lunes, 27 de noviembre de 2017

SÍNTESIS GENERAL DE LA SABIDURÍA HIPERBÓREA

Día 43
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:

La posibilidad de instaurar la Sinarquía Universal en la Edad Media se había esfumado en las Hogueras de la Inquisición. El Enemigo tardaría setecientos años antes de acertar, en la Epoca actual, con otra posibilidad semejante. Aquí sería, pues, el momento de abandonar el tema de la Sinarquía Medieval y continuar con la historia de la Casa de Tharsis que, como adelanté reiteradas veces, se trasladaría en parte a América y fundaría el linaje del cual desciendo. Sin embargo, Estimado y atento Dr. Siegnagel, es mi deseo que consiga Ud. comprender con la mayor profundidad posible la Sabiduría Hiperbórea, porque ella es la causa verdadera del drama de la Casa de Tharsis.
Sé que en muchas partes la narración de la historia de la Casa de Tharsis ha quedado oscurecida por la ausencia de detalles, por lo desconocida que resulta al profano la Sabiduría Hiperbórea. Por eso, antes de continuar con el relato, me tomaré unos Días para exponer una “Síntesis General” de lo ya visto sobre la Sabiduría Hiperbórea: fundamentalmente, procuraré aclarar las principales ideas mencionadas o referidas hasta ahora. Creo que la mejor manera de lograr este objetivo será describir cuatro conceptos de la Sabiduría Hiperbórea y definirlos mediante un lenguaje accesible para Ud. Tales conceptos son:
- “La Cultura es un arma estratégica enemiga”,
- “El Yo, en el Hombre Creado, es un producto del Espíritu Increado”,
- “La Alegoría del Yo prisionero”, y
- “La Estrategia Odal de los Dioses Liberadores”.
Mientras dure la exposición de estos temas subtitularé los Días: “Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea”.
Desde luego, que tal síntesis causará la natural interrupción del relato sobre la historia de la Casa de Tharsis. Es por eso que, si está muy interesado en continuar con la narración básica, le sugiero saltearse al día 49. En ese día prosigue la historia y su expectativa quedará satisfecha, pero le advierto que es indispensable que al final lea los días pasados por alto, para completar su conocimiento general de la Sabiduría Hiperbórea.
En la carta que escribí el Tercer Día, expliqué que “el principio para establecer la filiación de un pueblo aliado de los Atlantes consiste en la oposición entre el Culto y la Sabiduría: el sostenimiento de un Culto a las Potencias de la Materia, a Dioses que se sitúan por arriba del hombre y aprueban su miserable existencia terrenal, a Dioses Creadores o Determinadores del Destino del hombre, coloca automáticamente a sus cultores en el marco del Pacto Cultural, estén o no los Sacerdotes a la vista”. El primer concepto es fácil de comprender como consecuencia de esta definición. Para el Enemigo del Pacto de Sangre, es decir, los miembros del Pacto Cultural, “la Cultura es un arma estratégica”. A lo largo de toda mi carta, ya mostré sobradamente esa verdad en los múltiples ejemplos en los que se vio a los miembros del Pacto Cultural ir dominando las sociedades humanas mediante el control de las principales variables sociales. Sin embargo, la Sabiduría Hiperbórea afirma que el objetivo enemigo es más sutil y que su Estrategia apunta a controlar el Espíritu del Hombre, en el hombre, vale decir, se propone controlar su Yo.
Cuando se realiza la crítica de la moderna cultura urbana del “Occidente cristiano” suelen detallarse los “males” que ésta provoca en algunos individuos: la alienación; la deshumanización; la esclavitud al consumo; la neurosis depresiva y su reacción: la dependencia a diversos vicios, desde la narcosis hasta la perversión del sexo; la competencia despiadada, motivada por oscuros sentimientos de codicia y ambición de poder; etc. La lista es interminable, pero todos los cargos omiten, deliberadamente, lo esencial, haciendo hincapié, en males “externos” al Alma del hombre, originados en “imperfecciones de la sociedad”. Como complemento de esta falacia se argumenta que la solución, el remedio para todos los males, es “el perfeccionamiento de la sociedad”, su “evolución” hacia formas de organización más justas, más humanas, etc. La omisión radica en que el mal, el único mal, no es externo al hombre, no proviene del mundo sino que radica en su interior, en la estructura de una mente condicionada por la preeminencia de las premisas culturales que sustentan el raciocinio y que le deforman su visión de la realidad. La sociedad actual, por otra parte, ha logrado judaizar de tal modo al hombre corriente que le ha transformado –milagro que no puede ni soñar la biología-genética– a su vez en un miserable judío, ávido de lucro, contento de aplicar el interés compuesto y feliz de habitar un Mundo que glorifica la usura. Ni qué decir que esta sociedad, con sus millones de judíos biológicos y psicológicos, es para la Sabiduría Hiperbórea sólo una mala pesadilla, la cual será definitivamente barrida al fin del Kaly Yuga por el Wildes Heer.
En las tradiciones germánicas se denomina Wildes Heer al “Ejército Furioso” de Wothan. De acuerdo a la Sabiduría Hiperbórea, el Ejército de Navután se hará presente durante la Batalla Final, junto al Gran Jefe de la Raza Blanca.
Es conveniente resumir, ahora, varios conceptos complementarios de la Sabiduría Hiperbórea, algunos de ellos ya explicados. Para la Sabiduría Hiperbórea, el animal-hombre, creado por El Uno, es un ser compuesto de cuerpo físico y Alma. Como producto de una Traición Original, perpetrada por los Dioses Traidores, el Espíritu Increado, perteneciente a una Raza extracósmica, ha quedado encadenado a la Materia y extraviado sobre su verdadero Origen. El encadenamiento espiritual al animal hombre causa la aparición histórica del Yo, un principio de Voluntad inteligente: carente de Espíritu eterno, el animal hombre sólo poseía un sujeto anímico que le permitía adquirir cierta conciencia y efectuar primitivos actos psicológicos mecánicos, debido al contenido puramente arquetípico de tales actos mentales. Pero de pronto en la Historia, por causa de la Traición Original, aparece el Yo en medio del sujeto anímico, sumido en él. Así, el Yo, expresión del Espíritu, surge hundido en la entraña del Alma sin disponer de ninguna posibilidad de orientarse hacia el Origen, puesto que él ignora que se encuentra en tal situación, que hay un regreso posible hacia la Patria del Espíritu: el Yo está normalmente extraviado sin saber que lo está; y busca el Origen sin saber qué busca. Los Dioses Traidores lo encadenaron al Alma del animal hombre para que la fuerza volitiva de su búsqueda inútil sea aprovechada por el Alma para evolucionar hacia la Perfección Final. Sumido en el sujeto anímico, el Yo es incapaz de adquirir el control del microcosmos, salvo que pase por la Iniciación Hiperbórea, la que produce el efecto de aislar al Yo, del Alma, por medio de las Vrunas Increadas, reveladas al hombre por Navután. Por eso la Sabiduría Hiperbórea distingue entre dos clases de Yo: el Yo despierto, propio del Iniciado Hiperbóreo u Hombre de Piedra; y el Yo dormido, característico del hombre dormido u hombre “normal”, común y corriente, de nuestro días.
Refiriéndose al hombre normal, se puede decir que el sujeto anímico, con su Yo perdido incorporado, se enseñorea de la esfera psíquica, a la que puede considerarse, grosso modo, como compuesta de dos regiones claramente diferenciables y distinguibles: la esfera de sombra y la esfera de luz; ambas regiones están separadas por una barrera llamada umbral de conciencia. La esfera de sombra guarda estrecha relación conceptual con la región de la psique denominada Inconsciente que define la Psicología Analítica del Dr. C. G. Jung. La esfera de luz, es básicamente, la esfera de conciencia, donde discurre la actividad del sujeto anímico consciente durante la vigilia. El Yo, que es esencialmente una fuerza volitiva, nada tiene que ver con la naturaleza temporal del sujeto anímico, pese a lo cual permanece sumido en éste, confundido en su historia, artificialmente temporalizado, en una palabra, dormido. Por eso la Sabiduría Hiperbórea distingue claramente entre dos formas del Yo: el Yo perdido y el Yo despierto. El Yo perdido es característico del hombre dormido, del hombre extraviado en el Laberinto de Ilusión del Gran Engaño: el hombre dormido es aquel animal hombre en cuya Alma está encadenado, sin saberlo, un Espíritu Increado.
El Yo despierto, es propio del hombre despierto, es decir, del animal hombre cuyo Espíritu encadenado ha descubierto el Engaño y procura encontrar el camino hacia el Origen, la salida del Laberinto. El hombre despierto, el Iniciado Hiperbóreo es aquél capaz de actuar según el “modo de vida estratégico” que exige el Pacto de Sangre. Es decir, aquél capaz de aplicar los principios estratégicos de la Ocupación, del Cerco, y de la Muralla Estratégica. Con respecto al segundo principio, en lo que toca a la Función Regia, dije el Día Decimosexto: Felipe IV deberá “aplicar el principio del cerco en el espacio real ocupado”. Según esto, parecería que el principio del Cerco radicase exclusivamente en el hombre despierto, quien debería “aplicar” o “proyectar” tal principio en el área ocupada; empero, de acuerdo al principio hermético: “El microcosmos refleja al macrocosmos”, principio que, tal como se vio en la exposición de Bera y Birsa, es también cabalístico: Adam Harishón es el reflejo de Adam Kadmón; ¿quiere decir esto que el principio del Cerco ha de estar también presente en el macrocosmos, por ejemplo como una ley de la naturaleza? Si ocurriese así, tal vez se podría, al menos en teoría, detectar en algún fenómeno característico una cierta función cerco, que nos revelase por otra vía, esta vez externa, el principio estratégico mencionado. Aunque puedo adelantar que el resultado será negativo, es conveniente examinar tal posibilidad de búsqueda externa pues su análisis permitirá comprender diversos aspectos gnoseológicos y culturales que afectan al hombre.
Si aceptamos el principio hermético de equivalencia entre macrocosmos y microcosmos nos resultará evidente que todas las leyes del macrocosmos se reflejan en leyes análogas del microcosmos. Pero tal correspondencia dista de ser un mero reflejo pasivo entre estructuras. El hombre, al descubrir y formular leyes, desequilibra esa relación y asume un papel destacado. Como consecuencia de esa actitud dominante aparece ahora, separando al Yo del macrocosmos, un modelo cultural elaborado por un sujeto cultural en base a principios y conceptos de una estructura cultural. En la Sabiduría Hiperbórea, Dr. Siegnagel, se definen y estudian estos tres elementos; sintéticamente, le diré que el “sujeto cultural” es sólo el sujeto anímico al actuar dinámicamente sobre una “estructura cultural” constituida en la “esfera de sombra” de la psique; asimismo, cuando el sujeto anímico actúa en la “esfera racional”, se lo demonina “sujeto racional”; y si se manifiesta en la “esfera de conciencia”, “sujeto consciente”; pero siempre, el Yo se encuentra sumido en el sujeto anímico o Alma, sea racional, cultural o consciente su campo de acción.
Así, es el “modelo cultural” el principal responsable de la visión deformada que el hombre tiene de sí mismo y del mundo, dado que se interpone entre el macrocosmos y el microcosmos. El modelo cultural es un contenido de la estructura cultural de carácter colectivo o sociocultural; por lo tanto, consiste en un conjunto sistemático de conceptos, propuestos por el sujeto cultural y traducido a uno o dos lenguajes habituales, por ejemplo, matemático y lingüístico.
En resumen, el modelo cultural se compone, normalmente, de principios matemáticos y premisas culturales. El Yo del hombre cuando se encuentra confundido con el sujeto consciente, acepta solidariamente como representaciones de los entes externos, como su verdad, los objetos culturales que proceden del modelo cultural intermediario, objetos culturales cuyo significado ha sido propuesto por el sujeto cultural como premisa en lenguaje habitual.
Examinemos ahora qué entiende el hombre por “ley de la naturaleza”. Sin entrar en complicaciones se puede afirmar que una ley de la naturaleza es la cuantificación matemática de una relación significativa entre aspectos o magnitudes de un fenómeno. Aclaramos esta definición. Dado un fenómeno es posible que por la observación y por la experimentación empírica se llegue a diferenciar ciertos “aspectos” del mismo. Si de entre los varios aspectos que se destacan, algunos de ellos resultan como “relacionados significativamente entre sí”, y si esa relación posee probabilidad estadística, es decir, se repite un número grande de veces o es permanente, entonces puede enunciarse una “ley de la naturaleza”. Para ello hace falta que los “aspectos” del fenómeno puedan reducirse a magnitudes de tal modo que la “relación significativa” se reduzca a
“relación entre magnitudes” o sea, a función matemática. Las “Leyes” de la física se han deducido de manera semejante.
El concepto de “ley de la naturaleza” que he expuesto es moderno y apunta a “controlar” el fenómeno antes que a explicarlo, siguiendo la tendencia actual que subordina lo científico a lo tecnológico. Se tienen así fenómenos “regidos” por leyes eminentes a las que no sólo se aceptan como determinantes sino que se las incorpora indisolublemente al propio fenómeno, olvidando, o simplemente ignorando, que se trata de cuantificaciones racionales. Es lo que pasa, por ejemplo, cuando se advierte el fenómeno de un objeto que cae y se afirma que tal cosa ha ocurrido por que “actuó la ley de gravedad”. Aquí la “ley de gravedad” es eminente, y aunque “se sabe que existen otras leyes” las que “intervienen también pero con menor intensidad”, se cree ciegamente que el objeto en su caída obedece a la ley de Newton y que esta “ley de la naturaleza”
ha sido la causa de su desplazamiento. Sin embargo el hecho concreto es que el fenómeno no obedece a ley eminente alguna.
El fenómeno simplemente ocurre y nada hay en él que apunte intencionalmente hacia una ley de la naturaleza, y menos aún una ley eminente. El fenómeno es parte inseparable de una totalidad que se llama “la realidad”, o “el mundo”, y que incluye, en ese carácter, a todos los fenómenos, los que ya han ocurrido y los que habrán de ocurrir. Por eso en la realidad los fenómenos simplemente ocurren, sucediendo, quizá, a algunos que ya han ocurrido, o simultáneamente con otros semejantes a él. El fenómeno es sólo una parte de esa “realidad fenoménica” que jamás pierde su carácter de totalidad: de una realidad que no se expresa en términos de causa y efecto para sostener el fenómeno; en fin, de una realidad en la cual el fenómeno acontece independientemente de que su ocurrencia sea o no significativa para un observador y cumpla o no con leyes eminentes.
Antes de abordar el problema de la “preeminencia de las premisas culturales” en la evaluación racional de un fenómeno, conviene despojar a éste de cualquier posibilidad que lo aparte de la pura determinación mecánica o evolutiva, según el “orden natural”. Para ello estableceré, luego de un breve análisis, la diferencia entre fenómeno de “primer” o de “segundo” grado de determinación, aclaración indispensable dado que las leyes eminentes, corresponden siempre a fenómenos de primer grado.
Para el gnóstico “el mundo” que nos rodea no es más que la ordenación de la materia efectuada por el Dios Creador, El Uno, en un principio, y a la cual percibimos en su actualidad temporal. La Sabiduría Hiperbórea, madre del pensamiento gnóstico va más lejos al afirmar que el espacio, y todo cuanto él contenga, se halla constituido por asociaciones múltiples de un único elemento denominado “quantum arquetípico de energía”, el cual constituye un término físico de la mónada arquetípica, es decir, de la unidad formativa absoluta del plano arquetípico.
Estos quantum, que son verdaderos átomos arquetípicos, no conformadores o estructuradores de formas, poseen, cada uno, un punto indiscernible mediante el cual se realiza la difusión panteísta del Creador. Es decir que, merced a un sistema puntual de contacto polidimensional, se hace efectiva la presencia del Demiurgo en toda porción ponderable de materia, cualquiera que sea su calidad. Esta penetración universal, al ser comprobada por personas en distinto grado de confusión, ha llevado a la errónea creencia de que “la materia” es la propia substancia de El Uno. Tal las concepciones vulgares de los sistemas panteístas o de aquellos que aluden a un “Espíritu del Mundo” o “Anima Mundi”, etc. En realidad la materia ha sido “ordenada” por el Creador e “impulsada” hacia un desenvolvimiento legal en el tiempo de cuya fuerza evolutiva no escapa ni la más mínima partícula (y de la cual participa, por supuesto, el “cuerpo humano”).
He hecho esta exposición sintética de la “Física Hiperbórea” porque es necesario distinguir dos grados de determinismo. El mundo, tal cual lo describí recién, se desenvuelve, mecánicamente, orientado hacia una finalidad; éste es el primer grado del determinismo. Con otras palabras: existe un Plan a cuyas pautas se ajusta, y a cuyos designios tiende, el “orden” del mundo; la materia librada a la mecánica de dicho “orden” se halla determinada en primer grado.
Pero, como dicho plan, se halla sostenido por la Voluntad del Creador, y Su Presencia es efectiva en cada porción de materia, según vimos, podría ocurrir que El, anormalmente, influyese de otra manera sobre alguna porción de realidad, ya sea para modificar teleológicamente su Plan o para expresar semióticamente su intención, o por motivos estratégicos; en ese caso estamos ante el segundo grado del determinismo.
Por “motivos estratégicos” se entiende lo siguiente: cuando el hombre despierto emprende el Regreso al Origen en el marco de una Estrategia Hiperbórea emplea técnicas secretas que permiten oponerse efectivamente al Plan. En estas circunstancias el Creador, anormalmente, interviene con todo Su Poder para castigar al intrépido.
Podemos ahora distinguir entre un fenómeno de primer grado y un fenómeno de segundo grado, atendiendo al grado de determinación que involucra su manifestación. Debe comprenderse bien que en esta distinción el acento se pone sobre las diferentes maneras con que el Demiurgo puede actuar sobre un mismo fenómeno. Por ejemplo, en el fenómeno de una maceta cayendo desde un balcón a la vereda, no podemos ver otra cosa que una determinación de primer grado; decimos: “actuó la ley de gravedad”. Pero, si dicha maceta cayó sobre la cabeza del hombre despierto, podemos suponer una segunda determinación o, con rigor, una “segunda intención”; decimos: “actuó la Voluntad del Creador”.
Al primer y segundo grado de determinación de un fenómeno se lo denomina también, desde otro punto de vista, Primera y Segunda intención del Creador.
En general, todo fenómeno es susceptible de manifestarse en primer y segundo grado de determinación. Atendiendo a esta posibilidad convendremos lo siguiente: cuando no se indique lo contrario, por “fenómeno”, se entenderá aquél cuya determinación es puramente mecánica, es decir, de primer grado; en caso contrario se aclarará, “de segundo grado” .
Sólo falta, ahora que distinguimos entre “los dos grados del fenómeno”, aclarar la afirmación que hice al comienzo de este análisis de que toda ley de la naturaleza, inclusive aquellas eminentes, describen el comportamiento causal de fenómenos de primer grado de determinación. Es fácil comprender y aceptar esto ya que cuando en un fenómeno interviene una determinación de segundo grado, el sentido natural del encadenamiento mecánico ha sido enajenado temporalmente en favor de una Voluntad irresistible. En ese caso el fenómeno ya no será “natural” aunque aparente serlo, sino que estará dotado de una intencionalidad superpuesta de neto carácter maligno para el hombre.
Por otra parte, el fenómeno de primer grado, se manifiesta siempre completo en su funcionalidad, la cual es expresión directa de su esencia, y a la que siempre será posible reducir matemáticamente a un número infinito de “leyes de la naturaleza”. Cuando el fenómeno de primer grado es apreciado especialmente por una ley de la naturaleza, la cual es eminente para uno pues destaca cierto aspecto interesante, es evidente que no se está tratando con el fenómeno completo sino con dicho “aspecto” del mismo. En tal caso debe aceptarse el triste hecho de que del fenómeno sólo será percibida una Ilusión.
Mutilado sensorialmente, deformado gnoseológicamente, enmascarado epistemológicamente, no debe extrañar que los indoarios calificaran de maya, Ilusión, a la percepción corriente de un fenómeno de primer grado.
Plantearé ahora un interrogante, cuya respuesta permitirá encarar el problema de la “preeminencia de las premisas culturales”, basado en las últimas conclusiones: “si todo fenómeno de primer grado aparece necesariamente completo (por ejemplo: a las 6 A.M. ‘sale el sol’)”, ¿cuál es el motivo específico de que su aprehensión por intermedio del “modelo científico o cultural” impide tratar con el fenómeno en su integridad, y circunscribe en torno de aspectos parciales del mismo? (por ejemplo cuando decimos: “la rotación terrestre es la causa que ha producido el efecto de que a las 6 A.M. el sol se haya hecho visible en el horizonte Este”). En este último ejemplo es evidente que al explicar el fenómeno por una “ley eminente” no se hace más que referir a ciertos aspectos parciales (la “rotación terrestre”) dejando de lado –no viéndolo– al fenómeno mismo (“el Sol”).
La respuesta a la pregunta planteada lleva a tocar un principio fundamental de la teoría epistemológica estructural: la relación que se advierte entre aspectos de un fenómeno, cuantificable matemáticamente como “ley de la naturaleza”, se origina en la preeminencia de premisas culturales a partir de las cuales la razón modifica la percepción del fenómeno en sí.
Demás está decir que esto ocurre por el efecto “enmascaramiento” que la razón causa en toda imagen reflexionada por el sujeto consciente: la razón “responde a la interrogación”, es decir, a las flexiones del sujeto consciente, en el cual se halla sumido el Yo perdido. Como si se tratase de una fantasía, la razón interpreta y conforma un esquema racional de la representación del ente fenoménico, esquema cuya imagen se superpone a la representación y la enmascara, dotándola del significado proposicional que determinan las premisas culturales preeminentes.
Cuando se efectúa una observación “científica” de un fenómeno las funciones racionales se tornan preeminentes a cualquier percepción, “destacando” con eminencia aquellos aspectos interesantes o útiles y “desluciendo” el resto (del fenómeno). De este modo la razón opera como si enmascarara al fenómeno, previamente arrancado de la totalidad de lo real, y presentara de él una apariencia “razonable” y siempre comprensible en el ámbito de la cultura humana. Por supuesto que a nadie le importa que los fenómenos queden, a partir de allí, ocultos tras su apariencia razonable; no si es posible servirse de ellos, controlarlos, aprovechar su energía y dirigir sus fuerzas. Al fin y al cabo una civilización científicotecnológica se edifica sobre los fenómenos y aún contra ellos; ¿qué importa si una visión racional del mundo recorta los fenómenos percibidos y nos enfrenta con una realidad cultural, tanto más artificial cuanto más ciegos estemos? ¿qué importa, repito, cuando tal ceguera gnoseológica es el precio que se debe pagar para disfrutar de las infinitas variantes que, en términos de goce y confort, ofrece la civilización científica?
¿Acaso acecha algún peligro que no podemos conjurar técnicamente, nosotros que hemos eliminado muchas y antiguas enfermedades, que hemos prolongado la vida humana y creado un hábitat urbano con un lujo nunca visto?
El peligro existe, es real, y amenaza a todos aquellos miembros de la humanidad que poseen ancestros hiperbóreos; la Sabiduría Hiperbórea lo denomina fagocitación psíquica. Es un peligro de género psíquico y de orden trascendente que consiste en la aniquilación metafísica de la conciencia, posibilidad que puede concretarse en este o en otro Mundo, y en cualquier tiempo. La destrucción de la conciencia sucede por fagocitación satánica, es decir, por asimilación del sujeto anímico a la substancia de Jehová Satanás.
Cuando tal catástrofe ocurre se pierde completamente toda posibilidad de trasmutación y regreso al Origen.
Sin embargo, conviene repetir que es la confusión el principal impedimento para la trasmutación del hombre dormido en Hombre de Piedra. Y, a la confusión permanente, contribuye la ceguera gnoseológica que mencionaba antes, producto de la moderna mentalidad racionalista. Se vive según las pautas de la “Cultura” occidental, la cual es materialista, racionalista, cientificotecnológica y amoral; el pensamiento parte de premisas culturales preeminentes y condiciona la visión del mundo tornándola pura apariencia, sin que se note o se tenga idea de ello. La Cultura, entonces, mantiene en la confusión e impide orientarse y marchar hacia el centro de la reintegración psíquica, trasmutando al hombre dormido en Hombre de Piedra. ¿Es por casualidad que tal cosa sucede? Lo he dicho muchas veces: la Cultura es un arma estratégica, hábilmente empleada por quienes desean la perdición de la Herencia Hiperbórea.
Se comprueba, así, que el “modelo cultural intermediario”, entre el Yo y el macrocosmos, dificulta enormemente la posibilidad de encontrar el principio del cerco en el mundo, como ley de la naturaleza.

