del monje
escultor.
– ¡Oh
sí! ¡Pondré todo mi Arte, y la Inspiración Divina que ahora me embarga, para
dar el acabado más perfecto a esta imagen! –y señalaba los dibujos
esbozados a carbonilla sobre el fino cuero del pergamino.
En estos se exponía una Madre Sublime,
dotada de un bello rostro de rasgos israelitas y vestido de igual nacionalidad,
cubierta la cabeza con una mantilla larga, hasta más abajo de la cintura, y
sosteniendo al Niño con la mano izquierda, mientras en la derecha portaba un
cetro coronado con Granada. El cuerpo de la Madre daba la
impresión de estar levemente inclinado hacia la izquierda, quizá para dejar que
el Niño Divino ocupase el centro de la escena. El Niño, por su parte, miraba de
frente y bendecía lo observado con un gesto de la mano derecha, en tanto que en
la izquierda sostenía una sphaera orbis terrae.
Ambos, la Madre y el Niño,
estaban coronados: la
Madre lucía Corona de Reina, que el imaginero anotaba, debía
construirse de oro puro; y el Niño tenía sobre un aro de plata en halo, tres
flores de almendro separadas proporcionalmente: del sexto pétalo de cada
flor, brotaban nueve rayos, símbolo de los Nueve Poderes del Messiah. A los pies de la Virgen, diversos
símbolos, como caracoles y peces, indicaban la naturaleza marina de la
advocación: Ella misma se hallaba posada sobre las olas.
– Hasta
cierto punto confiaremos en vos, aunque igualmente seréis vigilado –amenazó
Birsa, luego de examinar el bosquejo–. Nos
agrada lo que habéis visto y lo que pensáis hacer. ¡Sois afortunado, Siervo de
Dios! Ahora retiraos a vuestra celda, que mucho tenéis para orar y meditar.
Momentos después estaban nuevamente los
seis reunidos frente al Sepher Icheh.
– ¿Qué
es lo que vio el monje, Oh Inmortales? De cierto que no ha sido esta figura de
la página lamed, – preguntó el Abad de Claraval.
– De
cierto que no, –respondió Birsa– Bera
ha hecho comer al escultor un grano de este fruto –y señaló la granada
Binah.
– En
efecto; –confirmó Bera– hemos
permitido al monje asomarse al Séptimo Cielo, al Palacio donde mora el Messiah, en los amorosos brazos de su Madre Binah. Y él ha visto a la Madre y al Messiah, a la Pareja Divina de los Aspectos
de YHVH que rigen el Séptimo Cielo: la Madre Binah, derramando la
Inteligencia creadora de YHVH Elohim con el Fuego Caliente de Su Amor; y el Soplo
de YHVH que es el Alma del Messiah, el Niño cuya Forma es la de Metatrón, cuya cabalgadura es
Araboth, las nubes, cuya ronda se realiza sobre las aguas de Avir,
el Eter, y cuya Manifestación es la Shekhinah, el Descenso de YHVH en
el Reino. Hemos hecho esto porque necesitamos que se represente esa visión
sobre una Primera Piedra, y se exhiba en la Rábida, en reemplazo de la estatua del Obispo Macario que custodian los Templarios. La talla se realizará en secreto
y, cuando esté lista, vosotros la sustituiréis con la mayor discreción.
Se afirmará
entonces, con más énfasis que nunca, que la misma es obra del Evangelista, que
el propio San Lucas la talló en el
siglo I. Es importante que así se haga porque Quiblón, algún día llegará a Rus Baal a confirmar su clave, que será S.A.M., es decir, Shekhinah,
Avir, Metatrón, la clave universal del Messiah: por la imagen nueva de la Virgen de los Milagros, él sabrá que allí
se manifestará la Shekhinah para dotarlo del Verbo de Metatrón a través de Avir, el Eter.
Como sabéis, esta
imagen del Arbol Rimmón Sephirótico, simboliza a Adam Ilaah, el Hombre de Arriba, también
llamado Adam Kadmon, el Hombre Primordial, es decir, la Forma Humana de YHVH,
la cual se reproduce en Adam Harishón, el hombre terrestre. En los
frutos del Divino Granado de la Vida están los Diez Nombres-Números
arquetípicos con los cuales El adoptó dicha Forma y dio existencia a todos los
entes creados. Estos
Nombres-Números llamados Sephiroth son el nexo entre la Unidad de YHVH
y la pluralidad de los entes: para YHVH, los Sephiroth son idénticos
y uno con El Uno; para el Mundo, los Sephiroth son distintos y dan existencia a
lo múltiple que constituye la realidad. Visto desde el Mundo, por Nosotros, los
Seres Creados, los Diez Sepiroth
emanan sucesivamente de El Uno sin dividirlo, y brotan del Arbol Rimmón.
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El primer fruto es Kether, la Corona de Ehyeh, el
Aspecto esencial de YHVH: bajo Kether recién está el Trono de Dios, el
Más Alto de la
Creación. Kether es el Santo Anciano, attiká kadisha,
o más aún, el Anciano de los Ancianos, attiká deatikim. El se sienta en
el Trono y hasta El solo llega Metatrón, quien a veces desciende hasta los
hombres, como habló con Moisés en el Sinaí, y los conduce ante el Anciano de
los Días. El es el que dijo a Moisés – “Yo
Soy El que Soy”, Ehyeh Asher Ehyeh [Exodo, 3,14].
El Poder de Ehyeh se extiende directamente
sobre los Seraphim o Serafines, Haioth Hakadosch, es decir, Almas Santas, Angeles Constructores del Universo.
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De Kether surge el segundo de los Sephiroth, la Sephirah Hokhmah, la Sabiduría
de Yah, el Dios Padre. La
Hokhmah es el Divino Pensamiento de todos los entes: nada hay
que haya existido, exista, o vaya a existir, que antes no estuviese en potencia
en la Hokhmah;
muchos son los granos de este Fruto, Padre de todos los frutos de la Tierra.
Esta misma imagen del
Arbol Rimmón es producto de la Sephirah Hokhmah, que en este caso se revela a sí
misma. Quien se hace presente en la Hokhmah, e introduce a los hombres en la esfera del
Padre, es Raziel, el Angel que escribió para Adán el Primer Libro de la Ley.
Pero la Sabiduría
del Padre cruza del canal dahat y se refleja en Binah, la Tercera Sephirah, cuya Inteligencia Divina es
necesaria para que se concrete la creación de los entes pensados. Binah es la Gran Madre
Universal: por Ella la Sabiduría del Padre produce los
frutos de los Mundos y del contenido de los Mundos. El Fuego Caliente de su
Amor Universal inunda el Eter Avir y transmite a todos los Mundos la Inteligencia de YHVH
Elohim, el tercer Aspecto de El Uno.
Bajo su Poder se encuentran los enérgicos
Angeles Aralim, que actúan en la esfera de Saturno, pero el Angel
principal, el que comunica al hombre con la Divina Madre, es Zaphkiel,
el que fuera guía de Noé, el gran navegante: Binah es, pues, Señora de
Marinos.
– Kether, Hokhmah y Binah constituyen el Gran Rostro del Anciano, Arikh
Anpin: los siete Sephiroth de Construcción que restan forman, a su vez, el Pequeño
Rostro de Dios, reflejo de El Gran Rostro y primer acceso a El Uno que el
hombre puede obtener partiendo de cualquier cosa creada.
– Los siguientes Sephiroth son Numeraciones emanadas de la Trinidad esencial
Kether, Hokhmah y Binah: Hoesed y Netsah, que se encuentran a la derecha
del Arbol Rimmón, son masculinas como el Padre; Din y Hod, femeninas
como la Madre,
fructifican a la izquierda del Granado. En la columna central de un tronco,
crecen los frutos neutros, que sintetizan los opuestos de las dos trinidades
sucesivas: Din, Tiphereth, Hoesed, creadora y productiva, y Hod, Yesod,
Netsah, ejecutora y concretadora de los entes. Por último, está en el centro
Malkhouth, el Reino, que refleja a Kether, la Corona, y es la
síntesis manifiesta de la
Forma de El Anciano de los Días: por el Reino desciende la Shekhinah a la Tierra, y el Reino
de Dios se concretará en la
Tierra cuando la Shekhinah tome la forma del Pueblo Elegido,
Gobernada por el Rey Messiah.
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El cuarto Sephiroth es, pues, Hoesed, la Gracia de Elohai,
Su Misericordia y Piedad. Es La Mano Derecha de YHVH y bajo Su
Poder se hallan esas criaturas de los Cielos llamadas Dominaciones o Hasmalim,
que actúan en la esfera de Júpiter. El Angel principal es Zadkiel,
que fuera guía de Abraham.
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El quinto Sephiroth es Din, el Rigor de Elohim Gibor. De este
fruto procede la Ley
de Dios, y sus granos son las Sentencias de Su Tribunal: todo acto humano, y
todo ente de la
Creación, deben someterse al Juicio, de Geburah, de Elohim
Gibor. Es La
Mano Izquierda de YHVH y bajo Su Poder están las
Potestades denominadas Seraphines, que influyen en la esfera de Marte.
Su Angel principal es Kamael, el protector de Sansón.
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El sexto Sephiroth es Tiphereth, la Belleza de YHVH.
Unido con las Sephirah Hoesed y Din conforman la tríada productora de los entes creados, Din, Tiphereth, Hoesed,
pero en realidad Tiphereth es el Corazón de YHVH, el asiento del Fuego
Caliente de la Gran Madre Binah. En Tiphereth, las Formas adquieren la
perfección arquetípica de la
Belleza Suprema: los actos de los hombres, inspirados en
Tiphereth, sólo pueden ser actos de Amor; y los entes creados, se hallan
religados entre sí por el Amor Universal que irradia el Corazón de YHVH.
En Tiphereth todo es Bello y Perfecto, porque la Sabiduría
Hokhmah de las cosas pensadas perfectas, y la Inteligencia Binah
de su concepción, producidas por la Gracia Hoesed y ajustadas al Rigor Din de la Ley, brillan en su Fruto.