Día 44
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
Los conceptos complementarios precedentes, han puesto de manifiesto el hecho de que una “ley de la naturaleza” se origina en ciertas relaciones que el juicio racional establece entre aspectos significativos. Mi propósito es dejar en claro que aunque dichos aspectos pertenecen verdaderamente al fenómeno, la relación que dio lugar a la ley eminente ha sido creada por la razón y de ningún modo puede atribuirse al fenómeno mismo. La razón, apoyada en premisas culturales preeminentes, utiliza al mundo como modelo proyectivo o de representación de modo tal que un fenómeno cualquiera exprese correspondencia con una concepción intelectual equivalente. De este modo el hombre se sirve de conceptos racionales del fenómeno que guardan una débil vinculación con el fenómeno en sí, con su verdad.
Al efectuar razonamientos y análisis sobre la base de tales conceptos se suma el error y el resultado no puede ser otro que la paulatina inmersión en la irrealidad y la confusión. Este efecto es buscado por el Enemigo, lo he dicho. Se verá luego cuál es el modo de evitarlo que enseña la Sabiduría Hiperbórea.
Al mencionar, anteriormente, el principio hermético dije que todas las leyes del macrocosmos se reflejan en leyes equivalentes del microcosmos. Pero “las leyes de la naturaleza” del macrocosmos no son sino representaciones de un modelo matemático originado en la mente humana, es decir, en el microcosmos, según he analizado. En el proceso que da lugar a la “idea científica” de un fenómeno concurren elementos de dos fuentes principales: los “principios matemáticos” y las “premisas culturales preeminentes”. Los “principios matemáticos” son arquetípicos, provienen de estructuras psicológicas hereditarias: cuando “aprendemos matemática”, por ejemplo, sólo actualizamos conscientemente un número finito de sistemas formales que pertenecen al ámbito de la Cultura, pero los “principios matemáticos” no son en verdad “aprendidos” sino “descubiertos” pues constituyen matrices básicas de la estructura del cerebro. Las “premisas culturales preeminentes” surgen de la totalidad de los elementos culturales, aprendidos a lo largo de la vida, que obran como contenido
de los sistemas de la estructura cultural y a los cuales acude el sujeto cultural para formular los juicios.
La distinción que he hecho entre “principios matemáticos” y “premisas culturales preeminentes”, como dos fuentes principales que intervienen en el acto mental de formular una “ley de la naturaleza”, va a permitir exponer una de las tácticas más efectivas que emplea el Creador para mantener a los hombres en la confusión y el modo cómo los Dioses Leales la contrarrestan, induciendo carismáticamente a estos a descubrir y aplicar la “ley del cerco”. Por eso he insistido tanto en el análisis: porque nos hallamos ante uno de los principios más importantes de la Sabiduría Hiperbórea y, también, uno de los secretos mejor guardados por el Enemigo.
Cuando se conoce el principio que dice “para la Sinarquía, la Cultura es un arma estratégica” suele pensarse que el mismo se refiere a la “Cultura” como algo “externo”, propio de la conducta del hombre en la sociedad y de la influencia que ésta ejerce sobre él. Este error proviene de una incorrecta comprensión de la Sinarquía, a la cual se supone sea una mera “organización política”, y del papel que ella juega en el Plan del Demiurgo terrestre Jehová Satanás. La verdad es que el hombre procura orientarse hacia el Origen y no lo consigue por el estado de confusión en que se halla; a mantenerlo en ese estado contribuye la Cultura como arma estratégica enemiga; pero si este ataque proviniera solamente de lo exterior, es decir, de la sociedad, bastaría con alejarse de ella, con hacerse ermitaño, para neutralizar sus efectos. Sin embargo está suficientemente comprobado que la soledad no basta para evitar la confusión y que, por el contrario, ésta suele aumentar en el retiro más hermético, siendo muy problable que por ese camino se pierda la razón mucho antes de encontrar el Origen. Son los elementos culturales interiores los que confunden, desvían, y acompañan al hombre en todo momento. Es por eso que el Yo despierto debe liberarse previamente del obstáculo que imponen los elementos culturales si pretende salvar la distancia que lo separa del Origen.
Un Yo despojado de toda moral, de todo dogma, indiferente a los engaños del mundo pero abierto a la memoria de sangre, podrá marchar gallardamente hacia el Origen y no habrá fuerza en el universo capaz de detenerlo.
Es una bella imagen la del hombre que avanza intrépidamente, envuelto en el furor guerrero, sin que los Demonios consigan detenerlo. Siempre la presentaremos; pero, se preguntará: ¿cómo es posible adquirir tal grado de pureza? Porque el estado normal del hombre, en esta etapa del Kaly Yuga, es la confusión. Explicaré ahora, en respuesta a tan sensata pregunta, la táctica de los Dioses Leales para orientar a los hombres espirituales y neutralizar el efecto de la Cultura sinárquica.
En el hombre dormido el Yo se halla sujeto a la razón. Ella es el timón que guía el rumbo de sus pensamientos del que por nada del mundo se apartaría; fuera de la razón están el miedo y la locura. Pero la razón opera a partir de elementos culturales; ya se vio de qué manera las “premisas culturales preeminentes” participan en la formulación de una “ley de la naturaleza”. De modo que el yugo que el Enemigo ha ceñido en torno al Yo es formidable. Se podría decir, en sentido figurado, que el Yo se encuentra prisionero de la razón y sus aliados, las premisas culturales; y todos comprenderían el sentido de esta figura. Ello se debe a que existe una clara correspondencia analógica entre el Yo, en el hombre dormido, y el concepto de “cautiverio”. Por esta razón desarrollaré a continuación una alegoría, en la cual se hará evidente la correspondencia apuntada, lo que permitirá luego, comprender la estrategia secreta que los Dioses Leales practican para contrarrestar el arma cultural de la Sinarquía.
Comenzaré a presentar la alegoría fijando la atención en un hombre, a quien han tomado prisionero y condenado, de manera inapelable, a reclusión perpetua. El desconoce esta sentencia, así como cualquier información posterior a su captura procedente del mundo exterior, pues se ha decidido mantenerlo indefinidamente incomunicado. Para ello ha sido encerrado en una torre inaccesible la cual se halla rodeada de murallas, abismos y fosos, y donde resulta aparentemente imposible todo intento de fuga. Una guarnición de soldados enemigos, a los cuales no es posible dirigirse sin recibir algún castigo, se encargan de vigilar permanentemente la torre; son despiadados y crueles, pero terriblemente eficientes y leales: ni pensar en comprarlos o engañarlos. En estas condiciones no parecen existir muchas esperanzas de que el prisionero recobre alguna vez la libertad. Y, sin embargo, la situación real es muy otra. Si bien hacia afuera de la Torre la salida está cortada por murallas, fosos y soldados, desde adentro es posible salir directamente al exterior, sin tropezar con ningún obstáculo. ¿Cómo? Por medio de una salida secreta cuyo acceso se encuentra hábilmente disimulado en el piso de la celda. Naturalmente, el prisionero ignora la existencia de este pasadizo como tampoco lo conocen sus carceleros.
Supongamos ahora que, sea porque se le ha convencido de que es imposible escapar, sea porque desconoce su calidad de cautivo, o por cualquier otro motivo, el prisionero no muestra predisposición para la fuga: no manifiesta ni valor ni arrojo y, por supuesto, no busca la salida secreta; simplemente se ha resignado a su precaria situación. Indudablemente es su propia actitud negativa el peor enemigo ya que, de mantener vivo el deseo de escapar, o aún, si experimentase la nostalgia por la libertad perdida, se revolvería en su celda donde existe, al menos, una posibilidad en un millón de dar con la salida secreta por casualidad. Pero no es así y el prisionero, en su confusión, ha adoptado una conducta apacible que, a medida que transcurren los meses y los años, se torna cada vez más pusilánime e idiota.
Habiéndose entregado a su suerte, sólo cabría esperar para el cautivo una ayuda exterior, la cual sólo puede consistir en la revelación de la salida secreta.
Pero no es tan simple de exponer el problema ya que el prisionero no lo desea o no sabe que puede huir, según he dicho. Se deben, pues, cumplir dos cosas: 
1ro lograr que asuma su condición de prisionero, de persona a quien han quitado la libertad, y, en lo posible, que recuerde los días dorados cuando no existían celdas ni cadenas. Es necesario que tome conciencia de su miserable situación y desee ardientemente salir, previamente a: 
2do revelarle la existencia de la única posibilidad de huir. Porque bastaría, ahora que el prisionero desea huir, sólo con que sepa de la existencia de la salida secreta; a ésta la buscará y hallará por sí mismo.
Planteado así, el problema parece muy difícil de resolver: es necesario despabilarlo, despertarlo de su letargo, orientarlo, y luego revelarle el secreto.
Por eso es hora ya de preguntarse: ¿hay alguien dispuesto a ayudar al miserable prisionero? Y si lo hubiese ¿cómo se las arreglaría para cumplir las dos condiciones del problema?
Debo declarar que, afortunadamente, hay otras personas que aman y procuran ayudar al prisionero. Son aquellos que participan de su etnia y habitan un país muy, pero muy, lejano, el cual se encuentra en guerra con la Nación que lo aprisionó. Pero no pueden intentar ninguna acción militar para liberarlo debido a las represalias que el Enemigo podría tomar sobre los incontables cautivos que, además del de la torre, mantienen en sus terribles prisiones. Se trata pues de dirigir la ayuda de la manera prevista: despertarlo, orientarlo y revelarle el secreto.
Para ello es preciso llegar hasta él, pero ¿cómo hacerlo si ha sido encerrado en el corazón de una ciudadela fortificada, saturada de enemigos en permanente alerta? Hay que descartar la posibilidad de infiltrar un espía debido a las diferencias étnicas insuperables: un alemán no podría infiltrarse como espía en el ejército chino del mismo modo que un chino no podría espiar en el cuartel de las Sin poder entrar en la prisión y sin posibilidad de comprar o engañar a los guardianes sólo queda el recurso de hacer llegar un mensaje al prisionero.
Sin embargo enviar un mensaje parece ser tan difícil como introducir un espía. En efecto; en el improbable caso de que una gestión diplomática consiguiese la autorización para presentar el mensaje y la promesa de que éste sería entregado al prisionero, ello no serviría de nada porque el solo hecho de que tenga que atravesar siete niveles de seguridad, en donde sería censurado y mutilado, torna completamente inútil a esta posibilidad. Además, por tal vía legal (previa autorización), se impondría la condición de que el mensaje fuese escrito en un lenguaje claro y accesible al Enemigo, quien luego censuraría parte de su contenido y traspondría los términos para evitar un posible segundo mensaje cifrado. Y no nos olvidemos que el secreto de la salida oculta tanto interesa que lo conozca el prisionero, como que lo ignore el Enemigo. Y lo primero: ¿qué decir en un mero mensaje para lograr que el prisionero despierte, se oriente, comprenda que debe escapar? Por mucho que lo pensemos se hará evidente al final que el mensaje debe ser clandestino y que el mismo no puede ser escrito. Tampoco puede ser óptico debido a que el pequeño ventanuco de su celda permite observar solamente uno de los patios interiores, hasta donde no suelen llegar señales desde el exterior de la prisión.
En las condiciones que he expuesto, no resulta evidente, sin duda, de qué manera pueden sus Kameraden dar solución al problema y ayudar al prisionero a escapar. Tal vez se haga la luz si se tiene presente que, pese a todas las precauciones tomadas por el Enemigo para mantener al cautivo desconectado del mundo exterior, no lograron aislarlo acústicamente. (Para ello hubiesen debido tenerlo, como a Kaspar Hauser, en una celda a prueba de sonidos).
Mostraré ahora, como epílogo, el modo elegido por los Kameraden para brindar efectiva ayuda; una ayuda tal que 1ro: despierte y 2do: revele el secreto, al prisionero, orientándolo hacia la libertad.
Al decidirse por una vía acústica para hacer llegar el mensaje los Kameraden comprendieron que contaban con una gran ventaja: el Enemigo ignora la lengua original del prisionero. Es posible entonces transmitir el mensaje simplemente, sin doble sentido, aprovechando que el mismo no será comprendido por el Enemigo. Con esta convicción los Kameraden hicieron lo siguiente: varios de ellos treparon a una montaña cercana y, munidos de una enorme caracola, la cual permite amplificar muchísimo el sonido de la voz, comenzaron a emitir el mensaje. Lo hicieron ininterrumpidamente, durante años, pues se habían juramentado a no abandonar el intento mientras el prisionero no estuviese nuevamente libre. Y el mensaje descendió de la montaña, cruzó los campos y los ríos, atravesó las murallas e invadió hasta el último rincón de la prisión. Los enemigos al principio se sorprendieron, pero, como ese lenguaje para ellos no significaba nada, tomaron el musical sonido por el canto de algún ave fabulosa y lejana, y al final acabaron por acostumbrarse a él y le olvidaron. Pero, ¿qué decía el mensaje?
Constaba de dos partes. Primero los Kameraden cantaban una canción infantil. Era una canción que el prisionero había oído muchas veces durante su niñez, allá, en la patria dorada, cuando estaban aún lejanos los días negros de la guerra y el cautiverio perpetuo sólo podía ser una pesadilla imposible de soñar. ¡Oh, qué dulces recuerdos evocaba aquella melodía! ¿qué Espíritu, por más dormido que estuviese, no despertaría, sintiéndose eternamente joven, al oír nuevamente las canciones primordiales, aquellas que escuchara embelesado en los días felices de la infancia, y que, sin saber cómo, se transformaron en un sueño antiguo y misterioso? Sí; el prisionero, por muy dormido que estuviese su Espíritu, por más que el olvido hubiese cerrado sus sentidos, ¡acabaría por despertar y recordar! Sentiría la nostalgia de la patria lejana, comprobaría su situación humillante, y comprendería que sólo quien cuente con un valor infinito, con una intrepidez sin límites, podría realizar la hazaña de la fuga.
Si tal fuera el sentir del prisionero, entonces la segunda parte del mensaje le dará la clave para hallar la salida secreta.
Observe que he dicho la clave y no la salida secreta. Porque sucede que mediante la clave el prisionero deberá buscar la salida secreta, tarea que no ha de ser tan difícil considerando las reducidas dimensiones de la celda. Pero, luego que la encuentre, habrá de completar su hazaña descendiendo hasta profundidades increíbles, atravesando corredores sumidos en tinieblas impenetrables y subiendo, finalmente, a cumbres remotas: tal el complicado trayecto de la enigmática salida secreta. Sin embargo ya está salvado, en el mismo momento que inicia el regreso, y nada ni nadie logrará detenerlo.
Sólo nos falta, para completar el epílogo de la alegoría, decir una palabra sobre la segunda parte del mensaje acústico, esa que tenía la clave del secreto.
Era también una canción. Una curiosa canción que narraba la historia de un amor prohibido y sublime entre un Caballero y una Dama ya desposada. Consumido por una pasión sin esperanza el Caballero había emprendido un largo y peligroso viaje por países lejanos y desconocidos, durante el cual, se fue haciendo diestro en el Arte de la Guerra. Al principio trató de olvidar a su amada, pero pasados muchos años, y habiendo comprobado que el recuerdo se mantenía siempre vivo en su corazón, comprendió que debería vivir eternamente esclavo del amor imposible. Entonces se hizo una promesa: no importarían las aventuras que tuviese que correr en su largo camino, ni las alegrías e infortunios que ellas implicaran; interiormente él se mantendría fiel a su amor sin esperanzas con religiosa devoción, y ninguna circunstancia lograría apartarlo de su firme determinación.
Y así terminaba la canción: recordando que en algún lugar de la Tierra, convertido ahora en un monje guerrero, marcha el Caballero valeroso, provisto de poderosa espada y brioso corcel, pero llevando colgada del cuello una bolsa que contiene la prueba de su drama, la clave de su secreto de amor: el Anillo de Bodas que jamás será lucido por su Dama.
Contrariamente a la canción infantil de la primera parte del mensaje, ésta no producía una inmediata nostalgia sino un sentimiento de pudorosa curiosidad en el prisionero. Al escuchar, viniendo quién sabe de dónde, en su antigua lengua natal, la historia del galante Caballero, tan fuerte y valeroso, tan completo en la batalla, y sin embargo tan dulce y melancólico, tan desgarrado interiormente por el Recuerdo de A-mort, se sentía el cautivo presa de esa curiosidad pudorosa que experimentan los niños cuando presienten las promesas del sexo o intuyen los misterios del amor. ¡Podemos imaginar al prisionero cavilando, perplejo por el enigma de la canción evocadora! Y podemos suponer, también, que finalmente hallará una clave en aquel Anillo de Bodas... que según la canción jamás sería usado en boda alguna. Por inducción, la idea del anillo, le llevará a buscar y encontrar la salida secreta.
Hasta aquí la alegoría. Debemos ahora destacar las relaciones analógicas que ligan al prisionero con el Yo del hombre dormido.

Día 45
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
Con el fin de que la relación analógica quede claramente evidenciada procederé de acuerdo al siguiente método: primero afirmaré una premisa con respecto a la historia alegórica del “prisionero”; en segundo lugar afirmaré una premisa referida a una situación análoga en el hombre dormido; en tercer lugar, compararé ambas premisas y extraeré la conclusión, es decir, demostraré la analogía. Se comprende que no puedo exponer la totalidad de las correspondencias sin riesgo de extenderme indefinidamente. Por lo tanto sólo destacaré aquellas relaciones que son imprescindibles para mi exposición y dejaré, como ejercicio de imaginación, Dr. Siegnagel, la posibilidad de establecer muchas otras.
Recuerde solamente que en el hombre dormido, el Yo perdido se encuentra sumido en el sujeto anímico consciente, es decir, confundido con el sujeto anímico evolutivo o Alma. Aquí he preferido considerar al Yo perdido ligado directamente a la razón, es decir, al sujeto anímico racional, en virtud de ser este sujeto quien más cerca se encuentra del Mundo y quien primero recibe las impresiones de los entes externos. Por “razón”, en todo caso, ha de entenderse, “el sujeto anímico evolutivo” propio del animal hombre, quien evoluciona por la acción confusa del Yo, esa manifestación del Espíritu encadenado.

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a - El prisionero se encuentra a merced de sus guardianes, quienes lo mantienen en perpetuo cautiverio.
b - El Yo, del hombre dormido, es prisionero perpetuo de la “razón”, vale decir, del sujeto anímico evolutivo.
c - El “prisionero” y el Yo son análogos.
- 2 -

a - Los “guardianes” son los intermediarios dinámicos, mezquinos por cierto, entre el “prisionero” y el “mundo exterior”.
b - La “razón” es intermediaria dinámica, muy pobre, entre el Yo y el “mundo exterior” (en el hombre dormido).
c - Los “guardianes” y la “razón” son análogos (recuerde que cuando la razón elabora una “ley de la naturaleza” intervienen los “principios matemáticos” y las “premisas culturales preeminentes”).

- 3 -
a - Los “guardianes” se valen de un “lenguaje propio”, diferente de la lengua del prisionero, a la que éste ha olvidado.
b - La “razón” emplea modalidades lógicas, diferentes de la “Lengua primordial Hiperbórea” original del hombre dormido a la que éste ha olvidado por su confusión estratégica.
c - El “lenguaje propio” de los guardianes es análogo a las modalidades lógicas de la estructura cultural.
La “lengua natal” del prisionero es análoga a la “Lengua Hiperbórea” del hombre dormido.

- 4 -
a - El primer entorno del “prisionero” es su “celda” de la torre, que lo contiene casi completamente con la excepción de las aberturas (puerta y ventanuco) por donde sólo muy débilmente pueden extenderse los sentidos.
b - El primer entorno del Yo es la “esfera de sombra”, que lo contiene casi completamente.
c - La “celda” de la torre es análoga a la esfera de sombra del hombre dormido.

- 5 -
a - En la “celda” hay un “ventanuco enrejado” por medio del cual el prisionero obtiene una imagen precaria pero “directa” del mundo exterior.
b - Estableciendo un contacto permanente con el Yo está la “esfera sensorial”, por medio de la cual éste obtiene una imagen precaria pero “directa” del mundo exterior.
c - El “ventanuco enrejado” es análogo a la “esfera sensorial” (o a “los sentidos”) en el hombre dormido.

- 6 -
a - En la celda hay una “puerta enrejada” por la cual ingresan los guardianes, y con ellos las noticias censuradas, es decir, por donde el prisionero obtiene una imagen “indirecta” del mundo externo.
b - El Yo puede formarse una imagen “indirecta” del mundo exterior mediante la “reflexión”, es decir, el acto por el cual se recibe la información “razonada”.
c - La “puerta enrejada” es análoga al acto de reflexionar o apercibir.

- 7 -
a - La celda del “prisionero” se halla en una “torre” y ésta en un “patio amurallado”. Rodeando a las murallas hay “fosos profundos”, y luego otras murallas, y otros fosos; y así sucesivamente hasta completar siete vueltas de muro y foso. Los siete circuitos de seguridad de esta formidable “prisión” se conectan entre sí por “puentes levadizos”, “corredores”, “portones”, “rejas levadizas”, etc. Más allá de la última muralla se extiende el “mundo exterior”, el país del Enemigo. En síntesis: es la “prisión” una estructura estática que se interpone entre el prisionero y el mundo exterior.
b - Entre el Yo y el mundo exterior se interpone una compleja estructura estática denominada “cultural”. La “razón”, para tornar “razonable” la información del mundo exterior, se apoya en ciertos elementos de dicha estructura estática o “cultural”, por ejemplo las “premisas culturales preeminentes”, que significan conceptos sobre las percepciones de los entes u objetos culturales externos.
c - La “prisión” es análoga a la “estructura cultural”. También: ciertas partes de la “prisión”, murallas, fosos, puentes, etc., son análogos a ciertas partes de la “estructura cultural”, esto es, las “premisas culturales preeminentes”.
Tenga presente, Dr. Siegnagel, que, en la alegoría, tanto los “guardianes” como la “prisión” son intermediarios entre el prisionero y el mundo exterior. Pero los “guardianes” son intermediarios “dinámicos” (análogamente a la “razón” en el hombre dormido) en tanto que la “prisión” es intermediario “estático” (análogamente a la “estructura cultural” del hombre dormido).

- 8 -
a - Más allá de la última muralla de la prisión se extiende el “mundo exterior”, aquella realidad que nunca podrá ser vista por el “prisionero” debido a que la estructura de la “prisión” limita su movimiento y a que una “guardia” permanente cuida de que se mantenga tal situación.
b - El Yo, en el hombre dormido, se halla habitualmente sumergido en las profundidades de la estructura cultural, flotando perdido entre sus artificiales y estáticos elementos y a merced de la tiranía implacable que ejerce la razón. La estructura cultural rodea completamente al Yo, salvo algunas rendijas, por donde asoma débilmente la “esfera sensorial”. Más allá de la estructura cultural, como objeto de las esferas instintiva y sensorial, se extiende el “mundo exterior”, la realidad que nunca podrá “ser vista” (en su verdad, “tal como es”) por el Yo perdido.
c - El “mundo exterior” más allá de la prisión es análogo al “mundo exterior” más allá de la “estructura cultural” que sujeta al Yo en el hombre dormido.

- 9 -
a - En una montaña cercana, los Kameraden tratan de ayudar al “prisionero” a fugar de la “prisión”. Para ello envían un mensaje, en su lengua natal, valiéndose del medio acústico. En dicho mensaje hay una “canción infantil”, para “despertar” al prisionero, y una “canción de amor”, con la “clave del anillo”, para que busque la salida secreta y huya.
b - En un “centro” oculto llamado Agartha, los Dioses Leales tratan de ayudar a los hombres dormidos a romper las cadenas que los mantienen sujetos al mundo material del Demiurgo. Para ello envían carismáticamente un mensaje en la “lengua de los pájaros”, valiéndose de las Vrunas de Navután. En dicho mensaje hay un “recuerdo primordial”, para despertar y orientar al hombre, y una “Canción de A-mort”, con la “clave del anillo”, para que busque el centro, regrese al Origen, y abandone, como un Dios, el Infierno material de Jehová Satanás.
c - Se pueden establecer, entre “a” y “b”, muchas analogías. Sólo destacaré la más importante: Los Kameraden son análogos a los Dioses Liberadores.
Creo que los nueve argumentos precedentes constituyen una eficaz demostración de la correspondencia analógica que existe entre la “alegoría” y la situación del hombre dormido. Pero esto no es todo. He reservado tres componentes de la alegoría, canción infantil, Canción de A-mort, salida secreta, para efectuar una última correspondencia analógica y extraer la conclusión final.
Como la validez de la relación analógica existente ha quedado evidenciada en los argumentos precedentes, no será necesario recurrir al mismo método en el próximo comentario: daré por probadas las analogías que mencione.
Recordaré ahora los motivos que me llevaron a desarrollar la alegoría. Me proponía mostrar, de manera analógica, el método empleado por los Dioses Leales para contrarrestar la acción de “la Cultura”, arma estratégica de la Sinarquía. Previamente aclaré que son los “elementos culturales interiores” el verdadero instrumento que la Sinarquía emplea para mantener al hombre “dormido”, es decir, en la confusión. En ese estado el Yo es sujeto a la razón por la estructura cultural, fuente de la cual se nutre, finalmente, toda la actividad mental. Así ocurre que el Yo, es decir, la conciencia presente del hombre, resulta “dirigido hacia” el mundo a través de la estructura cultural “por” la razón; el resultado, lo dije varias veces, es una imagen deformada del mundo y un estado de confusión psíquica que dificulta enormemente la “reorientación estratégica” del hombre. Contra esta situación los Dioses Leales, igual que los Kameraden de la alegoría, se disponen a acudir en auxilio “enviando un mensaje”.
El principal objetivo es “sortear todas las murallas” y llegar hasta el prisionero, el Yo, con un mensaje de doble significado: 1ro. despertar; 2do.
orientar. Para eso los Dioses Leales “transmiten el mensaje”, carismáticamente, desde hace muchos milenios; algunos lo oyen, despiertan y parten; otros, los más, continúan en la confusión. Claro, no resulta fácil reconocer el mensaje porque ha sido emitido en la lengua de los pájaros... y sus sonidos sólo pueden ser percibidos con la Sangre Pura.
¿Está claro entonces? El mensaje de los Dioses Leales permanentemente resuena en la sangre de los hombres dormidos. Quien no lo oye es porque padece la confusión estratégica o desconoce su existencia, que viene a ser lo mismo. Pero ¿cómo debería cumplir su función el mensaje carismático? En dos pasos. En primer lugar los Dioses hablan, en la sangre del hombre, de un recuerdo primordial, de algo ocurrido al comienzo del Tiempo cuando el Espíritu aún no había sido capturado por los Dioses de la Materia. Cómo los Dioses logran hacerlo es un Misterio muy grande, del que sólo Ellos pueden responder. Este “recuerdo primordial”, la “canción infantil” de la alegoría, ha sido inducido con el propósito de que “active” el Recuerdo de Sangre propio del hombre dormido.
Si tal cosa ocurre, entonces el hombre dormido experimentará una súbita “nostalgia de otro mundo”, un deseo de “dejarlo todo y partir”. Técnicamente significa que la Memoria de Sangre ha llegado “allí donde el Yo perdido se encontraba”: sobre el sujeto consciente. Un contacto tal, entre el Yo y la Memoria de Sangre, se realiza independientemente de la estructura cultural y la razón; y ese es el objetivo buscado por los Dioses Leales. Se ha podido pues llegar a la médula del Yo, por la vía de la sangre; será entonces, en ese fugaz momento cuando se dejará oír la “Canción de A-mort”.
Hablaré ahora de la segunda parte del mensaje, al que he llamado alegóricamente, “Canción de A-mort”. Ante todo diré que tal nombre no es caprichoso pues la Sabiduría Hiperbórea enseña que, a partir de su Origen en el Universo físico, es decir, desde su sincronización con el Tiempo, el Espíritu permanece encadenado a la Materia por un Misterio de A-mort. Cuando el Recuerdo de Sangre, activado por la primera parte del mensaje, abre un camino (no racional; no cultural) hacia el Yo, entonces los Dioses Leales cantan la Canción de A-mort, hacen participar al hombre en el Misterio. Si su sangre es lo suficientemente pura como para que el mensaje carismático pueda ser conciencializado entonces el hombre tiene la posibilidad de “orientarse” hacia el Origen y mantenerse definitivamente “despierto”.
El Misterio de A-mort sólo puede ser revelado por la Sangre Pura, interiormente, en un contacto trascendente con el Yo que se realiza sin intervención de categorías culturales o racionales. Es, por lo tanto, una experiencia absolutamente individual, única para cada hombre. Quien conoce los secretos del Misterio de A-mort es un Iniciado Hiperbóreo trasmutado, es decir, un Hombre de Piedra Inmortal.
El Misterio de A-mort es un descubrimiento personal, repito, único para cada hombre sobre la Verdad de su propia Caída. Nadie puede conocer este secreto y continuar igual. Y nadie, mucho menos, se atrevería a hablar de ello una vez que la Suprema Experiencia ha tenido lugar. Por el contrario, muchas veces los labios quedan sellados para siempre, los ojos cegados, y los oídos cerrados. No son pocos los cabellos que se vuelven blancos ni menos las mentes que se hunden en las tinieblas de la locura. Porque sólo un valor infinito puede sostener, vivo y cuerdo, a aquel que ha visto el Engaño de los Orígenes y ha comprendido, por fin, la Verdad de su Caída. Siendo el peso del secreto tan terrible se comprende por qué digo que jamás puede haber en el mundo un indicio del Misterio de A-mort y sólo alguien irresponsable o loco afirmaría lo contrario. La Sabiduría Hiperbórea aporta técnicas de purificación sanguínea que tienen por fin aproximar al Misterio. Pero el Misterio, en sí, se descubre interiormente, es único para cada hombre y no conviene hablar de él. A lo sumo se pueden ofrecer algunas sugerencias, como las que expuse los Días Octavo y Noveno al narrar el Ritual del Fuego Frío.
La alegórica historia del prisionero ha permitido exponer de manera sencilla el método empleado por los Dioses Leales para guiar a los hombres dormidos. El mensaje carismático consigue, si es escuchado, “despertar” al hombre poniéndolo en contacto con su Recuerdo de Sangre. A continuación le hace participar del Misterio de A-mort, Suprema Experiencia que anula, según dijimos, la Estrategia cultural de la Sinarquía. Pero no es posible saber en qué consiste el Misterio de A-mort hasta no haberlo vivido individualmente. Sólo se tienen los indicios generales que han dejado aquellos que se trasmutaron y partieron. En base a tales indicios se puede afirmar que el Misterio de A-mort es experimentado de siete maneras diferentes por el hombre y que, justamente, ésa es la razón por la cual la Sabiduría Hiperbórea prevee siete vías iniciáticas de liberación.
De acuerdo al modo en que el Misterio de A-mort ha sido gnósticamente percibido será la Vía de Liberación adoptada y es por eso que suele hablarse de una “Vía de la Mutación” o “del Rayo”; de una “Vía Seca” o “Camino de la Mano Derecha”; de una “Vía Húmeda” o “Camino de la Mano Izquierda”; de una “Vía de la Oposición Estratégica” o “Vía de la Gnosis Guerrera para la Orientación Absoluta”; etc.
No hablaré, desde luego, de todas las vías de liberación sino de aquella que tiene especial relación con esta historia, es decir, la “Vía de la Oposición Estratégica”, que era la seguida por la Casa de Tharsis. Pero la Vía de la Oposición Estratégica es la interpretación última del antiguo Misterio del Laberinto, fundado por Navután luego del hundimiento de la Atlántida: a la Casa de Tharsis, la segunda parte de la Canción de A-mort, que era “escuchada” durante el Ritual del Fuego Frío, le reveló el Misterio del Laberinto como vía de liberación individual. Vale decir que los Señores de Tharsis, siempre, comprendieron el Misterio del Laberinto al trasmutarse en Hombres de Piedra. Con respecto a la alegoría del Yo prisionero, hay que entender que la solución de Navután al Misterio del Laberinto, al Misterio del encadenamiento espiritual, al Misterio de la Muerte, es análoga a la solución de la Canción de A-mort: ella consiste en un modo para 1ro., despertar; 2do., orientar. Tal modo es lo que últimamente se denomina “Vía de la Oposición Estratégica” y que incluye, necesariamente, el empleo de las Vrunas y el principio del cerco.
En la alegoría, la segunda parte del mensaje era bastante extensa porque se refería también a “las otras vías” de liberación que pueden “abrir” el Misterio de A-mort. Pero el prisionero ha encontrado la clave en el Anillo de Bodas y esto significa, analógicamente, que ha optado por la Vía de la Oposición Estratégica.
El mensaje ha llegado a él “por vía acústica”, es decir, gnósticamente, y, al tomar conciencia de su contenido, por medio de la clave revelada, halla en la celda una anilla, la cual permite abrir la salida secreta.
La “celda”, según el argumento 4, es análoga a la esfera de sombra. Pero, como substrato de la esfera de sombra, se encuentra la estructura cultural: una anilla “disimulada” en el piso de la celda corresponde sin duda a un principio matemático, a un símbolo arquetípico integrado, “disimulado”, en el esquema de una Relación.
La alegoría nos permite comprender, entonces, que los Dioses Liberadores con su mensaje carismático, descubren un principio matemático que permanecía inconsciente en la estructura cultural, al que denominamos “principio del cerco”. De aquí que:

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c - La “Anilla” en la celda del prisionero es análoga al “principio del cerco”, principio matemático, o Arquetipo Colectivo que permanecía inconsciente en el hombre dormido y que el mensaje de los Dioses Liberadores des-cubre.
Demostré, Días atrás, que en el proceso mental que da lugar a la “idea científica” de un fenómeno concurren elementos de dos fuentes principales: los “principios matemáticos” y las “premisas culturales preeminentes”. Esto se verifica principalmente al formular una “ley de la naturaleza”, la cual explica el comportamiento de un fenómeno estableciendo relaciones causales entre aspectos del mismo. Pondré un ejemplo sencillo: se desea “medir” el lado de un poliedro regular. Aquí el fenómeno es un cuerpo con forma de poliedro regular, vale decir, un “ente fenoménico”. Se toma para ello la “regla graduada”, es decir, una superficie plana sobre la que se hallan grabadas las unidades de longitud y de la cual estamos seguros que uno de sus lados es perfectamente recto. Se hace coincidir el cero de la regla con el “comienzo” del lado que vamos a medir.
Se observa ahora que el “fin” del lado coincide con el número cinco de la regla y se afirma sin más que “en el poliedro, el lado mide cinco centímetros”. Se ha realizado, como se verá, una serie de operaciones subjetivas cuyas conclusiones, sin embargo, pueden ser confirmadas por otros observadores; esta posibilidad de comprobación es lo que da peso de “ley de la naturaleza” al hecho mencionado.
Pero ocurre que en la regla, que se cree numerada, en realidad hay signos grabados que representan números, no números en sí. Los números son principios matemáticos propios de la estructura cultural, o sea elementos subjetivos, que intervienen en el acto de “reconocer que el límite del lado coincide con el signo 5”. Si se dice “mide cinco centímetros” se está realizando la afirmación de una cualidad empírica: “existe una proporción (es decir, una relación matemática) entre la longitud del lado del poliedro y la longitud del meridiano terrestre”. Esta proporción es fija o constante (=5cm.) y constituye una “relación entre aspectos de un fenómeno”, o sea, una “ley de la naturaleza”.
El centímetro equivale a la centésima parte de un metro y éste a la diezmillonésima parte de un cuarto de meridiano terrestre.
El ente fenoménico se presentó completo, íntegro en su manifestación.
Sin embargo no es posible aprehenderlo en su totalidad; a poco que se lo observe una parte del mismo se hace eminente, sobresaliendo y destacándose por sobre otros aspectos. La unidad del fenómeno ha quedado rota en favor de la pluralidad de cualidades que se es capaz de atribuirle. Se distinguen dos caras cuadradas, y en cada cara, cuatro aristas y cuatro ángulos, etc. Luego se practica la medición de una arista o lado y se establece una “ley de la naturaleza”: “la longitud del lado es proporcional a la longitud del meridiano terrestre y su razón es de 5 cm.”
En esta operación que se acaba de describir han intervenido los “principios matemáticos” (cuando se distinguen dos caras, cuatro aristas, etc.) y las “premisas culturales preeminentes” (cuando se tornó “eminente” la cara, el lado, o cualquier otra cualidad). Las dos fuentes concurren en el acto racional de “relacionar” (medir) aspectos del fenómeno y postular una “ley de la naturaleza” (mide 5 cm.) que puede ser universalmente comprobada.
Espero haber dejado en claro que los principios matemáticos (el uno, el dos, el cuadrado, etc.), por ser propiedades intrínsecas de la estructura mental, intervienen a priori en la formulación de una ley de la naturaleza. En cuanto a los “números” del mundo, esos que aparecen grabados en la regla graduada, sólo son signos culturales de representación a los que se distingue gracias al aprendizaje convencional. Hubo pueblos antiguos que representaban los números con nudos o ideogramas; es presumible que un instrumento de medición compuesto de una vara en la cual se han grabado jeroglíficos, no significaría, en principio, nada para nosotros si no logramos “leer” los signos, es decir, realizar las representaciones numéricas.
El análisis epistemológico sobre el modo como el hombre establece una ley de la naturaleza ha de llevar fatalmente a la conclusión de que sería imposible que el principio del cerco fuese localizado en el mundo como propiedad de los entes y pudiese ser formulado en un lenguaje sociocultural. Por el contrario, lo que puede ocurrir, en todo caso, es que el principio del cerco sea proyectado, consciente o inconscientemente, sobre un fenómeno y sea luego descubierto en él como relación eminente entre cualidades; naturalmente, dependerá del tipo de fenómeno representado la complejidad con la que el principio del cerco sea empíricamente reconocido e introyectado en la estructura psíquica.
En resumen, el “principio del cerco”, descubierto a la conciencia por el mensaje de los Dioses Leales, es también un principio matemático y como tal intervendrá “a priori” en toda percepción fenoménica. Los números naturales (que están en la mente) permiten “contar” (uno, dos) las mitades de esa manzana (que está en el mundo). El principio del cerco (que está en la mente) permite aplicar la “ley del cerco” sobre ese fenómeno (que está en el mundo). He recorrido un largo camino para arribar a esta conclusión. La expresaré ahora de manera general: el principio del cerco hará posible la determinación de la ley del cerco en todo fenómeno y en cualquier relación entre fenómenos.
Pero el principio del cerco es, generalmente, inconsciente y sólo quienes logran oír el mensaje de los Dioses Leales pueden incorporarlo a la esfera consciente. Y sólo ellos, los hombres despiertos, serán capaces de aplicar la ley del cerco en una Estrategia guerrera que asegure el Regreso al Origen.
Antes mencioné la solución de Navután al Misterio del Laberinto y dije que ella incluye el empleo de las Vrunas y el principio del cerco. Ahora agregaré que dicha solución, denominada Tirodinguiburr, se traduce en la técnica arquemónica de la Sabiduría Hiperbórea. Tal técnica, que es imprescindible dominar en el “modo de vida estratégico”, permite definir en el Universo un “Cerco estratégico”, al que me referí los Días Tercero y Trigesimosexto. Pues bien, según la Sabiduría Hiperbórea, todo Cerco estratégico es técnicamente un “Arquémona” o “Cerco infinito”. Con otras palabras, el hombre despierto descubre el principio del cerco y lo proyecta en el Mundo: ello no es suficiente para constituir un Cerco estratégico; el principio del cerco es un principio matemático y, por lo tanto, es un elemento arquetípico, es decir, creado por El Uno: mal podría utilizarse un elemento creado por El Uno para intentar aislarse de la Estrategia de El Uno; hay que modificar, pues, la ley del cerco para obtener el efecto aislador deseado; ¿en qué forma? indeterminando o convirtiendo en infinito el cerco real; ello se consigue con el empleo de las Vrunas Increadas: la inclusión de la Vruna Increada en la ley del cerco produce el “Cerco estratégico”, el Cerco infinito dentro del cual es posible practicar el modo de vida estratégico y desarrollar una Estrategia de Regreso al Origen.
La Vía de la Oposición Estratégica es aplicable por todo hombre despierto que disponga de un Cerco estratégico y de un lapis oppositionis. Este último elemento es sólo una Piedra de Oposición, es decir, una Piedra que representa a El Uno y contra la cual se realiza la oposición estratégica que permite aproximarse, inversamente, al Origen. El lapis oppositionis se sitúa fuera del Arquémona, frente al punto infinito del Cerco estratégico: cuando el Iniciado Hiperbóreo efectúa la oposición estratégica, el interior del Arquémona se convierte en una plaza liberada, con un Espacio y un Tiempo propios, independientes del espacio-tiempo del Universo Creado; así aislado, sin abandonar en ningún momento la oposición estratégica, el Iniciado avanza sin obstáculo hacia el Origen, sale del Laberinto, se libera de la prisión material.
Aclararé el significado etimológico de la palabra Arquémona y el sentido filosófico que denota en la Sabiduría Hiperbórea. Arquémona, ante todo, es una palabra compuesta por dos vocablos griegos, arke, principio y monas, unidad.
La Iniciación por la técnica arquemónica permite arribar a un principio único de la psique, es decir, a la individuación egoica del Selbst, desde donde es factible experimentar la posibilidad absoluta del Espíritu en el Origen: tal es el sentido hiperbóreo del Arquémona.
Para los Hombres de Piedra, Iniciados Hiperbóreos de la Casa de Tharsis, el “mundo” en el cual ocurre la vida cotidiana es simplemente un “campo de batalla”, una Palestra ocupada por enemigos mortales a los que se debe combatir sin tregua pues ellos “cortan el camino de Regreso al Origen”, “obstruyen la retirada” y pretenden “reducir al hombre a la más vil esclavitud” cual es “la sumisión del Espíritu Eterno a la materia”, su “encadenamiento al Plan evolutivo del Universo, creado por el Demiurgo y su corte de Demonios”. El mundo es, entonces, para los Hombres de Piedra, el Valplads.
En la mitología nórdica y en los Eddas, el Valplads es el campo de batalla adonde Wothan elige a los que caen luchando por el Honor, la Verdad, en fin, por las Virtudes del Espíritu. La Casa de Tharsis, basándose en la Sabiduría Hiperbórea, extendía el concepto de Valplads a todo el “mundo”. Pero el “mundo” es el macrocosmos, dentro del cual subsiste el microcosmos potencial del hombre despierto; la realidad de ese “mundo”, que rodea como Valplads al hombre despierto, es Maya, la Ilusión del Gran Engaño. Cuando el hombre despierto se ha situado en su Arquémona y libera la plaza interior por la Oposición Estratégica, indeterminando o tornando infinito el cerco real, el lapis oppositionis que se encuentra en el Valplads, se dice que su lugar constituye la fenestra infernalis del Arquémona, el punto infinito del Cerco Estratégico: la fenestra infernalis es el punto de mayor aproximación entre la plaza liberada y el Valplads, y frente a ella se enfrentan el hombre despierto y el Demiurgo Cara a Cara, se confrontan dos Estrategias Totales, la Hiperbórea y la Satánica.
Como última reflexión con respecto a la alegoría diré que cuando el prisionero “tira de la anilla” y descubre la salida secreta está efectuando una acción análoga a cuando “el hombre despierto” aplica la ley del cerco, según la técnica arquemónica, y “abre” unívoca e irreversiblemente una vía hacia el Origen.
Ha quedado explicado entonces el método que los Dioses Leales emplean para contrarrestar a “la Cultura”, arma estratégica enemiga. Ellos envían Su mensaje que tiene por fin despertar en el hombre el Recuerdo de Sangre y orientarlo hacia el Origen, su “salida secreta”. Para esto último le inducen a descubrir el “principio del cerco” y a aplicar, luego, la “técnica arquemónica”.
.El principio del cerco es infalible para los fines estratégicos propuestos y tanto puede ser aplicado individual como colectivamente. La Historia abunda en ejemplos de hombres que han aplicado técnicas basadas en la Sabiduría Hiperbórea para inmortalizarse como Dioses o para conducir a un pueblo de Sangre Pura hacia la mutación colectiva; como prueba de esas gloriosas acciones han quedado numerosas construcciones de piedra que nadie comprende en nuestros días porque para ello habría que poseer una visión fundada en el principio del cerco. Al hombre despierto, conocedor de la técnica arquemónica, una sola mirada sobre las construcciones megalíticas, o sobre Montsegur, o sobre los K.Z., le basta para interpretar correctamente la Estrategia Hiperbórea en la cual se basó su construcción.
El Castillo de Montsegur, vale la pena aclararlo, fue construido por los Cátaros según la técnica arquemónica, así como los K.Z. o konzentrationslager, “Campos de Concentración” de la Orden Negra alemana , los cuales no eran siniestras prisiones como pretende la propaganda sinárquica sino maravillosas “máquinas mágicas” para acelerar la mutación colectiva y racial, basados en la técnica arquemónica de la Sabiduría Hiperbórea: dentro del área aislada del K.Z., los elementos raciales más nefastos de la sociedad, esto es, los degenerados, delincuentes, viciosos, e incluso los judíos, podían ser trasmutados y reorientados en favor de la Estrategia Nacional.
Diré finalmente que quien es consciente del principio del cerco ha superado a la Estrategia cultural enemiga y puede realizar la doble aislación, del Yo y del microcosmos.
El principio del cerco permitirá fijar los límites del sujeto consciente, aislando el Yo de las premisas culturales preeminentes, y trasladándolo hacia el “centro” o Selbst.
La técnica arquemónica permitirá, entonces, aislar el microcosmos del macrocosmos, ganando un tiempo y un espacio propios, o sea, la inmortalidad: el microcosmos o cuerpo físico se habrá trasmutado en vajra la materia incorruptible.