Mas Tiphereth no es una Granada sino una Fresa, es decir, una Rosa, otra
parte del Mensaje Uno del Amor de YHVH hacia el Hombre Anímico. La Fresa Tiphereth se
transforma en Rosa cuando el Corazón del Hombre terrestre alberga el Fuego
Caliente de la Pasión
Animal. Bajo Su Poder se encuentran los Angeles que operan a
través de la esfera del Sol, las Virtudes llamadas Malachim. Y existen aquí dos
poderosos Angeles: uno, Rafael, que fue guía de Isaac; y otro, Peliel, que
dirigió el destino de Jacob. Actúan también aquí unos Angeles que deberían
estar más alto: son los Seraphim Nephilim que los Atlantes blancos acusan de “Angeles Traidores”,
pero que en verdad sirven a YHVH con enérgica dedicación, llevando adelante sus
Planes de progreso humano y favoreciendo la creación de la Sinarquía Universal
del Pueblo Elegido. Ellos fundaron la Fraternidad Blanca
y fijaron su residencia en el Corazón de YHVH; y de Ellos depende la Jerarquía Oculta de
Sacerdotes de la Tierra.
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El séptimo Sephiroth, Netsah, revela la Victoria de YHVH
Sebaoth, el Dios de los Ejércitos Celestes. Es La Columna Derecha
del Templo, Jaquim, y bajo Su Poder están los Principados o Elohim,
los Angeles que influyen desde la esfera de Venus. Cerviel, el Angel director de
David, la preside.
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El octavo Sephiroth es Hod, la Gloria de Elohim
Sebaoth, la Columna
Izquierda del Templo, Boaz. Domina a los
Arcángeles Ben Elohim, que se expresan desde la esfera de Mercurio:
Miguel, el inspirador de Salomón, es aquí el Angel principal.
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El noveno Sephiroth es Yesod, el Fundamento de la Creación de YHVH
Saddai, el Todopoderoso. Es el órgano reproductor de YHVH, y, conjuntamente
con Netsah y Hod, compone la última tríada constructora o ejecutiva: Hod,
Yesod, Netsah. Su Poder abarca a los Angeles conocidos como Querubines,
que se manifiestan desde la esfera de la Luna, y su Angel
principal es Gabriel, protector de Daniel.
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Y el décimo Sephiroth es Malkhouth, el Reino de Adonai Melekh,
el Señor Rey de la
Creación, reflejo último del Anciano de los Ancianos. Por eso
bajo Su Poder se sitúan todos los miembros de la Jerarquía Oculta y
de la Fraternidad Blanca, los Issim
del Pueblo Elegido. Y por eso su Angel principal es Metatrón, el Alma del Messiah. Malkhouth es la Madre Inferior,
como Binah es la
Madre Superior, mas, si el descenso de la Madre Inferior se
exterioriza en el Pueblo Elegido, éste pasa a ser la Shekhinah, la Esposa Mística
de YHVH.
DÍA 31
EL MISTERIO DE LA PIEDRA DE FUEGO
Todo esto, vosotros
lo conocéis bien
–agregó Bera, que era quien estaba describiendo el dibujo del Sepher Icheh– pero he repetido lo esencial para evitar malentendidos,
pues enseguida explicaremos el Misterio de la Piedra de Fuego.
Semejante
explicación, que fue a Nos solicitada por el Gran Maestre
del Temple, requiere la comprensión previa y exacta
de la Obra de El Uno, de la Creación de YHVH, de Su Manifestación en lo Creado como Arbol Rimmón de los
Principios inmanentes y absolutos, de su triple principio de la acción
inmanente, Shekhinah, Avir, Metatrón.
Suspiró, aliviado, el Gran Maestre, quien
ya temía que la explicación pedida no llegase nunca.
– Observad
las raíces del Granado de la Vida: surgen del décimo Sephiroth, el Reino, que lleva en su tronco el Signo de la Almendra. Como
el candelabro Menorah, las raíces son siete y culminan en los cálices de la
flor de Almendra, donde se asoman al Mundo terrestre los Ojos de YHVH,
los Ojos que nunca duermen, los Ojos que lo ven todo, los Ojos que viera el
Profeta Zacarías.
Estas raíces ópticas
del Arbol de YHVH representan a Israel Shekhinah, al Pueblo Elegido, siendo Uno
con El Uno, es decir, muestran la concreción del Plan, muestran al Pueblo
Elegido ejerciendo el Gobierno Mundial en Nombre de El Uno: en verdad, será el inefable Uno quien se
mostrará en la Shekhinah de Israel al Final del Tiempo.
– Dijo
el Profeta: –prosiguió Birsa– “Así
dice YHVH: el Cielo es mi Trono, y la Tierra la Piedra de Fuego bajo mis pies”. YHVH descansa, pues, sus pies, las raíces del Arbol
Rimmón, sobre una Piedra de Fuego que no es otra más que el Alma del Messiah, manifestada en la Shekhinah: esa
Piedra terrestre, es la réplica
de Metatrón, el Hombre Celeste, Arquetipo de todos los hombres de barro caliente.
Porque esa Piedra de Fuego, que
estaba desde el Principio de la Creación, pero que no fue empleada por los Constructores, encajará con justeza al Final
del Tiempo, cuando el Tiempo sea terminado y se constituya en Piedra Angular, Clave de Bóveda de todo
el edificio: “La Piedra que el Cantero desechara, se ha tornado Piedra Angular” [Salmo, 118,22].
¿Y dónde se asienta
esa Piedra de Fuego, el Alma del Messiah, Metatrón, que es modelo de todos
los hombres de barro caliente? Según el Profeta: “Por eso, dice Adonai YHVH: Aquí estoy Yo
poniendo en Sión el cimiento de una Piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental,
cimentada; quien crea, no se moverá de aquel cimiento” [Isaías, 28,16].