Día 46
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
En el Día anterior mencioné “una Estrategia que los Dioses Leales emplean para contrarrestar a ‘la Cultura’, arma estratégica enemiga” y expliqué la misma, por medio de una alegoría, como consistente en un mensaje carismático.
Dicho mensaje perseguía dos objetivos: 1ro.: despertar; 2do.: orientar hacia la “salida secreta”, “centro”, u “Origen”; y, en aquel ejemplo particular, la “salida” se hallaba luego de descubrir “la anilla”, o sea luego de haber hecho consciente el principio del cerco. Sin embargo la segunda parte del mensaje, la Canción de A-mort brindaba, a quien la escuchara, la posibilidad de “hallar la salida”, por otras seis vías diferentes a la Oposición Estratégica, que se basa en el principio del cerco. De cualquier manera esta Estrategia tal como la he descripto, con sus siete posibles vías de liberación, responde a objetivos puramente individuales, es decir, es dirigida exclusivamente hacia el hombre dormido. Por eso ahora me toca declarar que la misma forma parte, la parte “individual”, de una concepción mayor, a la que se denomina Estrategia Odal.
La Estrategia Odal está dirigida fundamentalmente a obtener la liberación individual del hombre, pero, en ciertas ocasiones históricas favorables, los Dioses procuran “orientar” a la Raza en su conjunto para forzar la mutación colectiva. En ese caso los “líderes”, muchas veces “enviados” por los Dioses Leales y otras veces “inspirados” por Ellos, se encargan de proyectar carismáticamente en el pueblo las pautas estratégicas, buscando reintegrarlo a la Guerra esencial.
Para que tal tarea pueda realizarse con probabilidades de éxito es necesario que los “Líderes” dispongan de un elemento externo, situado en el mundo, que represente de manera irrefutable el origen Divino de la Raza. Este elemento externo debe dar prueba también del compromiso asumido por los Dioses al “inducir” a los hombres a reemprender la guerra contra el Creador y de su resolución de “esperar” los Kalpas que sean necesarios mientras ellos ganan la libertad. Por estas condiciones puede comprenderse que dicho “elemento externo” sea una verdadera Piedra de Escándalo para el Creador y sus huestes demoníacas y que todo Su Poder, o sea el Gran Engaño, esté puesto en lograr su destrucción o en su defecto evitar que permanezca al alcance del hombre.
Pero, a pesar de la contrariedad que tal acción causaría en el Enemigo, los Dioses han cumplido su parte del Pacto Primordial y, con un desprecio admirable hacia el Poder de las Potencias de la Materia, lo depositaron en el Mundo y lo resguardaron de cualquier ataque para que los hombres o sus líderes carismáticos lo descubran y se valgan de su significado.
La Estrategia Odal de los Dioses se halla, entonces, dirigida a lo interno de cada hombre por los “Cantos carismáticos”, tratando de despertar en ellos el Recuerdo de Sangre y de inducirles a seguir algunas de las siete vías de liberación. Pero también procura impulsar a la Raza en su conjunto para que cese de marchar en el sentido “evolutivo” o “progresivo” de la Historia y, rebelándose al Plan del Uno, en un salto inverso, trasmute las “tendencias animales” del hombre y recupere su naturaleza Divina Hiperbórea. Para conseguir este segundo propósito, ya no individual sino racial, he dicho que se dispone de un “elemento externo”. ¿Qué será, concretamente este “elemento externo”, esta “cosa”, a la que he atribuido propiedades tan maravillosas?: Se trata de algo cuya sola descripción llevaría varios volúmenes y que, en Días anteriores, he llamado “Gral”. Siendo imposible revelar aquí un Misterio que ha sido impenetrable para millones de personas, trataré, como de costumbre, de “aproximar” al mismo por medio de algunos comentarios.
Preguntaba qué será concretamente esa cosa maravillosa llamada Gral.
Empezaré por allí. Concretamente el Gral es una Piedra, un Cristal, una Gema; de esto no caben dudas. Pero no es una Piedra terrestre; de esto tampoco caben dudas. Si no es una Piedra terrestre cabe preguntarse cuál es su origen: la Sabiduría Hiperbórea afirma que proviene de Venus pero no asegura que ése sea su origen. Se puede suponer, pues, a falta de otra precisión, que los Señores de Venus la trajeron a la Tierra, desde ese planeta verde. Pero los “Señores de Venus” no son originarios de Venus sino de Hiperbórea, un “centro original” que no pertenece al Universo material y cuyo “Recuerdo de Sangre” ha llevado a muchos hombres dormidos a identificarlo erróneamente con un “continente nórdico” o “polar desaparecido”. Según la Sabiduría Hiperbórea el Gral fue traído al Sistema Solar por los Dioses inmediatamente después de que irrumpieron por la Puerta de Venus para instalarse en K'Taagar, o sea en el Valhala. Sea como fuere, hay otro aspecto concreto que conviene tener en cuenta: el Gral es una Gema que reviste la mayor importancia para los Dioses, a tal punto que Ellos no están dispuestos a abandonarlo o perderlo. Por camaradería y solidaridad hacia los hombres dormidos lo han situado en el Mundo; pero al final del Tiempo, el Gral será recuperado y devuelto a su lugar de Origen.
¿A qué se debe este interés sin medida por conservar la misteriosa Gema? A que la misma ha sido quitada momentáneamente de La Más Bella Joya que se haya visto nunca en el Universo de El Uno, de aquella alhaja que nadie sería capaz de imitar en éste ni en otros Mundos: ni los Maestros Orfebres ni los Devas Constructores ni los Angeles Planetarios, Solares o Galácticos, etc.
Porque el Gral es una Gema de la Corona de Kristos Lúcifer, Aquél que es más Puro que el más Puro de los Dioses Leales, el único que puede hablar Cara a Cara con el Incognoscible. Kristos Lúcifer es quien estando en el Infierno está más allá del Infierno. Pudiendo quedarse en Hiperbórea, a la luz del Incognoscible, Kristos Lúcifer ha querido acudir en rescate de los Espíritus cautivos protagonizando el incomprensible sacrificio de Su propia autocautividad. El se ha instalado como Sol Negro del Espíritu, “iluminando” carismáticamente, desde “atrás” de Venus, por intermedio del Paráklito, directamente en la sangre de los hombres dormidos.
¿Cómo una Gema del Gallardo Señor se ha mancillado cayendo aquí, a la Tierra, una de las cloacas más repugnantes de los Siete Infiernos? Porque El así lo ha dispuesto. Kristos Lúcifer ha entregado el Gral a los hombres como garantía de su compromiso, de su sacrificio, y como prueba material irrefutable del Origen Divino del Espíritu.
El Gral es, en este sentido, un reflejo del Origen Divino, el cual habrá de guiar como un faro el rumbo vacilante de los Espíritus Rebeldes que decidan abandonar la esclavitud de Jehová Satanás.
Ya ha visto lo que el Gral es: una Gema de la Corona de Kristos Lúcifer; verá ahora lo que el Gral representa para los Espíritus cautivos. Ante todo el Gral se halla ligado a la encarnación de los Espíritus y su significado primero debe buscarse en relación con tal Misterio. Ello se explica si tenemos en cuenta que hace millones de años, cuando los Siddhas Traidores se aliaron al Demiurgo Jehová Satanás para carnalizar a los Espíritus Hiperbóreos, Kristos Lúcifer entregó su Gema para que la Verdad del Origen Divino pudiera ser vista con ojos mortales. Por eso el Gral, puesto en el Mundo como prueba del Origen Divino del Espíritu, da sentido a todos los linajes hiperbóreos de la Tierra. Por él la sangre de los hombres, aún sumidos en la más tremenda confusión, reclamará siempre su herencia extraterrestre.
La presencia del Gral, en principio, impide al Enemigo negar los ancestros hiperbóreos. Pero así como el Gral da un sentido cósmico a la Historia del hombre, conectándolo con la Raza eterna de los orígenes, y diviniza los linajes hiperbóreos de la Tierra, así también para el Demiurgo, por la presencia del Gral, dichos linajes pasan a ser “motivo de escándalo” y objeto de la persecución y el escarnio, del castigo y del dolor. Los Divinos linajes hiperbóreos serán, a partir del Gral, linajes heréticos “condenados para siempre” (un manvantara) por Jehová Satanás. El Gral ha venido a despertar recuerdos indeseables, a valorizar el pasado del hombre; será entonces el recuerdo y el pasado lo que más se atacará y a borrar su influencia apuntará en gran medida la Estrategia Sinárquica. Si se es capaz de advertir este ataque, que es evidente para la mirada gnóstica, se comprenderá con mayor profundidad la función histórica del Gral. A ponerlo en evidencia dedicaré los siguientes párrafos.
El principal crimen del hombre ha sido negar la supremacía de “Dios”, es decir, del Demiurgo terrestre Jehová Satanás, y rebelarse a su esclavitud. Pero el hombre es un ser miserable, inmerso en un Infierno de Ilusión en el que se siente insensatamente “a gusto”, sin posibilidades de romper el hechizo por sí mismo. Si ha negado al Demiurgo y se ha “rebelado” ha sido en virtud de un agente exterior, pero: ¿qué “cosa” en el Mundo puede ser capaz de despertar al hombre, de abrir sus ojos a la divinidad olvidada? “Si tal cosa existe, dirán los Demonios, es el objeto más abominable de la Creación material”. Pero esa “cosa”, ese “objeto abominable”, no es de este Mundo y de él ha “comido” el hombre-Espíritucautivo.
Ese “fruto verde”, que más tarde llamarán Gral, es un alimento que nutre con la gnosis primordial, es decir, con el conocimiento sobre la Verdad de los orígenes. Por el Gral, fruto prohibido por excelencia, el hombre sabrá que es Eterno, que posee un Espíritu Divino encadenado a la materia, que procede de un Mundo imposible de imaginar desde el Infierno terrestre pero por el que siente nostalgia y al que desea regresar.
¡Por el Gral el hombre ha recordado!
He aquí su primer crimen. Recordar el Origen Divino será, en adelante, un terrible pecado y quienes lo han cometido deberán pagar por ello; esa es la Voluntad del Demiurgo, la “Ley de Jehová Satanás”. Serán sus Ministros, los Demonios de Chang Shambalá, quienes se encarguen de ejecutar la condena cobrando el castigo en una moneda que se llama: dolor y sufrimiento. El instrumento será, naturalmente, la encarnación, repetida mil veces en transmigraciones “controladas” por la “Ley” del Karma, declarando cínicamente que el dolor y el sufrimiento son “para bien” de los Espíritus, “para favorecer su evolución”. Si “el mal” radica en la sangre entonces se la debilitará favoreciendo la mezcla racial y se la tornará impura envenenándola con el temor del pecado.
El resultado será la confusión estratégica del Espíritu y la completa oscuridad sobre el pasado del hombre. “En el pasado no hay nada digno de ser rescatado”, afirmarán durante milenios las gentes sensatas, a coro con los Demonios de la Fraternidad. La Teología, y aún la Mitología, hablará sobre el mal del hombre con el lenguaje del Demiurgo: el “pecado”, la “caída” y el “castigo”. La “Ciencia”, por otra parte, nos mostrará un panorama más desalentador: “probará”, echando mano de inmundicias fósiles, que el hombre desciende de un protosimio llamado “homínido” o sea de ese mísero y despreciable animal hombre que fue el antepasado del hombre dormido. La “Ciencia” ha llevado el pasado del hombre a su degradación más dramática vinculándolo “evolutivamente” con los reptiles y gusanos. Para el hombre moderno ya no habrá ancestros Divinos sino simios y trilobites. Realmente se necesita partir de un odio sobrehumano para desear que el hombre se humille de manera tan triste.
Pero dejemos lo triste, seamos optimistas, ¿para qué mirar el pasado, dirá la Sinarquía con la Voz de la Ciencia y la Teología, si el hombre es “algo proyectado hacia el futuro”? En el pasado no hay nada digno de respeto: unos primitivos crustáceos marinos hundidos en el cieno tratando de ganar el medio terrestre, impulsados por la “evolución”; millones de años después unos simios deciden hacerse hombres: impulsados nuevamente por la milagrosa “ley de evolución” se vuelven bípedos, fabrican herramientas, se comunican hablando, pierden el pelo y entran en la Historia; y luego viene la Historia del hombre: los documentos, la Civilización, la Cultura. Y en la Historia continúa implacable la “evolución”, convertida ahora en una ley más inflexible llamada dialéctica: los desaciertos de la humanidad, las guerras, la intolerancia, el fascismo, son “errores”; los aciertos, la paz, la democracia, la O.N.U., la vacuna Sabín, son “éxitos”. De la puja entre éxitos y errores surge siempre un estadio superior, un beneficio para la Humanidad futura, confirmándose la tendencia evolutiva o progresista. ¿Acaso no es esa tendencia progresista de la Historia todo lo bueno que cabe esperarse del pasado?
Por eso seamos optimistas; miremos al futuro; allí están todos los bienes, todas las realizaciones; el teólogo asegura que tras un juicio futuro a los buenos se les abrirán las puertas del paraíso, los rosacruces, masones y otros teosofistas, sitúan en el futuro el momento en que, concluida parcialmente la “evolución espiritual”, el hombre se identifica con su mónada, o sea con su “Arquetipo Divino” y se incorpora a las Jerarquías Cósmicas dependientes del Demiurgo; y hasta los materialistas, ateos o cientificistas, presentan una imagen venturosa del futuro: nos muestran una sociedad perfecta, sin hambre ni enfermedades, en donde un hombre, tecnócrata y deshumanizado, reina feliz sobre legiones de androides y robots.
No abundaré en detalles sobre un hecho por demás evidente: se ha intentado borrar el pasado del hombre desconectando a éste de sus raíces hiperbóreas; no se ha logrado borrar totalmente dicho pasado, pero, en compensación, se ha conseguido crear una fractura metafísica entre el hombre y sus ancestros Divinos, de modo tal que, en la actualidad, un abismo lo separa de los recuerdos primordiales; un abismo que tiene nombre: confusión.
Paralelamente con tan siniestro propósito se ha “proyectado al hombre hacia el futuro” eufemismo utilizado para calificar a la ilusión del progreso que padecen los miembros de las Civilizaciones modernas. Tal “ilusión” es generada
culturalmente por poderosas “ideas fuerza” empleadas hábilmente como arma estratégica: el “sentido de la Historia”, la “aceleración histórica”, el “progreso científico”, la “educación”, “civilización versus barbarie”, etc. Los hombres, condicionados de ese modo, creen ciegamente en el futuro, miran sólo hacia él, y aún los fatalistas, que avizoran un “negro futuro”, admiten que si una excepción imprevisible o un milagro ofrece una “salida” a la Civilización ella se encuentra, de todos modos, en el “futuro”; el pasado es en cualquier caso motivo de la indiferencia general.
Este “hecho evidente” representa sin duda un importante triunfo para la Sinarquía; pero un triunfo que no es definitivo. En efecto, Dr.,Ud. ha visto que la máxima presión de la Estrategia Sinárquica, se aplica en borrar el pasado, en oscurecer el recuerdo del Origen Divino, y que tal ataque se produce como reacción a la acción gnóstica del Gral. Pero el Gral no es sólo un fruto prohibido, consumido por el hombre en los tiempos remotos, inmediatos a su esclavización.
El Gral es una realidad que permanecerá en el mundo mientras el último Espíritu Hiperbóreo continúe cautivo. Por el Gral siempre es posible que el hombre despierte y recuerde.
Mas, para gozar de su gnosis, es imprescindible comprender que el Gral, como reflejo del Origen, alumbra en la sangre desde el pasado. Su luz viene al revés del sentido del tiempo y por eso nadie que haya sucumbido a la Estrategia Sinárquica podrá recibir su influencia. Ya vio que una poderosa Estrategia cultural “proyecta al hombre hacia el futuro” e intenta borrar su pasado y confundir sus recuerdos. Pero el Gral no debe buscarse mirando al futuro pues así jamás será hallado. En rigor de la verdad el Gral no debe buscarse en absoluto, si con tal verbo, buscar, entendemos una acción que implique “movimiento”. Sólo “buscan” el Gral quienes no han comprendido su significado metafísico y creen, en su ignorancia, que se trata de un “objeto” que puede ser “encontrado”. Recordaré una de las historias medievales sobre el Gral que, aunque deformada por su adaptación judeocristiana, conserva bastantes elementos de la Tradición Hiperbórea. En ella Parsifal, el loco puro, sale a “buscar” el Gral. Por desconocimiento comete el desatino de emprender la búsqueda “viajando” caballerescamente por distintos países. Este “desplazamiento” apunta esencialmente hacia el futuro, porque en todo movimiento hay una temporalidad inmanente e inevitable, y, naturalmente, Parsifal jamás “encuentra” el Gral “buscándolo” en el mundo. Pasan así años de búsqueda inútil hasta que comprende esta simple verdad. Entonces un día, completamente desnudo, se presenta ante un castillo encantado y, una vez adentro, se le aparece el Gral (no lo encuentra) y sus ojos son abiertos; advierte entonces que el trono está vacante y decide reclamarlo, transformándose finalmente en Rey.
Se debe ver en esa alegoría lo siguiente: Parsifal comprende que el Gral no debe ser buscado en el mundo (Valplads), a través del tiempo (Conciencia fluyente del Demiurgo), y decide valerse de una Vía Estratégica Hiperbórea.
Para ello se sitúa “desnudo” (sin las premisas culturales preeminentes) en un castillo (“plaza” fortificada por la ley del cerco) desincronizándose del “tiempo del mundo” y creando un “tiempo propio”, inverso, que “apunta hacia el pasado”.
Entonces aparece el Gral y “abre sus ojos” (Recuerdo de Sangre). Parsifal advierte que “el trono está vacante” (que el Espíritu puede ser recuperado) y decide reclamarlo (se somete a las pruebas de pureza de las Vías Secretas de Liberación) y se transforma en Rey (se trasmuta en Hombre de Piedra).
Espero haber dejado en claro que el Gral no debe buscarse pues él aparece cuando la conciencia del hombre se ha desincronizado del tiempo del mundo y se ha despojado de la máscara cultural. Deseo mostrar ahora otro aspecto de la reacción enemiga que ha motivado la presencia del Gral.
Por el Gral el hombre comete el crimen de despertar; ha pecado, y el castigo se cobra con la moneda del dolor y el sufrimiento, por la encarnación y la ley del Karma. Los encargados de velar por la Ley, y a quienes más ofende el recuerdo hiperbóreo de los hombres despiertos son los “ángeles guardianes”, es decir, los Demonios de Chang Shambalá y su Fraternidad Blanca. Hay, aparte de ésta, una reacción directa del Demiurgo que conviene conocer. Pero, como tal reacción se ha repetido muchas veces desde que los Espíritus Hiperbóreos han sido encadenados al yugo de la carne, una exposición completa debería abarcar un lapso de tiempo enorme, que va más allá de la Historia oficial y se pierde en la noche de Atlántida y Lemuria. Desde luego, no podré embarcarme en un relatosemejante y por eso sólo me referiré a la reacción del Demiurgo en tiempos históricos, pero no debe olvidarse que todo cuanto se diga sobre este hecho no es exclusivo de una Epoca, sino que ya ha sido y seguramente volverá a ser.
Una breve introducción le permitirá comprender tal reacción directa.
Cuando se plantea la pregunta, ingenua, sobre ¿cómo son los mundos de donde procede el Espíritu cautivo?, creyendo que puede haber alguna imagen que represente a la inimaginable Hiperbórea, la Sabiduría Hiperbórea suele responder con una figura metafórica; dice así al ignorante aprendiz: “imagina que una mota de polvo recibe un débil reflejo de los Mundos Verdaderos, y supón que, luego, dicha mota es dividida y reorganizada en infinitas partículas. Haz otro esfuerzo de imaginación y supone ahora que el Universo material que conoces y habitas ha sido construido con los pedazos de aquella mota de polvo. La Sabiduría Hiperbórea te dice: si eres capaz de reintegrar en un acto de imaginación la inmensa multiplicidad del Cosmos en la mota original, entonces, viéndola en su totalidad, percibirás sólo un débil reflejo de los Mundos Verdaderos. Si eres capaz de reintegrar el Cosmos en una mota de polvo verás sólo una imagen deformada de la Patria del Espíritu. Eso es todo cuanto puede conocerse desde aquí”.
La metáfora se torna transparente si se considera que el Demiurgo ha construido el Universo imitando una torpe y deformada imagen de los Mundos Verdaderos. Ha insuflado Su Aliento a la Materia y la ha ordenado con el propósito de “copiar” el débil reflejo que alguna vez recibió desde las Esferas Increadas. Pero ni la sustancia era la adecuada ni el Arquitecto estaba capacitado para ello y, sumado a esos males, debe considerarse la intención perversa de pretender reinar como Dios de la obra, a semejanza (?) del Incognoscible. El resultado está a la vista: un Infierno maligno y demencial, en el
cual, muchísimo tiempo despúes de su creación, por un Misterio de A-mort incontables Espíritus Eternos fueron esclavizados, encadenados a la materia y sujetos a la evolución de la vida.
La característica principal del Demiurgo es evidentemente la imitación, por medio de la cual ha intentado reproducir los Mundos Verdaderos y cuyo resultado ha sido este vil y mediocre Universo Material. Pero es en las distintas partes de Su Obra adonde se advierte la alucinante persistencia en imitar, repetir y copiar. En el Universo “el todo” es siempre copia de “algo”: los “átomos”, todos semejantes; las “células”, que se dividen en pares análogos; los “animales
sociales”, cuyo instinto gregario se basa en la “imitación”; la “simetría”, presente en infinidad de fenómenos físicos y biológicos; etc. Sin extenderse en más ejemplos puede afirmarse que la abrumadora multiplicidad formal de lo real es sólo una ilusión producto del cruzamiento, intersección, combinación, etc., de unas pocas formas iniciales. En verdad el Universo ha sido hecho a partir de contados elementos diferentes, no más de veintidós, que soportan, por sus infinitas combinaciones, la totalidad de las formas existentes.
Teniendo presente el principio imitativo que rige la obra del Demiurgo, se puede considerar ahora su reacción directa ante la presencia del Gral.
Dije que el Gral diviniza los linajes hiperbóreos al probar de manera irrefutable la verdad del Origen y que la reacción de los Demonios ha sido considerar a los mismos como linajes heréticos, merecedores del castigo más terrible.
Pero mientras los Demonios se ocupaban de castigar a los hombres con las pesadas cadenas del Karma, muy otra sería la actitud del Demiurgo. El, según su característica, ha querido imitar, y aún superar, a los linajes hiperbóreos fundando una Raza Sagrada que lo represente directamente, es decir, que canalice su voluntad, y, por intermedio de la misma, reinar sobre los Espíritus encarnados. Una “Raza Sagrada” que se levante en el medio mismo de los pueblos condenados al dolor y al sufrimiento de la vida y que, triunfando sobre ellos, acabe por infligirles la humillación final de someterlos a la Sinarquía de los Demonios. Entonces los linajes hiperbóreos, hundidos en el barro de la degradación espiritual, exhalarán sus últimos lamentos y esos gritos de dolor, esos alaridos de espanto, serán la dulce música con que la Raza Sagrada regalará a su “Dios” Jehová Satanás, el Demiurgo de la Tierra.
Como ya he dicho el Demiurgo ha intentado muchas veces esta empresa; “los gitanos”, por ejemplo, son el remanente étnico de una “Raza Sagrada” que prosperó en la última Atlántida, cuando los Dioses Traidores sometieron a la Sinarquía del Horror a los linajes hiperbóreos. Los Espíritus encarnados se vieron allí precipitados a las más infames prácticas: la sangre Divina se degradó y confundió por medio de la mezcla indiscriminada de Razas, y, lo que es peor, se lograron realizar ayuntamientos fértiles entre hombres y animales con el concurso de la magia negra; se inmolaron miles de víctimas humanas para saciar la sed de sangre de Jehová Satanás, adorado allí en su Aspecto de “Dios de los ejércitos infernales”. La crueldad, la orgía colectiva, distintas formas de drogadicción, etc., eran todas “costumbres” que los linajes hiperbóreos habían adoptado mientras en los ojos de la “Raza Sagrada” brillaba de gozo la mirada del Demiurgo y la Sinarquía del Horror ejercía su tiranía de oricalco. En tal estado de degradación ya nadie era capaz de recibir la luz del Gral ni de escuchar el Canto de los Dioses. Por eso Kristos Lúcifer decidió manifestarse a la vista de los hombres.
Lo hizo, acompañado por una guardia de Dioses Liberadores, y ello determinó el fin de la Atlántida...
Pero esta es una historia antigua. En tiempos recientes el Demiurgo ha resuelto repetir nuevamente, a imitación de los linajes hiperbóreos, la creación de una “Raza Sagrada” que lo represente y a la cual le estará reservado el alto Destino de reinar sobre todos los pueblos de la Tierra. Con el Pacto de Sangre celebrado entre Jehová Satanás y Abraham queda fundada la “Raza Sagrada”, y sus descendientes, los hebreos, constituirán el “Pueblo Elegido”. Así como los Espíritus Hiperbóreos, divinizados por la presencia del Gral, representan el “linaje herético” por excelencia, los hebreos, frente a ellos, se presentarán como el “linaje más puro de la Tierra”.
Israel, pueblo elegido por Jehová Satanás para que sea su representante en la Tierra, ¿qué títulos exhibirá como prueba irrefutable de que tal es Su Voluntad? El Demiurgo, siguiendo su habitual sistema de “imitar”, razona de este modo: “Si por la Gema de Kristos Lúcifer, el Gral, ha sido divinizado el linaje hiperbóreo, también por una ‘Piedra del Cielo’ será consagrada la Estirpe de Abraham. Pondré en el mundo una Piedra en la cual estará escrita Mi Ley como prueba irrefutable de que Israel es el Pueblo Elegido, ante el cual deberán humillarse las demás Naciones”.
Tal es la reacción directa del Demiurgo. Elige de entre la hez de la humanidad al pueblo más miserable y luego de pactar con él le hace “crecer” a la sombra de Reinos poderosos. Cuando decide que a la “Raza Sagrada” le ha llegado el momento de cumplir su misión histórica “renueva el pacto” entregando a Moisés la clave del Poder. Entonces Israel, el linaje más puro de la Tierra, atraviesa los milenios y marcha hacia su futuro de gloria, mientras los Imperios y los Reinos se hunden en el polvo de la Historia. Sin duda ha sido efectiva la reacción del Demiurgo y poderosos han resultado los efectos de Su Piedra, la fuerza de Su Ley. Por eso cabe preguntarse ¿qué es en realidad lo que Jehová Satanás entrega a los hebreos como instrumento de poder y de dominación universal?; lo repetiré sintéticamente: las “Tablas de la Ley” contienen el secreto de las veintidós voces que el Demiurgo pronunció cuando ordenó la materia y por las cuales ha sido formado todo lo existente. El conjunto de símbolos contenidos en las Tablas de la Ley es lo que de antiguo se conoce como Cábala Acústica.
En la Atlántida este conocimiento fue en principio patrimonio de otra “Raza Sagrada”, pero, más adelante, los Guardianes del Arte Lítico, antepasados del cromagnón y padres de la Raza Blanca, llegaron a dominarlo por completo.
“Las Tablas de la Ley” son entonces “la Piedra” que el Demiurgo ha puesto en el Mundo como soporte metafísico de la “Raza Sagrada” a imitación del conjunto “linaje hiperbóreo/ Gral”. Sin embargo, como en todas las “imitaciones” del Demiurgo, no debe verse aquí una equivalencia demasiado precisa. El Gral, desde el pasado, refleja para cada uno de los hombres el Origen Divino y constituye un intento de Kristos Lúcifer por acudir en ayuda de los Espíritus cautivos o, en otras palabras, la influencia del Gral apunta a lo individual y a lo espiritual. Las Tablas de la Ley por el contrario, apuntan a lo colectivo, entre Jehová Satanás y el pueblo hebreo, y, además, su contenido cabalístico revela las claves que permiten dominar todas las Ciencias materiales.
Si la confusión estratégica, la encarnación, el encadenamiento a la Ley del Karma, etc., son males terribles que aquejan a los Espíritus Hiperbóreos, la convivencia terrestre con una “Raza Sagrada” de Jehová Satanás es sin duda la más espantosa pesadilla, peor aún que cualquiera de las desdichas mencionadas. Porque, a partir del “pacto renovado” con Moisés, la enemistad racial entre los linajes hiperbóreos (“heréticos”) y el linaje hebreo (“sagrado”) será permanente y eterna, con la desventaja irreversible para los primeros de que la Voluntad infernal del Demiurgo se expresará irresistiblemente a través de los segundos. Después de la “aparición” de Israel sólo le queda al hombre la alternativa dramática de regresar al Origen o sucumbir definitivamente.
Escarbando en el mito hebreo de Abel y Caín, bajo un velo de calumnias, puede apreciarse una descripción acertada de la enemistad racial y teológica entre hebreos e hiperbóreos. En dicho mito, Abel, que es pastor de rebaños, representa el tipo básico del hebreo y Caín, el labrador, a la figura del hombre de linaje hiperbóreo. Cuenta la leyenda que a Jehová Satanás le resultaron agradables las ofrendas de sangre de Abel el pastor, consistentes en el sacrificio de los corderos primogénitos “con su grasa”, y en cambio despreció los “frutos de la tierra” que exhibía Caín. Tal actitud por parte del Dios de la Materia constituyó una revelación para Caín: el descubrimiento de las verdaderas intenciones del Creador y la esencia materialista y servil de los pastores. Entonces Caín decidió matar a Abel, el Alma creada, lo que motivó a Jehová para denunciar que era portador de una marca que delataba su condición de asesino. Dicho signo sería reconocido en todas las Epocas, por aquellos que fuesen “como Abel”, en quienes demostrasen ser “como Caín”.
Aquel especial criterio afectivo de Jehová Satanás se ha perpetuado a través de los siglos en el odio que los hebreos sienten hacia los linajes hiperbóreos, odio que, no se olvide, proviene del Demiurgo puesto que “Israel es Jehová”. A los hombres mentecatos, es decir, a quienes se les ha lavado el cerebro para posteriormente convertirlos en fanáticos creyentes de la Biblia, siempre les resulta difícil justificar la predilección de Jehová “Dios” por el sacrificio sangriento de Abel y el desprecio de la producción agrícola de Caín. Empero, todo se aclara si se lee bajo el lenguaje cabalístico, cifrado, del Génesis, una interpretación antiquísima del Holocausto de Fuego. En efecto, “el holocausto del cordero primogénito con su grasa” [Génesis 4,4], representa al Holocausto de la Muerte Final de la Humanidad y su transformación en la lejía que “lavará la Señal Abominable que está grabada en la Piedra Caliente”: la oblación de Abel sería luego quemada, tal como hacen hasta hoy los hebreos con los cuerpos de los animales sacrificados, y “la grasa”, mezclada con la ceniza, formaría el jabón, la lejía, que lavaría la mancha simbólica del “pecado de Caín”; tal “pecado” es, naturalmente, ser “agricultor”, sembrador de cereales, adorador de la Diosa Ama, o Ceres, o Deméter, o la Virgen de Agartha, la madre de Navután, es decir, quien entregó la semilla del trigo a los hombres, la Semilla del Niño de Piedra. La “marca de Caín” es, entonces, la Señal en la Piedra Caliente, el Símbolo del Origen que causa el encadenamiento del Espíritu eterno a la Materia; por eso Caín, al portar dicha marca, no podrá morir jamás: será “inmortal”, como lo son todos los hombres que poseen Espíritu, aunque lo ignoren por estar “dormidos”.
Robert Graves, y el Rabino Raphael Patai, en el libro “Los Mitos Hebreos”, han extraído y sintetizado el Mito de Caín de numerosos midrash talmúdicos. He aquí una de las versiones oficiales hebreas, que demuestran el carácter espiritual luciférico de Caín y la naturaleza “creada” de Abel: “Caín respondió a la reprensión de Dios con un grito que todavía repiten los blasfemos: –¡No hay Ley ni Juez!–. Cuando poco después encontró a Abel en un campo le dijo: –No hay Mundo futuro, ni recompensa para los justos, ni castigo para los malhechores.
Este Mundo no fue creado con misericordia, ni es gobernado con compasión.
¿Por qué otra causa ha sido aceptada tu ofrenda y rechazada la mía? Abel respondió sencillamente: –La mía fue aceptada porque amo a Jehová Dios; la tuya fue rechazada porque le odias–. Entonces Caín decidió golpear y matar a Abel”.
Es interesante profundizar más sobre la figura de Caín. Según la Biblia fue, además de agricultor, el primero que construyó ciudades amuralladas y el inventor de los pesos y medidas. Su descendiente Tubal-Caín (desdoblamiento mítico del mismo Caín) fue fabricante de armas y de instrumentos musicales.
Si se observa ahora esta figura de Caín, a la luz de la Sabiduría Hiperbórea, se comprobará que posee muchos de los atributos característicos de los linajes hiperbóreos. Ante todo la asociación de la Agricultura con la construcción de ciudades amuralladas es una antiquísima fórmula estratégica hiperbórea que emplearon recientemente, por ejemplo, los etruscos y los romanos, y que ha sido expresada con perfección por el rey germano Enrique I,
el Pajarero. Por otra parte el invento de los pesos y medidas, que los hebreos atribuyen a Caín, los griegos a Hermes y los romanos a Mercurio, permite identificar a Caín con esos dos Dioses hiperbóreos. Y por último: la acusación de asesino y la condición de fabricante de armas, revela claramente que la figura de Caín representa a unos guerreros temibles, a los Hombres de Piedra: a delatar o señalar esa calidad apunta claramente la denuncia de la famosa marca.
En la Biblia, el libro sagrado del “Pueblo Elegido”, en el mito de Abel y Caín, se encuentran perfectamente reveladas las reglas de juego. En la “preferencia” de Jehová Satanás por los pastores hebreos, representados por Abel, y en el desprecio y castigo de los linajes hiperbóreos, simbolizados por Caín, aparece planteado el conflicto metafísico de los orígenes, pero actualizado ahora como confrontación cultural y biológica. La Raza Sagrada hebrea ha venido a traer la Presencia de Jehová Satanás; (Presencia consciente, diferente del soplo panteísta con que el Demiurgo anima la materia) al plano de la vida humana, de la encarnación, del dolor y del sufrimiento. Por eso la antigua enemistad trascendente entre Espíritus cautivos y Demonios se transforma en enemistad inmanente entre los linajes hiperbóreos y el Universo material, dado que la Raza Sagrada es Malkhouth, el décimo Sephiroth, es decir, un Aspecto del Demiurgo. Esto último debe entenderse así: Israel es el Demiurgo. Vale la pena aclararlo. Según las enseñanzas secretas de la Cábala y tal como puede leerse en el Libro del Esplendor, Sepher Yetsirah, o en el Libro del Holocausto de Fuego, Sepher Icheh, es decir, acudiendo a las fuentes más confiables de la Sabiduría Hebrea, para la “creación” de la “Raza Sagrada” Jehová Satanás manifiesta uno de sus diez Aspectos o Sephiroth. El décimo sephiroth, Malkhouth (el Reino), es el propio pueblo de Israel, de acuerdo a los textos oficiales hebreos, el cual guarda un nexo metafísico con el primer Sephiroth, Kether (Corona), que es la Cabeza o Conciencia suprema del Demiurgo. En otras palabras: hay identidad metafísica entre Israel y Jehová Satanás o, si se quiere, “Israel es Jehová Satanás”.
Como decía antes, la enemistad entre la Raza Sagrada y los linajes hiperbóreos, enemistad que se ha visto declarada en el mito de Abel y Caín, significa un enfrentamiento entre éstos y el Universo material, dado el carácter de Malkhouth, desdoblamiento del Demiurgo, que ostenta Israel. Con Malkhouth, el Demiurgo ha querido imponer la realeza del linaje sagrado hebreo a los restantes pueblos de la Tierra. Si estos pueblos gentiles han olvidado el pasado, y se han sometido al Plan que lleva adelante la Fraternidad Blanca, entonces aceptarán de buen grado la superioridad hebrea y el mundo marchará alegremente hacia la Sinarquía. Pero, ¡hay de aquellos Goym que no renuncien a su herencia hiperbórea y persistan en recordar el conflicto de los orígenes! No habrá lugar para ellos en la Tierra porque con la Presencia de Malkhouth, el linaje sagrado de Israel, el Demiurgo asegura su persecución e inmediato aniquilamiento.
¡Dramático destino el del Espíritu cautivo! Durante milenios recordar el Origen, es decir, exhibir un linaje herético, era castigado por los Demonios con un fuerte Karma, y el dolor, el sufrimiento, eran tan terribles que se acababa por olvidar.
Pero, mientras esta degradación ocurría, en el fondo de su corazón, bullendo en su sangre, el condenado podía participar del Recuerdo de Sangre y acceder a la Gnosis; era su derecho: si lograba elevarse desde la ciénaga de la confusión espiritual nadie podía impedirle que recibiera la luz del Gral ni que escuchara el Canto de los Dioses. Con Israel ni esta miserable oportunidad de despertar sería ya posible pues el conflicto fue planteado en términos biológicos, raciales, culturales...: quien se comprometa en la contienda debe ahora arriesgarlo todo pues al enfrentar a Israel se está enfrentando al mismo Demiurgo. Israel avanza en la Historia con una fuerza irresistible. Sus grandes ideas van dominando poco a poco a la Cultura de Occidente paralelamente con el crecimiento de su potencia financiera. ¿Quién será capaz de oponerse a la fuerza conjunta del judeocristianismo, de la judeomasonería, del judeomarxismo, del sionismo, del Trilateralismo? ¿Quién podría hacer “saltar” las bancas de Rothschild, de Jacobo Schiff, de Kuhn and Loeb, de Rockefeller, etc.? ¿y quién competirá con los hebreos en los campos de la Ciencia o el Arte? Ya describí el fantástico Poder Material alcanzado por la Sinarquía Templaria en la Edad Media; piense, Dr. Siegnagel, lo que ha de representar tal Poder hoy día; contra estas fuerzas organizadas el hombre no tiene la mínima chance. Por eso, ante tan formidable Poder, la única alternativa estratégica válida es la confrontación racial: a la Raza Sagrada de Jehová Satanás oponer el linaje hiperbóreo de los Espíritus cautivos.
Y en este choque de linajes, en esta guerra llevada al terreno de la sangre, el hombre despierto, aquel que recuerde y desee regresar, deberá escuchar el Canto de los Dioses y, siguiendo una vía secreta de liberación, hallar “la salida”, regresar al Origen, y trasmutarse en Hombre de Piedra. Habrá cumplido así con la primera parte de la Estrategia Odal. Pero si un Líder carismático, despierto y trasmutado, se pone al frente de una comunidad racial y decide guiar a los hombres en conjunto de Regreso al Origen, podrá aplicar en su totalidad la Estrategia Odal, aprovechando la presencia del Gral. En este caso el Líder planteará la Guerra Total contra las fuerzas demoníacas de la Sinarquía, pero especialmente ejercerá su máxima presión sobre la Raza Sagrada pues ella representa directamente al Enemigo o sea al Demiurgo Cautivador. Sin embargo, sólo en Epocas modernas, cuando la presencia universal de la Sinarquía y el poder de la Raza Sagrada queden en evidencia, será posible que algún Gran Jefe identifique correctamente al Enemigo y declare contra Ellos la Guerra Total.
La enemistad irreconciliable entre el linaje sagrado hebreo y el linaje herético hiperbóreo podría ser ejemplificada considerando las infinitas veces que se han producido enfrentamientos y describiendo los distintos resultados. Se puede asegurar que habría material para llenar varios tomos, razón por la cual debo ser prudente y referirme a lo estrictamente necesario para la comprensión de la Estrategia Odal de los Dioses Leales. Es con este criterio que voy a considerar tan sólo un ejemplo, pero un ejemplo que será altamente clarificador.
Después del hundimiento de la Atlántida, y en virtud de las pautas del Pacto Cultural, los linajes hiperbóreos han coincidido siempre en que la sociedad humana debía organizarse en torno de tres funciones principales: Regia, Sacerdotal y Guerrera. La armonía y la independencia de las tres funciones garantizaría un cierto equilibrio apropiado para los tiempos de paz y de prosperidad, o sea cuando la sociedad progresa materialmente hacia el futuro. En distintas Epocas de su historia muchísimos pueblos de linaje hiperbóreo experimentaron breves períodos en que el equilibrio de las tres funciones permitió disfrutar de esa tranquilidad social, mediocre y cortesana, que ocultaba en realidad una ausencia total de contacto carismático entre la masa del pueblo y sus Líderes, situación típica que se caracteriza por la indiferencia general. Cuando una sociedad se estabiliza de esta manera la Fraternidad Blanca de Chang Shambalá afirma que “evoluciona” y que “progresa”. Es pues del interés de los Demonios llevar a la Humanidad a un estado de equilibrio permanente de las tres funciones; ¿con qué objeto?: para preparar el advenimiento de la Sinarquía, es decir, la Concentración del Poder en manos de una Sociedad Secreta o cofradía oculta. ¿Qué fin tiene concentrar el poder en manos de seres que actúan en las sombras? La respuesta se halla relacionada con la manifestación por parte del Demiurgo de “Malkhouth”, la Raza Sagrada: el poder sobre las naciones pertenece (en esta etapa del Kaly Yuga) a Israel como herencia de Jehová Satanás y prueba de su linaje teológico. Mientras llega el tiempo de Israel la Sinarquía será el regente del poder concentrado por la Fraternidad Blanca.
Se comprende que los Dioses Leales, frente a semejante conspiración, procuren desestabilizar el equilibrio sinárquico de las sociedades e influyan carismáticamente en los hombres con el fin de despertar a uno de ellos y trasmutarlo en Líder hiperbóreo. Tal es, fundamentalmente, el objetivo de la Estrategia Odal. Por eso el Canto de los Dioses llama sin cesar en la Sangre Pura y el Gral es una presencia permanente que muestra, a quien lo quiera ver, el reflejo del Origen Divino del Espíritu. Pero no debe creerse que la Estrategia Odal sólo tiene éxito cuando acontece una auténtica trasmutación del hombre dormido en Hombre de Piedra; ése es sin duda el más importante éxito, pero el mismo no es muy frecuente, especialmente en el caso de Líderes o Conductores de pueblos. Hay, en cambio, otros casos, no tan vistosos ni evidentes como una trasmutación, pero cuya influencia benéfica en la organización de las sociedades ha motivado que se los considere también como éxitos de la Estrategia Odal. Me refiero específicamente a aquellos Líderes que, con cierto grado de inconsciencia, escuchan el Canto carismático e intuyen algunos principios de la Sabiduría Hiperbórea. Como no se hallan completamente despiertos e ignoran el origen del “mensaje”, proceden a aplicar en el gobierno de sus pueblos los principios estratégicos tomándolos por invención propia. Podría abundar en ejemplos, pero tendrá particular interés para Ud., Dr., considerar el caso de quienes “han descubierto”, sin saberlo, el principio del cerco.
Cuando en la estructura mental de un Líder se ha incorporado el “principio del cerco”, su Sangre Pura, y con ésta el Canto de los Dioses, le impulsa a aplicar la “ley del Cerco” en todos sus actos concretos. Surgen así desde sociedades particulares hasta teorías políticas, filosóficas, morales, etc., concebidas y ejecutadas de acuerdo a la ley del cerco, en el marco de la Estrategia Odal. Un ejemplo típico es la idea del “Imperio Universal”. Vale la pena comentarlo.
Cuando la Estrategia Odal consigue despertar la naturaleza Divina en algún Líder, es factible que su posterior actividad provoque notables cambios sociales. Si es Rey, es decir, si ejerce la Función Regia, avanzará gibelinamente sobre la Función Sacerdotal y, con el apoyo de la Función Guerrera, tratará de expandir los límites de su Estado. Si el Líder es un guerrero notable, no tardará en ceñirse la corona para después, aplastando a la Función Sacerdotal, abocarse a la tarea de organizar un Estado militar. En la mayoría de los casos el desequilibrio de las tres funciones se realiza a costa de la Función Sacerdotal que suele ser lunar y sinárquica. Lo importante es que el Líder, Rey o Guerrero, al aplicar la ley del cerco en su visión de la sociedad concluye generalmente por coincidir en la idea del Imperio Universal como la más apropiada para demostrar la superioridad de su Raza y para perpetuar el recuerdo de su Estirpe.
El Estado universal de Accad; los Imperios de Asiria y Babilonia; el Gran Imperio Persa, destruido por Alejandro Magno; el Imperio Romano; etc., han sido concebidos del mismo modo: por la aplicación de la ley del Cerco, en el marco de la Estrategia Odal, que han hecho los Líderes hiperbóreos en el curso de los milenios. No puedo dejar de mencionar que muchas “ideas modernas” registran el mismo procedimiento en su concepción: tal las distintas variantes del “nacionalismo”; el “fascismo”; el “falangismo”; el “nacionalsocialismo”, las “federaciones” y “confederaciones”; etc. Estas y muchas otras teorías políticas son el producto de la aplicación de la ley del Cerco por parte de algunos Líderes modernos. En el caso del “fascismo”, “nacional-socialismo”, etc., es evidente que guardan un nexo bastante estrecho con la antiquísima idea del Imperio Universal lo que explica de manera elocuente el por qué tales ideologías han sido perseguidas hasta el aniquilamiento por el Pueblo Elegido y las fuerzas de la Sinarquía.
Es que, justamente, la idea del “Imperio Universal”, que es hiperbórea y surge de la aplicación de la ley del Cerco, se opone irreductiblemente a la idea de la “Sinarquía Universal” propiciada por la Fraternidad Blanca de Chang Shambalá, y llevada adelante en favor del Pueblo Elegido.
Me había propuesto dar un ejemplo de la enemistad irreconciliable entre el linaje herético hiperbóreo y el linaje sagrado hebreo y ello ha quedado de manifiesto en la oposición entre Imperio Universal y Sinarquía, es decir, entre sus respectivas concepciones ideales de la sociedad. Munido de estas claves cualquiera puede revisar la Historia y sacar sus propias conclusiones; no es pues necesario insistir más sobre ello.
Dije anteriormente que la “Raza Sagrada” fue creada por el Demiurgo a imitación de los linajes hiperbóreos y mostré que “Las Tablas de la Ley”, y el terrible conocimiento con que estaban escritas, les fueron entregadas a los hebreos a semejanza del Gral. Puedo agregar ahora que la “imitación” no concluyó allí; por el contrario durante siglos se preparó una infernal falsificación histórica que en los hechos venía a significar un agravio infinitamente más ofensivo que la imitación de los linajes hiperbóreos o del Gral. Estoy hablando de la usurpación, vulgarización y degradación perpetrada contra la figura Divina de Kristos Lúcifer.
Ya mencioné que, durante los días de mayor decadencia espiritual de la Atlántida, Kristos Lúcifer se manifestó a la vista de los hombres dormidos. Su Presencia tuvo la virtud de purificar y orientar a muchos hombres, quienes, gracias a este descenso a los Infiernos realizado por el Gallardo Señor, pudieron así emprender el sendero del Regreso. Sin embargo la reacción cobarde de los Dioses Traidores, que recurrieron al empleo de la magia negra para impedir el rescate, condujo finalmente a una guerra sin cuartel que sólo concluyó cuando hubo desaparecido la última Atlántida. Y aunque el continente atlante desapareció devorado por las aguas y miles de años de barbarie y confusión estratégica borraron estos hechos de la Historia, no es menos cierto que el drama vivido fue tan intenso que jamás se oscureció del todo en la memoria colectiva de los linajes hiperbóreos. Por eso cuando el Demiurgo concibió la siniestra idea de imitar, burdamente, la imagen redentora de “Kristos Lúcifer descendiendo entre los hombres” era inexorable que tal infamia desencadenaría cambios irreversibles y enfrentamientos definitivos.
¿Qué pretendía esta vez el Demiurgo? Aunque parezca increíble deseaba producir, a imitación de la trasmutación hiperbórea, un salto en la Humanidad.
Pero no nos asombremos demasiado: lo que se buscaba era un salto hacia adelante, hacia el futuro, y por sobre todo, se intentaba ceñir a los miembros de la Humanidad, sin distinción alguna por su Raza o religión, a un “typo” psicológico universal o sea a un Arquetipo colectivo. Ese Arquetipo, por supuesto, era el de la Raza hebrea pues lo que se quería en definitiva era judaizar a la humanidad y prepararla para el Gobierno Mundial de la Sinarquía.
Para llevar adelante un plan tan ambicioso se pondrían en movimiento numerosas fuerzas, las que concurrirían hacia la figura del Mesías y harían posible su Ministerio terrestre. Para la misión de “preparar el vehículo” mediante el cual Jehová Satanás se manifestaría a los hombres, fue comisionado uno de los Maestros de Sabiduría de la Fraternidad Blanca, quien sería conocido, luego de su encarnación, como Jesús de Nazareth. Tampoco se descuidó la cuestión del linaje y por eso el Maestro Jesús encarnó en el seno de una familia hebrea cuya genealogía podía remontarse hasta Abraham. Pero el cuerpo físico del Mesías poseería una constitución diferente a la de un simple hebreo: María sería preñada “con la mirada” por uno de los Demonios de la Jerarquía, el “Angel Gabriel”, quien en realidad emplea el método de “intersección de campos”, una de las tres formas de partenogénesis que existen: de este modo se imitaba también a la Virgen de Agartha, Ama, la Madre de Navután, que fue embarazada en Venus por otro “Angel”, el “Serafín Lúcifer”. El Maestro Jesús animaría durante treinta años ese cuerpo superior, pero sería la secta esenia la que durante todo ese tiempo se encargaría de desarrollar sus potencialidades esotéricas, entrenándolo en los secretos de la Cábala acústica.
En esta tarea los esenios serían asistidos por los Maestros de la Jerarquía, y estos por los Dioses Traidores; todo Chang Shambalá se había concentrado en sostener al Mesías ya que del éxito de su misión dependería en gran medida la “evolución” futura de la Humanidad. Si la obra del Mesías triunfaba la Humanidad entera sería “civilizada”, es decir judaizada, y se acabaría la “barbarie”, es decir el recuerdo mitológico de los ancestros Divinos.
Lo más horroroso de esta conjura era que el Demiurgo y sus Demonios contaban esta vez con el Recuerdo de la Sangre que los linajes hiperbóreos aún guardaban del Kristos de la Atlántida para “atraerlos” hacia su imitación, el Jesús Cristo, y mediante una fantástica confusión someterlos definitivamente.
¡Con qué colosal hipocresía se planificó y ejecutó la estafa! Luego de Jesús Cristo ¿quién sería ya capaz de distinguir entre el Kristos de la Atlántida y su caricatura? Sólo unos pocos han sospechado el engaño, Gnósticos, Maniqueos y Cátaros, y contra ellos ha caído el anatema de las Fuerzas Oscuras, la persecución y el aniquilamiento. Es que este Jesús Cristo, como Arquetipo judaico que es, permite muchas interpretaciones, todas “legales”, según la conveniencia de la Sinarquía: hay un Cristo redentor; un Cristo de piedad; un Cristo “que vendrá”; un Cristo-Dios, un Cristo-hombre; un Cristo-revolucionario social; un Cristo-Cósmico; un Cristo-Avatar, etc.
Lo que jamás se permitirá concebir (o “recordar”) a nadie es un Kristos de Luz Increada, es decir, un Kristos Lúcifer. Después de Jesús Cristo ése será el mayor pecado, la más grande herejía y el castigo merecido será castigo ejemplar.
“En el año 30 de la Era cristiana el Verbo se hizo carne y habitó entre los hombres”. Aquel por cuya Palabra fue creado el Mundo, se vistió con el ropaje de su Arquetipo Hebreo, Malkhouth, y se manifestó a los hombres en la persona de Jesús de Nazareth. Fenómeno de los fenómenos, Maravilla de las maravillas, ¡qué espectáculo prodigioso habrá sido ver al Demiurgo hecho hombre! Hay que reconocer que esta vez hubo una innegable calidad en su infernal idea de imitar al Kristos de la Atlántida y aprovecharse del Recuerdo de Sangre de los hombres.
El resultado está a la vista. Poco a poco los pueblos salieron de la “barbarie” y la “Civilización” se extendió hasta los últimos rincones de la Tierra. Y los hombres lenta pero inexorablemente se han ido adaptando al patrón psicológico judío ¿cómo se logró este éxito? ¿por qué alquimia colectiva la efímera vida de Jesús Cristo consiguió influir sobre los pueblos durante milenios hasta desembocar en su completa judaización? ¿fue sólo el Recuerdo de Sangre del Kristos de la Atlántida lo que determinó tal resultado o hubo otros factores ocultos que contribuyeron a la confusión de la Humanidad y a su judaización actual? Sin entrar en demasiados detalles, dado que el tema da para largo, puedo decir que el Arquetipo Hebreo de Jesús Cristo, que se hallaba al igual que todos los Arquetipos en el Plano Arquetípico, fue precipitado al plano físico o actualizado durante la encarnación del Demiurgo en el cuerpo de Jesús de Nazareth. Tal actualización del Arquetipo Malkhouth significa que se ha establecido una fuerza permanente en la Tierra, la cual actúa de manera equivalente a la gravitatoria “empujando” al hombre hacia la forma judaica. Ello es debido a una razón que es también un terrible secreto: ¡Jesús Cristo no ha desencarnado! Por el contrario se ha situado desde entonces “en el centro de la Tierra”, junto al Rey del Mundo, irradiando desde allí su “potencia arquetípica” (hoy diríamos “información genética”) en infinitos ejes geotopocéntricos que parten del centro terrestre y atraviesan la columna vertebral de los hombres. Esta es la fuerza arquetípica permanente de Jesús Cristo. Pero no es la única: también actúa sobre el hombre una influencia judaica emocional, irradiada desde el propio “Pueblo Elegido” de Israel ya que la Raza Sagrada forma parte de la anatomía oculta de la Tierra cumpliendo la función de chakra corazón o anhata chakra.
Con respecto a la última pregunta vale la pena destacar que el “animalhombre” creado por el Demiurgo hace millones de años para que “evolucionase” de acuerdo al Plan que siguen los siete Reinos de la Naturaleza, tendía naturalmente a conformar un typo que respondía a algunos Arquetipos básicos.
Sin embargo, desde el año 33 de la Era Cristiana, puede asegurarse que el Arquetipo judaico de Jesús Cristo es ahora el Arquetipo psicológico del hombre, es decir, el typo hacia el que tiende por evolución. Esto significa que en los hombres, quienes poseen por el antiguo Misterio de A-mort una herencia animal, las tendencias animales le impulsarán inconscientemente hacia el Arquetipo judaico. Sólo la pureza de sangre podrá evitar el predominio de las tendencias animales y el consiguiente peligro de corresponder psicológicamente con el Arquetipo judaico.
He mostrado ya de qué manera el Demiurgo llevó el conflicto original al terreno del enfrentamiento racial, luego de crear la Raza Sagrada a imitación de los linajes hiperbóreos divinizados por el Gral. Ahora se acaba de ver cómo una nueva imitación, esta vez de Kristos Lúcifer, ha significado otro avance destructor contra los linajes hiperbóreos. La poderosa fuerza conformadora del Arquetipo judaico de Jesús Cristo, actuando desde el centro de la Tierra en todo tiempo y lugar ha aumentado tremendamente el sueño en que se encontraba desde antaño la “Conciencia de Sangre” de los hombres. En el campo de batalla de la sangre luchan sin cuartel ahora dos fuerzas esotéricas: el Canto de los Dioses y la tendencia arquetípica judaica de Jesús Cristo. Y el “despertar” se ha tornado, entonces, una lucha terrible y desesperada librada en el interior y en el exterior de cada uno, a menudo inconscientemente.
Es por eso que, luego de Jesús Cristo, ya no será posible calificar ni a pueblos ni a organizaciones sino que habrá que atender específicamente al grado de confusión de los hombres. Debe ser así porque en muchos casos organizaciones sinárquicas enteras podrán caer bajo el mando de un hombre súbitamente consciente de algún principio hiperbóreo (producto de la lucha esotérica que se libra en su interior), quien hasta podría “torcer” momentáneamente el rumbo de ésta.
Y, viceversa, en otros casos podrá ocurrir que un grupo calificado como“hiperbóreo” sea conducido por personajes más o menos judaizados. En el extremo tendremos hebreos (judíos de sangre) que se rebelan a Jehová e intentan dramáticamente recuperar su herencia hiperbórea, caso que puede ocurrir con más frecuencia de lo que suele imaginarse, así como hallaremos muchas veces personas que “por la Sangre” declaran ser perfectos “arios” pero que psicológicamente demuestran ser más judíos que el Talmud. Un ejemplo por demás elocuente lo obtendremos observando a la Iglesia Católica en la cual conviven los adoradores de Jesús Cristo y del Demiurgo junto a curas nacionalistas y patriotas que sirven a la causa de Kristos Lúcifer y de los Dioses Leales sin saberlo.


Se debe pues ser prudente al calificar las organizaciones humanas y, aún en aquellas netamente sinárquicas, detenerse siempre a evaluar el grado de confusión de los hombres con los cuales se trata. Se considera una muestra de capacidad estratégica la habilidad para ubicar al “hombre justo”, aun dentro de una organización sinárquica como la Masonería, a quien se hablará luego tratando de aislarlo de la organización en la cual milita (apelando a la aplicación de la ley del cerco) para poder dirigirse mediante símbolos apropiados a su parte hiperbórea.
Un ejemplo de cuanto vengo diciendo lo constituye el caso de la herejía soteriológica, de Pelagio, llamada también “pelagianismo”. A principios del siglo V este Obispo británico comenzó a defender la teoría de que el hombre, por sí mismo, es suficiente para protagonizar su salvación. Ello es posible, según Pelagio, porque “hay en el hombre un principio de perfección espiritual”. Es evidente, así, que en Pelagio predominaba el linaje hiperbóreo. Su Sangre Pura pronto le permitió advertir que la “salvación” del hombre (su “orientación”) dependía de “un principio espiritual”, el cual debería ser “descubierto” y “cultivado” interiormente. Pero donde la posición “herética” de Pelagio resultaba más clara era en lo referente al pecado original: el hombre no ha pecado en absoluto y “si Adán pecó, su pecado murió con él; no se transmitió a la descendencia humana”. En definitiva “el hombre es libre” y “nace sin pecado”; de allí a plantear la injusticia del dolor y del sufrimiento, o de cualquier otro castigo impuesto por Jehová Satanás, había solo un paso. En consecuencia la persecución contra Pelagio comenzó enseguida y no acabó hasta su eliminación, en Africa; fue llevada adelante por las más importantes autoridades eclesiásticas de su Epoca, lo que prueba el temor que producían sus ideas, entre quienes se destacaron los Papas Inocencio I y Zósimo, San Jerónimo y el apóstata gnóstico San Agustín.
En el Sínodo de Cartago del año 411, fueron condenadas siete proposiciones, síntesis de su doctrina. Vale la pena que las recuerde ahora para comprobar que las mismas se derivan de la Sabiduría Hiperbórea.
He aquí las siete proposiciones condenadas:
1 - Adán, mortal por su creación, hubiera muerto con pecado o sin él.
2 - El pecado de Adán le dañó a él solo, no al linaje humano.
3 - Los niños recién nacidos se hallan en aquel estado en que se hallaba Adán antes de su prevaricación (es decir: antes de probar el fruto prohibido del Gral).
4 - Es falso, que ni por la muerte ni por la prevaricación de Adán tenga que morir todo el género humano y que haya de resucitar por la resurrección de Jesús Cristo.
5 - El hombre puede fácilmente vivir sin pecado.
6 - La vida correcta, de cualquier “hombre libre”, conduce al Cielo del mismo modo que el Evangelio.
7 - Antes de la venida de Jesús Cristo hubo hombres “impecables”, es decir, que de hecho no pecaron.