Los hombres
mortales, Piedras de Barro, serían al Final como la Piedra de Fuego, como Metatrón, el Hombre Celeste;
serían así cuando el Templo estuviese listo, y cada uno ocupase su lugar en la
construcción, de acuerdo al modelo del Messiah; serían así en los días en que el Reino de YHVH se
concretase en la Tierra;
y reinase el Rey Messiah; y la
Shekhinah se manifestase como el Pueblo Elegido. Porque sólo para
Israel ha creado YHVH el
Reino y el Rey: ningún pueblo Gentil ha sido nunca un verdadero Reino, aunque
lo haya parecido, ni ha existido un verdadero Rey, fuera del Pueblo Elegido:
por eso el Nombre Melquisedec, del Supremo Sacerdote de nuestra Orden,
significa en realidad “El que destrona a los Reyes” y no “El Rey de
Sedec” como hemos hecho creer a los Gentiles.
Melquisedec, y los
que pertenecemos a su Orden, hemos de destruir todo falso Reino y todo falso
Rey antes de que se reproduzca en la
Tierra el verdadero Reino de YHVH, Malkhouth, con el Gobierno Mundial del Pueblo Elegido.
Sin embargo, Sacerdotes, el Plan de Dios ha sido
trastornado y ahora será necesario sacrificar a los hombres de barro en un Holocausto de Fuego, al Final del
Tiempo, justamente cuando el Templo esté levantado y el Reino se realice en la
Shekhinah de Israel: como Os aseguramos, la Piedra de Fuego deberá ser lavada con lejía para borrar su Señal Abominable. La Piedra de Fuego, que era un Arquetipo Puro al
Principio del Tiempo, se multiplicó, sin perder su singularidad en El Uno que
caracteriza a todos los Sephiroth: y cada Piedra de Fuego, idéntica a la del Principio, era un Alma que alcanzaría la perfección al Final,
al ser como todas Una con El Uno; el hombre de barro llegaría así a ser Piedra de Fuego, semejante a Metatrón:
para ello sólo debería cumplir la Ley y desplazarse en el Tiempo hacia el
Final, donde estaba la Perfección. Pero he aquí que Ellos, los Seraphim
Nephilim, creadores de la Fraternidad Blanca, grabaron el Signo Abominable en
la Piedra de Fuego sobre la que cada Alma de los hombres de barro se asienta. Y el Signo Abominable enfrió
la Piedra de Fuego, Aben Esch, y la quitó del Final. Entonces, Sacerdotes, la Piedra que debe ser lavada con lejía al
Final, es la Piedra Fría que no tendría que estar donde está, porque no fue puesta al
Principio por el Creador Uno.
Piedra Maldita, Piedra de Escándalo, Semilla de Piedra: Ellos la plantaron después del
Principio en el Alma del hombre de barro
y ahora se halla en el Principio. El Tiempo es el constante fluir de la
Conciencia de El Uno: entre el Principio y el Final del Tiempo está la
Creación; y al Final del Tiempo está la Perfección del
Alma como Piedra de Fuego. Es la Voluntad de YHVH que
el Alma alcance la Perfección Final según el modelo de
Metatrón. Pero ahora el Alma no puede ver a la Piedra Fría que lleva hundida en su seno. No la percibe hasta que ella se
atraviesa en su camino y se convierte en Piedra de Tropiezo para el Alma, en Obstáculo Insalvable para alcanzar el Bien de la Perfección Final. Sin la Semilla de Piedra en el Alma del hombre de barro no habría habido
Mal ni Odio hacia la Creación, la evolución se hubiese realizado por la Fuerza del Amor al creador, la Perfección Final hubiera estado asegurada para toda Alma Creada: ahora ese Plan de YHVH será
imposible de cumplir, y el Juicio Din del Anciano de los Días determina que sólo quienes alcancen el Bien de la Perfección Final, en cualquier
Tiempo, lleguen vivos al Final del Tiempo; en cambio los contaminados por el
Mal, los hombres de barro cuyas almas incuben, aún sin saberlo, la Semilla de Piedra, serán disueltos y transformados en lejía, para lavar con ella el
Signo Abominable en la Piedra de Fuego.
– Sí,
Sacerdotes:
–continuó Birsa– Ehyeh creó todos los
seres, incluida la Piedra. A ella la extrajo del
Fuego Caliente y por eso la designó como “Piedra de Fuego”. Y puso a todos los Seres Creados en el Devenir del Tiempo, que es
el Fluir de Su Conciencia: porque antes del Principio no existía nada creado salvo el inefable Ser Supremo. El
Espíritu de El Uno salió al
Principio del Ein Sof, el Infinito Actual, que representa la nada para
todas las Almas creadas. Así El
Uno, que surgió también de esa nada, sacó de ella los Seres Creados, el primero de los cuales fue el
Fuego Caliente, creado el primer Día: dio
así Principio al Tiempo. El Alma del hombre de barro, creada luego, comenzó a evolucionar desde
entonces, en dirección a la Perfección Final. Mas esa evolución era muy lenta.
Para acelerarla vinieron los Seraphim Nephilim con el consentimiento de El Uno;
también surgieron de Ein Sof: a tales Angeles, nuestros enemigos denominan “Dioses Traidores”. Lo cierto es que Ellos
extrajeron de la nada el Abominable Signo No creado y lo grabaron en la Piedra Caliente:
y ese fue el Origen del Mal. La Piedra
Señalada se transformó por ese Signo en “Piedra Fría” y se trasladó instantáneamente
al Principio del Tiempo, retrocedió a la nada inicial para sostener una
existencia abominable fuera del Tiempo. De entre los Seres creados, de entre las Piedras Creadas, la Piedra Fría rechazó el Orden de la Creación, se rebeló a la Voluntad de El Uno y se
declaró Enemiga de la
Creación. Quienes habían introducido el Signo No Creado en el Mundo, plantaron la Piedra Fría en el Alma del Hombre como Semilla de Piedra, para que creciese, madurase y fructificase, para que la fuerza
de su desarrollo elevase al Alma rápidamente a la Perfección Final. Pero aquella Semilla, como
dijimos, produciría un Fruto extremadamente hostil hacia el Dios Uno y Su
Creación: un Fruto que sólo aceptaría existir fuera del Tiempo, antes del
Principio, un Fruto que sólo ansiaría abandonar el mundo de los Seres Creados y perderse en la nada original;
un Fruto que no podría ser previsto por el Alma porque su Semilla permanecería invisible desde el Principio; un
Fruto al que denominarían “el Yo”. Y la causa de ese Fruto no sería la Piedra Fría, ni la Semilla
de Piedra, sino esos habitantes
del Abismo a los que conocéis como Espíritus Hiperbóreos. Ellos son nuestros verdaderos enemigos, mas, afortunadamente,
sólo pueden manifestarse en el Alma del hombre mediante la Piedra Fría; comprenderéis, que aquello que los encadena al Alma del hombre, sin que Ellos lo
adviertan, es la Piedra Fría en el Principio.
Empero, si la Piedra Caliente fue extraída del
Fuego Caliente, el Fuego Frío, contrariamente, ha brotado de la Piedra Fría: por ese Fuego Increado la
Estirpe Maldita de Tharsis, que acabamos de exterminar, escapó durante siglos a nuestro
control e infectó al mundo con Hombres de Piedra que pretendieron destruir las bases del Culto.
Al parecer, los Seraphim Nephilim no contaron con que el Fuego Frío brotaría de la Piedra Fría y revelaría a los hombres luciféricos lo que Ellos denominan “Negrura
Infinita de Sí Mismo”; por eso es necesario, desde que tal odioso Misterio
fue posible, evitar en el Futuro que la Semilla de Piedra madure y fructifique, que nazca el Niño de Piedra que recibirá la revelación del Fuego Frío y apagará el Fuego Caliente del Corazón; es necesario lavar la Piedra Fría con Lejía para que recupere el Fuego Caliente, el Fuego que jamás debe abandonar
el Corazón del hombre. En verdad, Sacerdotes, aunque Ellos culpen a El Uno, y a sus
representantes terrestres, de la desgracia que los aqueja, fueron los Seraphim Hiperbóreos, los que moran en el corazón de YHVH,
Tiphereth, quienes
conservan el
encadenamiento espiritual; cierto que éstos obraron con el consentimiento de El Uno y nadie
sabe cuándo ni para qué los creó, ni por qué les otorgó, también, el Poder de
extraer seres de la nada. A menos que se conceda crédito a lo que Ellos mismos
afirman: que no son Seres Creados por El Uno sino que proceden, como Ehyeh, de un Mundo existente
Más Allá del Ein Sof; y que su naturaleza espiritual es igual a la de El Uno. Pero creerles a Ellos sería
cometer la más grande herejía contra la Hokhmah del Maestro
del Todo, pues ¿acaso no declaró el Uno mismo su Unidad Absoluta y Excluyente?:
“¿A quién me compararéis que se me
parezca?, dice el Santo Anciano. Levantad a lo alto vuestros ojos y mirad:
¿Quién creó todo aquello?” [Isaías,
40,25].
“Así dice YHVH, Rey de Israel, su
Redentor, YHVH Sebaoth: Soy el Primero y el último, y fuera de mí no hay ningún
Dios. Vosotros sois mis Testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No hay otra Piedra; Yo no la conozco” [Isaías, 44,6].
“Vosotros sois mis testigos, dice YHVH,
pues sois el Pueblo Elegido por Mí para que sepáis y comprendáis que Yo Soy,
Ehyeh. Antes de Mí ningún Dios existió, y después de Mí no lo habrá. Yo, Yo Soy
YHVH, y fuera de mí no hay Salvador. Yo Soy Dios desde siempre y también desde
hoy Soy el mismo, y no hay quien escape de mi mano: haré lo que quiera ¿y quién
lo cambiará?” [Isaías, 43,10].
Sí, Sacerdotes; no debemos dudar de El Uno. Pero tampoco olvidar que los Seraphim Hiperbóreos fundaron la Fraternidad Blanca a la que todos pertenecemos y en
cuya Jerarquía hemos alcanzado el Más Alto Sacerdocio.
En síntesis, de acuerdo a los planes de los Seraphim Nephilim, mientras la Semilla de Piedra se desarrollase, el Alma
del hombre de barro evolucionaría indudablemente acelerada en
dirección de la
Perfección Final.