Cuadragesimoséptimo Día
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
Mientras los Golen marchaban con los Celtas hacia Europa el Reino de Judá, en medio Oriente, era destruido por Nabucodonosor y su población llevada en cautiverio a Babilonia en el año 597 A.J.C. Fueron liberados en el 536 y, veinte años después, en el 516, reconstruyeron el Templo de Salomón sin hallar el arca con las Tablas de la Ley. En el siglo IV fueron dominados por los griegos de Alejandro y en el siglo II se aliaron con los romanos contra los griegos (140 A.J.C.). Luego de la muerte de Julio César el Senado de Roma otorgó el título de Rey de Judea a Herodes I, en el año 37 A.J.C. y en el primer año de la Era cristiana (o en el 4 A.J.C. si se quiere) nació el Salvador, Jesús de Nazareth, el Cristo.
Después de Herodes I los romanos quitaron al Pueblo Elegido la posibilidad de tener un Rey de su linaje y colocaron en el poder a una serie de procuradores que intentaron vanamente dominar la creciente agitación social. La “crucifixión de Jesús Cristo”, que no existió, o la “lucha contra los cristianos”, que suele darse como explicación de la actitud belicosa y suicida de los judíos, no son correctas, siendo la verdadera causa del malestar el hecho, presentido por todos los miembros de la Raza Sagrada, de que el Arquetipo Hebreo “sería arrojado a los Gentiles”. Era palpable para ellos, en virtud de compartir la substancia del Demiurgo, la acción judaizante que se realizaría de allí en adelante sobre todo el mundo. Lo que no les aparecía tan claro era: ¿de qué modo, luego de la presencia de Jesús Cristo podría cumplirse el antiguo pacto con Jehová Satanás, la promesa de que el linaje sagrado heredaría el poder sobre las demás naciones? Harían falta varios siglos y el trabajo de eminentes Rabinos cabalistas para que los hebreos recuperasen la fe sobre su papel en la Historia. Pero mientras ese tiempo llegaba la paciencia de los romanos se agotó mucho antes: en el año 70 D.J.C. el General Tito destruyó Jerusalén, el Templo de Salomón, y “dispersó” a los judíos por todos los rincones del Imperio Romano. Con la Diáspora del año 70 comienza la historia moderna del Pueblo Elegido, cuya culminación está por producirse en nuestros días, cuando la Sinarquía transfiera a sus manos la totalidad del poder mundial.
Cuando en el 313, el Emperador Constantino el Grande reconoció al cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, se inició una Epoca difícil para la Raza Sagrada. El motivo era que en los pueblos recientemente cristianizados predominaba más el Recuerdo de Sangre de Kristos Lúcifer que el Arquetipo judaico de Jesús Cristo, hecho que casi siempre desembocaba en un generalizado sentimiento antijudío. Aunque a la larga terminaría por triunfar la permanente influencia del “rayo geotopocéntrico” de Jesús Cristo, por sobre el recuerdo hiperbóreo, y las masas acabarían judaizadas, mientras tanto la Raza Sagrada correría el peligro de ser exterminada. Pero la “amenaza” pronto sería conjurada.
Si existió realmente un peligro efectivo contra los hebreos es algo que habrá que dudar pues en el siglo V San Benito de Nurcia funda la Orden en la que ingresarán, en masa, los Golen “cristianos” quienes se abocarán, desde entonces, a la tarea de mediar entre la Iglesia y la Sinagoga.