Pero la realidad contradijo estos planes: aquel Germen del Mal, al Fructificar, lejos de impulsar al Alma a elevarse hacia la Perfección Final, la hundiría en el Terror de Abismos sin Nombre, en la Eternidad de una Negrura Infinita. Al fin, la Semilla de Piedra terminaría dominando al Alma del hombre de barro y convirtiendo a éste
en un Enemigo del
Creador y de la Creación,
endureciendo su Corazón y tornándolo un ser carente de Amor, transformándolo en
un Hombre de Piedra. Es por eso que Nosotros, los Sacerdotes Perfectos, debemos propiciar el Holocausto de Fuego, que lave con lejía al Final la Señal Abominable en
la–Piedra–que–está–plantada–en–el–Alma–del–Hombre–de–Barro. –concluyó Birsa.
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Inmediatamente, Bera agregó lo siguiente:
–Durante milenios, en el Continente
hundido de la Atlántida,
que los Gentiles jamás deben saber que existió, los Sacerdotes de El Uno lucharon contra el efecto hostil
que la Piedra Fría causaba en el Alma de los hombres de barro. Se procuraba,
por diversos medios, que el Espíritu
Increado, encadenado al Alma por la Piedra Fría, olvidase su Origen, más allá del Ein Sof. Y los resultados fueron
alentadores pues, finalmente, la sangre de los hombres de barro se había
degradado de tal modo, que el Espíritu
Increado era incapaz de orientarse hacia la Piedra Fría que le revelaría su Origen Divino. Hubo entonces una Edad de Oro
Cultural, en la que otro Pueblo Elegido, semejante a Israel, instauró la Sinarquía Universal
y se preparaba para el Reino de la Shekhinah.
Fue en ese momento que algunos Hombres de Piedra, que escaparon al exterminio a que los
sometían los Sacerdotes y los Seraphines Nephilim, consiguieron
atraer en su ayuda a otros Serafines, llamados “Hiperbóreos”, quienes ingresaron al Universo Creado a través de la esfera de Venus. El más terrible de esos Serafines fue el
conocido como Lúcifer, Phósphoro, o Héspero, ya que, enfrentando a todas las
Legiones Celestes de YHVH Sebaoth, se precipitó a la Tierra para legar su propia
Corona al Espíritu, encadenado en los hombres de
barro. Dejó aquí, pues, la
Maldita Gema del Gral, que tiene el Poder de impedir que
el Espíritu olvide su Origen. Hecho esto, regresó por donde había
venido, pero dejando tras de sí los gérmenes fertilizados de las Estirpes luciféricas
contra las que aún combatimos, en todo semejantes a la Casa de Tharsis que acabamos de exterminar.
Y serían esas Estirpes condenadas por YHVH,
especialmente las surgidas de la
Raza Blanca, las que ya no
olvidarían el
Origen, las que se
propondrían germinar la
Semilla de Piedra
en todos los hombres de barro, las que desatarían la rebelión contra la Ley de YHVH y el odio a
la Creación. Y
así fue como se llegó inevitablemente a la Batalla de la Atlántida, que finalizó
con una catástrofe planetaria. Sin embargo, el mayor Mal todavía no había
ocurrido: éste sobrevino por causa de Lúcifer y de esa Mujer, La Intrusa Ama, que fue capaz de ingresar en la
esfera de Venus y obtener el Secreto de las
Semillas de Piedra. Sí Sacerdotes: el Serafín Lúcifer entregó a La Intrusa la Espiga de las
Semillas de Piedra, que hasta entonces sólo poseían
los Seraphim Nephilim. Y a su regreso el Mayor Mal se abatió sobre los hombres
de barro, pues La Intrusa
eligió a los más valientes y comenzó a plantar en sus corazones la Semilla de Piedra que apaga el Fuego Caliente de la Pasión Animal, el
Amor de la Gran Madre Binah: cada Semilla de Piedra sería un Guerrero Sabio, un Hombre de Piedra situado fuera de la Ley de YHVH, en lugar
del hombre idéntico a Metatrón que estaba destinado a ser al Final del Tiempo. Con
su acto incalificable, La
Intrusa, La Virgen
de Agartha, ofendió profundamente a la Gran Madre Binah, a quien arrebató el Amor de numerosos
Hijos: por eso es que se debe purificar esta tierra de Huelva, que por tantos
siglos ha estado dedicada a su Culto Impío.
Sólo así descenderá la Shekhinah en Rus Baal.
Ella, Sacerdotes, es Nuestro Más Poderoso Enemigo, su Mal
está por encima de todos los males; su Hostilidad hacia la Creación, supera a la de cualquier
Hombre de Piedra; su Valor para enfrentar a El Uno
sobrepasa al del Guerrero Sabio más valiente: frente a Ella, y a su Misterio
Infinito, todos tiemblan de Terror; y tras el Terror y la Muerte, sólo sobreviven los
Espíritus Increados, que son de su misma esencia Hiperbórea. Ella regresó de Venus, portando la Espiga de las Semillas de Piedra y trayendo en su vientre al Demonio de la Guerra, a Navután, su Hijo Increado. Todo fue una conjura del Serafín Lúcifer: El quiso que Ama tuviese un Hijo de Piedra, un Hijo que se pusiese al frente de la Raza Blanca
y fundase para sus miembros un Misterio; y que los Iniciados en ese Misterio adquiriesen la Inmortalidad y
recibiesen en su Corazón la
Semilla de Piedra
de la Virgen
de Agartha.
–¡Mirad el Sepher Icheh! –ordenó Bera, a
quien esta parte de la
Historia producía una extraña mezcla de Odio y Terror–. Aquí
se auto-crucificó Navután, – señalaba las ramas que iban
desde el tronco hasta las Granadas Hoesed y Din–.
El As estuvo sujeto del Brazo Derecho y
del Brazo Izquierdo del Santo Anciano, bajo su Gran Rostro y sin advertir que la Piedra de Fuego, Aben Esch, pendía sobre su
cabeza. Nueve noches agonizó en la
Cruz de Rimmón hasta que Frya, un Demonio Femenino tan
terrible como Ama, salió de su ojo y averiguó el Secreto de la Muerte. Mas, para
poder revelarlo a Navután, que acababa de morir, tuvo
que comer un grano de la granada Hokhmah y transformarse en perdiz:
entonces bailó para Navután la danza coja que permite salir
del Laberinto de Ilusión de la
Muerte; empero, aquel alimento la encadenó a la Ilusión, como a Perséfone, y no pudo regresar ya al Origen de donde había acudido para salvar a su
Esposo. Es así que Frya, un nuevo Enemigo de la Creación, se quedó junto
a Vides, el Señor de Agartha, la guarida de los Demonios Increados, y junto a Navután su Esposo, para llevar adelante la Guerra Esencial contra El Uno.
Navután, por su parte, resucitó y reveló a los
miembros de su Raza el Secreto de la
Muerte mediante el Misterio del Laberinto, en cuyo curso los Iniciados reciben en su corazón la Semilla de Piedra de la Virgen de Agartha y pueden convertirse en Hombres de Piedra. Discípulos de Navután fueron los Atlantes blancos, que sembraron el Mundo de Piedras impías, los que abrieron las puertas
de las Mansiones Celestes para tomarlas por asalto.
Por eso, ¡no olvidéis, Sacerdotes, las condiciones del Pacto Cultural! Los Hombres de Piedra son nuestros más terribles Enemigos
porque se han propuesto impedir la concreción de los Planes que YHVH ha
dispuesto para la Humanidad:
pero también lo son las Piedras de los Hombres de Piedra. No olvidéis que se deben destruir sus Piedras malditas pues en ellas podrían haber Semillas
de Piedra, gérmenes de seres inconcebibles
que podrían fructificar y nacer en determinados momentos de la Historia. No olvidéis
que la Piedra Fría está siempre fuera del Tiempo, más allá
del Principio de los Seres Creados,
invisible para Nuestras Almas
pero pronta a manifestar su hostilidad esencial cuando la oportunidad,
es decir, el kairos, lo permita: ignoramos, pues, si de este o de aquel Meñir ha de surgir un Hombre de Piedra, pero en todo caso debemos destruirlo. No
olvidéis que libramos la
Guerra Esencial
contra el Enemigo de la Creación,
que la nuestra es la guerra entre la
Lejía y la Piedra Fría, entre el Fuego Caliente y el Fuego Frío, entre lo Creado y lo Increado, entre el Ser y la Nada.
Birsa retomó la palabra para referirse
exclusivamente a la misión que los Inmortales dejaban a los Sacerdotes. La reunión ya tocaba a su fin y transcurrirían
muchos años antes de que Ellos regresasen: quizás, entonces, como antes, como
siempre, habría otros Sacerdotes para recibirlos. No debían, pues,
perder palabra alguna de las que decían Ellos, ya que nadie podría repetírselas
luego. Y el error, en la
Orden de Melquisedec, se pagaba muy caro.
–Ya conocéis, en parte, vuestra misión,
–concedió Birsa–. Os dedicaréis con todos vuestros poderes e influencias a
purificar esta región de Huelva. La
Casa de Tharsis ha sido destruida y, aunque no hemos
recuperado la Piedra de Venus, tampoco será utilizada en contra
nuestra. Esa era una de las últimas Piedras
de Lúcifer, que permitían a los Iniciados Hiperbóreos orientarse en el Laberinto de la Ilusión de la Vida; sin ellas a la mano,
tranquilo podrá estar el Guardián del Laberinto, YHVH Adonai: sólo los Sacerdotes de Israel conocen la danza coja que
señala la Salida. Sacerdotes: ¡el Enemigo está
casi derrotado! ¡la Sinarquía
del Pueblo Elegido pronto será una realidad, pronto descenderá la Shekhinah, pronto
reinará el Rey Messiah! ¡Ya se vislumbra el Holocausto
de Fuego! ¡Quiblón vendrá a Rus Baal a buscar a la Gran Madre Binah y exhibirá su Nombre S.A.M.,
Shekhinah, Avir, Metatrón; y Ella, amorosamente, plantará en su corazón la Semilla de Barro del
Pardes Rimmonim, el Germen de Metatrón que será al Final Piedra de Fuego, Alma Perfecta del Pueblo Elegido!
¡Derribad sin miramientos los Altares de la Impostora! ¡Quitad
de su mano la abominable Espiga del Odio! ¡Que nadie recuerde su Sacrilegio
Esencial, sus Semillas de Piedra
condenadas por YHVH! ¡Destruid sus lugares de Culto y sus Imágenes, matad hasta su memoria y, desde luego,
quemad hasta las cenizas, y fabricad lejía con ella, a todos aquellos que crean
en la Virgen
de Agartha y ambicionen la Semilla de Piedra! ¡Sed duros, Sacerdotes, porque el Enemigo lo merece!
¡Levantad en cambio altares para la dulce Madre Binah! ¡Colocad en su mano la magnífica Granada
del Amor de YHVH! ¡Que todos conozcan su Sacrificio Esencial, ser
depositaria de las Semilla de Barro bendecidas por YHVH!
¡Construid lugares para su Culto e invocad sus Imágenes, generad en el
pueblo memoria de Ella y, desde luego, premiad con las mayores dispensas a
todos quienes crean en la
Virgen de los Milagros, o de la Rábida, o de la Ciñuela, o de la Cinta, o de la Barca, o del Niño de Barro,
o del Fuego Caliente! ¡Sed efectivos, Sacerdotes, porque los Planes de YHVH lo requieren!
En resumen, comenzaréis por sustituir la
estatua del Obispo Macario por la nueva escultura de Nuestra Señora de los
Milagros, que tallará el monje de acuerdo a la visión del Sepher Icheh. A esa
escultura la instalaréis en el Convento de Nuestra Señora de la Rábida, pero de inmediato os abocaréis a
la tarea de propiciar la edificación cercana de un gran santuario dedicado a la Virgen de la Cinta: el mismo deberá
albergar a una Hermandad de marinos y propietarios de Naos, quienes solicitarán
su protección y se congregarán en torno de su Culto. El sitio ideal será un cerro cercano al Mar, desde donde
se divise la ría del Odiel, la Ciudad de Huelva, Palos, La Rábida y Moguer. Y la imagen que allí se
adorará, será muy semejante a la que ha visto el monje escultor, pero dotada de mayores atributos
sagrados: la Gran Madre Binah exhibirá en su mano izquierda la Ciñuela, es decir, la Granada ácida de la Vida Cálida, partida
en forma de vulva y mostrando por su abertura los granos de las Semillas
de Barro; con la mano derecha sostendrá al Messiah, quien aparecerá completamente desnudo
salvo sus pies, que tendrá cubiertos con borceguíes para disimular la renguera
de Dionisio. La mano izquierda del Niño Divino estará dirigida hacia la Granada, mientras con la
derecha sostendrá la cinta sephirótica, el cordel con las diez medidas
del Universo, el símbolo de los navegantes de ultramar. Pero en el vestido de la Madre de Dios, bien visible
y contrastado, deben estar las letras hebreas del Nombre de Quiblón, S.A.M., es decir, Samekh, Aleph,
y Mem. Por último, sobre la imagen de la Virgen de la Cinta, retrataréis a dos de
los Seraphim Nephilim, sosteniendo con sus manos el Símbolo Céltico de la Llave Kâlachakra.
Haréis también otras imágenes y esculturas
inspiradas en las recientes descripciones. Pero tened presente que, en todo
caso, al Niño Messiah se lo debe despojar del sacrílego
libro que ostenta el Niño de Piedra
de la Virgen
de Agartha, el Libro de la Sabiduría Hiperbórea: en su lugar, pondréis una sphaera
orbis terrae, como símbolo del Poder Universal que el Rey Messiah alcanzará en el Reino de Israel
Shekhinah. Parecidas a ésta, pues, serán las imágenes y esculturas que
distribuiréis en todos los sitios que fuesen necesarios.
Y ahora, ¡atención, Sacerdotes!, pues Os profetizaremos por última vez.
Oíd este Mensaje, que se cumplirá en
cualquier tiempo y lugar porque es Palabra de YHVH: Dice YHVH Sebaoth: Vendrán
días de Gloria para el Pueblo Elegido.
Yo descenderé, Shekhinah, sobre él y
Reinaré, en medio del Holocausto de Fuego en que se consumirán los impíos. Y en
esos días, cuando la Gloria,
y la Victoria,
de Israel estén cercanas, Yo enviaré una señal inequívoca de que la hora ha
llegado: Esa Señal será la caída de Granada, la Mansión de los Judíos. En
verdad siempre será Granada la que marque esta hora.
Granada, que estará entonces poseída por un
Reino decadente, será conquistada por un naciente Imperio. Se ofrendará después
el Triple Holocausto de Pueblos Gentiles; y luego Yo bajaré; y comenzará la Gloria y la Victoria de Israel. Quiblón, cuya Voz cierra la Puerta de los Infiernos y abre
la Puerta de
los Cielos, me ofrendará el Triple Holocausto y me Anunciará, y Anunciará así La Hora de Israel.
– ¡Alegraos, Sacerdotes de YHVH Sebaoth, que hoy la Estirpe de Tharsis ha sido exterminada y Nosotros os
Anunciaremos la próxima Shekhinah!
¡Cumplid, cumplid con firmeza y exactitud
nuestras órdenes, y pronto vendrá Quiblón
para recibir el Verbo de Metatrón y celebrar el Triple Holocausto aguardado por
YHVH! ¡Que la
Victoria Netsah de YHVH Sebaoth os acompañe!
– saludó Birsa.
– ¡Y que la Gloria Hod de Elohim
Sebaoth corone vuestros esfuerzos! –se despidió Bera.
Al día siguiente, los Inmortales habían
partido hacia Shambalá, dejando a los cuatro Sacerdotes sumidos en sombrías cavilaciones. Desde
luego, la diabólica arrogancia de Bera y Birsa se habría aplacado un tanto si
hubiesen sospechado siquiera que aún existían Señores de Tharsis con vida y que la Estirpe Condenada,
como el Ave Fénix, renacería de sus propias cenizas en la Casa de Tharsis.