Según informé en Días anteriores, las Tablas de la Ley quedaron donde las había ocultado Salomón y recién fueron halladas por los Golen Templarios en la Edad Media. Aquellas Tablas han sido hechas por el Demiurgo Jehová Satanás para imitar la acción fundadora del Gral. Hay que indagar pues, ¿qué fue del Gral, el “modelo” metafísico de las Tablas?
Al contrario de la pregunta por las Tablas de la Ley, que obligó a referirse a hechos de la Historia, la cuestión del Gral me llevará al terreno estrictamente esotérico. Pero en primer lugar conviene aclarar que la pregunta ha sido mal planteada. Ya aclaré que el Gral no debe ser buscado; agregaré ahora que se trata de un objeto del cual no es posible apropiarse y que, por lo tanto, debe aún estar donde siempre estuvo. Es un error, pues, tanto “buscar” el Gral como interrogar: ¿qué ha sido de él? Pero, se preguntará ¿cómo habrá que encarar ese Misterio, entonces, para obtener algún conocimiento adicional, libre de paradojas? La única manera, a mi juicio, de avanzar en el conocimiento del
Misterio consiste en profundizar las analogías que ligan a la “función orientadora hacia el Origen” del Gral, función externa, con las “vías secretas de liberación espiritual” de la Sabiduría Hiperbórea, las que son funciones internas, “orientadoras hacia el Origen”.
En ese sentido se puede establecer una analogía muy significativa entre la “Piedra Gral” de la Estrategia Odal y los “lapis oppositionis” empleados en la vía de la “Oposición Estratégica”.
Ya expliqué, sintéticamente, que la Vía de la Oposición Estratégica consiste en el empleo de la técnica arquemónica, es decir, en la disposición de un Arquémona o Cerco Estratégico y de un lapis oppositionis fuera del cerco, en la fenestra infernalis que da al Valplads. Aplicando la ley del cerco al Arquémona se logra aislar la plaza del Valplads, es decir, se consigue liberar un área en el Mundo del Demiurgo. Pero ello no es suficiente: es necesario que los Iniciados se desincronicen del Tiempo del Mundo y generen un tiempo propio, inverso, que les permita dirigirse hacia el Origen. Para ello practican la Oposición Estratégica contra los lapis oppositionis, que se encuentran situados sobre una Runa en el Valplads, frente a la fenestra infernalis.
Me toca ahora aproximarme al Mayor Secreto, aquel que explica el método empleado por los Dioses para mantener, permanentemente, eternamente si se quiere, el Gral en el Mundo. Comenzaré por indagar lo siguiente: ¿cuál es la Residencia de los Dioses Leales? Se puede partir de una respuesta conocida,que Yo he repetido muchas veces: los Dioses residen en K'Taagar, en el Valhala de Agartha. Tal respuesta es correcta, pero insuficiente pues cabría preguntar a su vez ¿qué es el Valhala? ¿dónde se encuentra? Frente a estos interrogantes pueden adoptarse dos criterios: uno, recurrir a elementos de la mitología nórdica y decir, por ejemplo, que “en lo alto del Fresno Iggdrasill se encuentra el Valhala, sitio adonde van a residir los guerreros muertos en combate, regido por Wothan, etc.” Y un segundo criterio, que me parece más acertado, consistente en despojar a las respuestas de adornos folklóricos y expresarlas con símbolos de la Sabiduría Hiperbórea, los que podrán ser fácilmente interpretados mediante analogías.
Con este criterio es posible afirmar inmediatamente que el Valhala es la plaza liberada por los Dioses (o Ases) en algún lugar del Universo de El Uno.
Esta plaza, naturalmente, tiene las dimensiones de un país y se halla totalmente fortificada. En ella habitan los Señores de Venus y muchísimos Dioses y Walkirias, quienes se preparan permanentemente para la lucha mientras aguardan el fin del Kaly Yuga y el despertar de los Espíritus cautivos. Sus incontables Dioses guerreros, inmortalizados con sus cuerpos de vajra forman en las filas del Wildes Heer, el ejército furioso de Wothan, y vigilan las murallas del Valhala, aunque el Enemigo jamás se atrevería ante tan temible guarnición hiperbórea.
Los Dioses han liberado la plaza fuerte del Valhala aplicando, con Sus Poderosas Voluntades, la ley del cerco a las murallas de piedra. La conquista del tiempo propio que reina en el Valhala, y que los independiza de cualquier “ciclo” o “ley” del Mundo del Demiurgo, procede de una maravillosa operación de Oposición Estratégica. Pero: ¿cuál habrá sido la piedra, el lapis oppositionis, que los Dioses emplearon en su Estrategia Hiperbórea?: Desde que ocurrió elConflicto de los Orígenes, hace millones de años, los Dioses practican la Oposición Estratégica contra una preciosa Gema extraterrestre facilitada a tal efecto por el Gallardo Señor, Kristos Lúcifer. Esa piedra se llama Gral: “und dieser Stein ist Gral gennant”. (Wolfram Von Eschenbach).
La relación analógica entre arquémona y Valhala se torna más evidente aún si se considera que éste posee una “porta infernalis”, equivalente a la “fenestra infernalis” de aquél. La porta infernalis es una abertura en la muralla que se encuentra permanentemente vigilada por atentos centinelas. Frente a la porta infernalis, pero fuera del Valhala, es decir, en “el mundo”, se halla situado el Gral, sobre una Vruna; contra él, según se ha dicho, los Dioses practican la oposición estratégica.
Es necesario profundizar un poco más en la descripción de esta disposición debido a su extraordinaria importancia para la aproximación al Misterio del Gral.
Ante todo, diré que el Gral, como un lapis oppositionis, fue depositado en el Origen, sobre una Vruna y aún sigue allí: sobre la Vruna y en el Origen.
No se trata de un juego de palabras sino de una propiedad del Gral que debe ser examinada con detenimiento: el Gral, como reflejo del Origen no puede devenir en el tiempo a semejanza de las “cosas” materiales creadas por el Demiurgo; en otras palabras: el Gral no puede estar en el presente. En verdad el Gral se halla en el remoto pasado, en aquel tiempo y lugar en que fue colocado, y por eso no debe ser buscado empleando “movimiento” (y tiempo) para conseguirlo pues tal actitud apunta hacia el futuro, o sea en sentido contrario, tal como ya he explicado. Pero si el Gral se encuentra en el pasado, si el tiempo no lo arrastra hacia el presente con su incontenible fluencia como acontece con los objetos materiales, y siempre ha permanecido allí (en el pasado) ¿cómo es que hemos llegado a saber de él? y, lo más importante ¿cómo puede actuar en el presente, tal como lo exige la Estrategia Odal, prescindiendo del tiempo? es decir, ¿en virtud de qué “elemento” se conecta el Gral, “desde el pasado” con “el presente”, por ejemplo, con un Líder hiperbóreo? La solución a estos problemas ha constituido, desde antiguo, un peligroso Secreto... que ahora voy a tratar de revelar. El enigma se resuelve razonando de este modo: si bien el Gral ha permanecido siempre en el pasado, propiedad que únicamente posee en el Universo la Gema de Kristos Lúcifer, lo mismo no ha acontecido con la Vruna que lo sostenía (y que todavía lo sostiene). He aquí el Gran Secreto: mientras el Gral, reflejo del Origen Divino, permanece como tal “situado en el Origen”, la Vruna sobre la cual fue asentado ha atravesado los milenios y ha llegado hasta el presente. Por cierto que la Vruna “siempre está presente”, lo que significa: “en cualquier circunstancia histórica”. Hablaré un poco de la Vruna.
Se la conoce como Vruna del Origen o Vruna de Oricalco, pero cabe aclarar que tales nombres no sólo designan al “símbolo” de la Vruna sino también a la Piedra terrestre que fue asiento primordial del Gral. Por eso cuando en la Sabiduría Hiperbórea se hace alusión a la “Vruna de Oricalco” de lo que en realidad se está tratando es de una piedra, muy antigua, color azul violeta, en la que los Dioses engastaron un signo vrúnico de oricalco. Se hace necesario, pues, conocer la procedencia de la misma y el motivo de su construcción.
Ya mencioné en otras ocasiones que en un principio los Dioses ingresaron al Sistema Solar “por la puerta de Venus” y que un grupo de ellos, los “Dioses Traidores”, se “asoció al Plan del Demiurgo provocando luego, en combinación con éste, la catástrofe de los Espíritus cautivos”. Los Espíritus Hiperbóreos fueron encadenados a la Materia por haber caído en una celada cósmica, el Misterio de A-mort, pero no hablaré por ahora de ello. El efecto que se produjo en el Mundo evolutivo del Demiurgo al asimilar a los Espíritus confusos es lo que hoy llamaríamos: una mutación colectiva. Al mal de la ordenación imitativa de la materia, hecha por el Demiurgo, se sumó luego el mal de la mutación de su Obra y el encadenamiento de los Espíritus, es decir, la modificación del Plan realizada por los Dioses Traidores. Y para “controlar” tan maligna empresa los Dioses Traidores deciden fundar la Fraternidad Blanca, en la cual se deben organizar las diferentes manifestaciones dévicas del Demiurgo. La “sede central” del Poder, Chang Shambalá, es también la clave de la mutación colectiva de los siete Reinos de la naturaleza. En efecto: ¿de qué manera mantenía el Demiurgo la estabilidad de la forma sobre la Tierra y cómo se aseguraba, antes de la mutación, que los siete Reinos evolucionaran de acuerdo a su Plan? Hay dos principios que intervienen en la ejecución del Plan, uno estático y el otro dinámico. El Plan se apoya estáticamente en los Arquetipos y dinámicamente en el Aliento del Logos Solar. Es decir que era una fuerza procedente del Sol, vehículo físico del Logos Solar, la que mantenía el impulso evolutivo en los siete Reinos de la naturaleza terrestre. Bien: para provocar cualquier alteración permanente en el Plan del Demiurgo es imprescindible interceptar la corriente energética procedente del Sol que, atravesando el océano de prana, converge sobre la Tierra. Para cumplir con esta condición los Dioses Traidores se instalaron desde un principio entre el Sol y la Tierra, en una posición fija que jamás deja pasar ni un rayo de luz, es decir, ni un fotón, sin que antes haya sido interceptado. Esta afirmación puede parecer fantástica, y en verdad lo es, pero más fantástica e insensata ha sido la construcción de Chang Shambalá, ya que la que hemos descripto es la función “técnica” de la sede del Poder de los Dioses Traidores.
He aquí otro “Secreto” que ya no es tal; la “ubicación” de Chang Shambalá se podrá ahora determinar a partir de este dato: siempre se encuentra entre la Tierra y el Sol. En realidad Chang Shambalá está muy cerca de la Tierra, lo que dará un idea de su enorme tamaño. Sin embargo aquí no se trata de un capricho sino que debió construirse así por exigencias de su función moduladora del plasma genético solar.
Por supuesto, no faltará quien diga neciamente que todo esto es un disparate dado que “las tradiciones del Tíbet y de la India” afirman que Chang Shambalá “es un Reino situado en el Asia, entre las montañas Altai, el desierto de Gobi y los Himalayas”. Sin dudas un comentario de este tipo constituirá un disparate mayor que mis afirmaciones. En principio las mentadas “tradiciones del Tíbet y de la India” son productos de la desinformación estratégica que durante siglos ha desplegado la Fraternidad para que se ignore la verdad. Y en segundo lugar diré que los datos más serios de la Tradición, ya que hay algunos datos dignos de crédito, siempre mencionan la ubicación de “La Puerta de Chang Shambalá” y jamás al Reino en sí. Esta sutil distinción es sumamente sugestiva pues el hecho de que en un determinado lugar geográfico exista una puerta no implica que el Reino esté inmediatamente detrás. Podría entenderlo así una mente primitiva, condicionada por la creencia de que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, y de hecho tal cosa ocurre frecuentemente. Pero aquí estoy manejando la información en otro nivel y por eso adelantaré cuatro versos del Canto de la Princesa Isa, que ya tendrá oportunidad de conocer cuando relate la historia de Nimrod, “El Derrotado”.
“Pero aunque Dejung está lejos, sus puertas están en todas partes. Siete puertas tiene Dejung, y siete muros la circundan”.
A esas “puertas inducidas” se refieren las leyendas orientales, las cuales “están en todas partes” y conducen al Reino que, evidentemente, no ocupa un simple lugar geográfico.
Una referencia a sucesos tan remotos, como la perversa asociación entre los Dioses Traidores y el Demiurgo, tenía como finalidad servir de introducción para un hecho que voy a destacar enseguida: cuando el Demiurgo conviene con los Dioses Traidores ceder a estos el control de la Jerarquía les entrega el signo Tifereth que representa a uno de los diez Sephiroth y permite un control total
sobre los Aspectos formales de la Creación. El Signo Tifereth es la expresión simbólica de la “manifestación material de los Arquetipos Divinos”, Aspecto que suele sintetizarse como “Belleza del Demiurgo”. Por si no se ha comprendido bien conviene repetir que los Demonios de Chang Shambalá quedaron en posesión de un signo que representa todo el aspecto Tifereth del Demiurgo, permitiendo acceder a él y compartir su Poder. Naturalmente que el signo Tifereth es la clave de Maya, la Ilusión de lo Real, y por lo tanto: la más terrible herramienta de la hechicería. Quien observe el signo Tifereth, el cual es bastante complejo, “desde el mundo”, es decir, encarnado kármicamente, corre el riesgo de abismarse inmediatamente perdiendo todo punto de referencia y por consiguiente la razón. Por tal motivo la Sabiduría Hiperbórea recomienda aplicar la ley del cerco al signo Tifereth para poder observarlo sin peligro. No está de más señalar que en toda ofensiva hiperbórea contra los Demonios de Chang Shambalá tarde o temprano se produce una confrontación con el signo Tifereth dado que se confía en su nefasta influencia para vencer a los hombres despiertos.
Luego que los Dioses Traidores recibieron el signo Tifereth y construyeron Chang Shambalá ya no fue posible para los Dioses Leales permanecer sobre la superficie terrestre. Pero tampoco deseaban abandonar el Sistema Solar dejando tras de sí a miles de millones de Espíritus cautivos. Y entonces planificaron la Estrategia Odal. Pero antes ¿qué cuadro presentaba un Espíritu cautivo?: básicamente la pérdida del Origen y la inconsciencia consiguiente, es decir, la pérdida del tiempo propio. El encadenamiento a la materia parte fundamentalmente del encadenamiento al “inmanente fluir de la Conciencia del Demiurgo”, o sea de la sincronización al Tiempo del Mundo. Los Espíritus cautivos, ligados al Tiempo, iban a tardar millones de años en recuperar su conciencia, si es que algún día lo lograban. En esas circunstancias los Dioses, en una maravillosa exhibición de valor e intrepidez, dan comienzo a la Estrategia Odal.
El primer problema que debían afrontar era mantenerse “independientes” del Tiempo, pero no “fuera de él”, ya que tendrían que seguir de cerca las desventuras de los Espíritus cautivos para ayudarlos a evitar la confusión estratégica y, eventualmente, rescatarlos. Por otra parte la independencia del Tiempo era necesaria para que los Dioses pudieran conservar su propio tiempo, su conciencia del Origen, pues de otro modo correrían el riesgo de caer también en el Gran Engaño. Pero, en tanto se sucedieran los eones, los Dioses deberían disponer de un sitio agradable, apto para ser ocupado y defendido por una guarnición de terribles guerreros estelares. Estos eran los problemas principales; había otros, pero los pasaré por alto en homenaje a la brevedad.
El procedimiento a seguir fue el siguiente. Los Dioses Leales buscaron un sitio de la Tierra conveniente para sus propósitos. Como tal sitio iba a desaparecer, luego de la Oposición Estratégica, no lo escogieron dentro de un continente pues ello habría ocasionado quizá un cataclismo, que retrasaría aún más el destino de los Espíritus cautivos. En cambio buscaron entre las islas y eligieron una de ellas, situada en lo que hoy sería el extremo septentrión, pero que en aquellos días era una zona tropical, procediendo enseguida a cercarla.
Siendo una isla enorme el trabajo a realizar, para construir una ciclópea muralla de piedra en todo su perímetro, parecería hoy una tarea imposible. Pero la Sabiduría Hiperbórea que disponían los Dioses les dio las soluciones para acabar rápidamente con tal trabajo y en poco tiempo un colosal muro transformaba a la paradisíaca isla en inexpugnable fortaleza. No es posible describir la arquitectura extraterrestre de los muros pues me perdería en explicaciones y no adelantaría mucho; sólo diré que, en algunos tramos la construcción era semejante a la fortaleza preincaica de Sacsahuamán cerca de Cuzco, en Perú, pero tal semejanza, debo decirlo también, era muy aproximada, ya que Sacsahuamán es aún demasiado humana.

En la muralla practicaron una sola abertura, cosa que sorprenderá a quienes no conozcan los principios estratégicos de la Sabiduría Hiperbórea. Y fuera de esta abertura, que ya he nombrado con una denominación moderna: porta infernalis, se colocó la Vruna de Oricalco. Llegó el momento pues de volver sobre el Mayor Misterio.
El Gran Jefe, Kristos Lúcifer, audazmente instalado en un lugar impensable, atrás de Venus, como Sol Negro o expresión del Origen, decidió responder a la vil conspiración de los Dioses Traidores con un acto de guerra.
Para cumplir con Su Voluntad fue que los Dioses Liberadores ocuparon la isla y la amurallaron iniciando la Estrategia Odal. Pero la Estrategia Odal tenía por objeto “despertar” y “orientar” a los hombres, individual o racialmente, ya lo hemos dicho; entonces: ¿en qué consistía el “acto de guerra” con que respondía Kristos Lúcifer a la Traición de los Dioses de Chang Shambalá? Concretamente: el golpe de guerra estaba dado por el Gral.
La Gema hiperbórea, quitada de la Frente del Gallardo Señor y asentada en el Mundo del Demiurgo, impediría a los Demonios negar el Origen Divino del Espíritu, ya que su inempañable brillo despediría en todo momento los reflejos de la Patria Primordial. El Gral, al Divinizar los linajes hiperbóreos, constituía el desafío mayor pues amenazaba con enviar al fracaso los planes infernales. El conflicto sería, desde entonces, eternamente planteado por todo aquel que lograse despertar, cualquiera fuese el Infierno en que se encontrase, ya que el Gral sería asentado en el plano físico, es decir, en la más baja de las regiones infernales, y su brillo sería visto desde todos los rincones del Mundo, incluido el plano astral y todos aquellos “purgatorios” que los Demonios preparan allí para engañar a los Espíritus; aún en aquellos planos tan sutiles de las mónadas emanadas por el Demiurgo, donde también hay Espíritus Hiperbóreos completamente idiotizados, a quienes se ha hecho creer que “deben permanecer allí mientras sus ‘otros cuerpos’, más densos, evolucionan”. Por último el Gral era, si se me permite la metáfora, un guante arrojado a la cara de los Demonios, para un desafío al cual estos, por su cobardía, no serían capaces de responder.
Pero no era tan sencillo lograr que el Gral, una vez ingresado en el plano físico permaneciese simplemente ubicado en un lugar, por ejemplo en un altar.
Por su carácter atemporal, como reflejo del Origen, el Gral cual verdadero diluyente universal lo atravesaría todo y se perdería de vista... especialmente si para quien le mirase transcurriese el Tiempo del Mundo. El Gral no puede ser asentado sobre ninguna substancia que fluya a impulso del Aliento del Logos, es decir, que fluya temporalmente, pues se perdería en el pasado, ya que su esencia está siempre en el Origen. ¿Qué hacer? Hay que “preparar” un asiento material de manera tal que soporte al Gral aunque éste permanezca en el pasado y aunque el Tiempo del Mundo transcurra efectivamente para dicho asiento. ¿Puede construirse algo así? Solamente si entre la substancia del asiento y el Gral se intercala un signo que neutralice la temporalidad. Esto significa que el signo debe representar el movimiento inverso al empleado por el Demiurgo para construir el Sistema Solar. Un signo así, que es el colmo de los símbolos heréticos, fue empleado por los Dioses para construir el asiento del Gral, al cual he llamado Vruna de Oricalco.
Atención a esto porque lo diré una sola vez: de la Vruna de Oricalco, que es un signo muy complejo y de tremendo poder mágico, se deriva previa mutilación y deformación, la Runa Swástika, de la cual se han escrito tantos disparates.
Para construir el asiento del Gral se optó por una piedra cristalina de color azul violeta, semejante a un ágata. En su parte superior, en una zona ligeramente cóncava, se engastó una Vruna de Oricalco hábilmente cincelada por los Dioses Leales. Y una vez concluido el asiento se lo depositó fuera de las murallas de la isla, en dirección a la porta infernalis, pero a muchas millas de allí, en una región continental.
Será difícil que alguien pueda imaginar el maravilloso espectáculo del Gral descendiendo en los siete infiernos. Tal vez si se piensa en un Rayo Verde, de brillo cegador e influencia gnóstica sobre el vidente, ante quien los Demonios giran sus fieros rostros helados de espanto; un Rayo que, cual hoja segadora de invencible Espada, va rasgando los cuatrocientos mil mundos del Engaño buscando el Corazón del Enemigo; una Verde Serpiente Voladora que porta entre sus dientes el Fruto de la Verdad, hasta entonces negada y ocultada; si se piensa en el Rayo, en la Espada, en el Fruto, en la Serpiente, tal vez así sea posible intuir lo que ocurrió en aquel momento crucial cuando la Verdad fue puesta al alcance de los Espíritus cautivos. Sí porque desde que el Gral se asentó sobre la Vruna de Oricalco el Arbol de la Ciencia quedó plantado al alcance de aquellos que, completamente confusos, vivían en el Infierno creyendo habitar un Paraíso.
¡De ahora en adelante podrían comer su fruto y sus ojos serían abiertos!
¡Aleluya por Kristos Lúcifer, la Serpiente del Paraíso! ¡Aleluya por aquellos que comieron del Fruto prohibido: los hombres despiertos y trasmutados!


¿Cuál fue el siguiente paso de los Dioses? Previamente a la caída del Gral, pero cuando este fenómeno ya estaba ocurriendo en otros planos, aplicaron la ley del cerco a las murallas de la isla aislando el área interior de la exterior.
Para comprender el efecto que tal acción estratégica produjo hay que tener presente que ésa era la primera vez que se liberaba una plaza en el Sistema Solar. Cuando un anillo de fuego pareció brotar de las imponentes murallas y ya no se vio más hacia el interior de la isla, envuelta en una extraña nube vibratoria y flamígera, el Demiurgo comenzó a sentir amputada su substancia. La Estrategia de los Dioses apuntaba a ganarle, no solamente el área plana de la isla sino también su relieve, sus montes y valles, sus lagos y bosques, sus vegetales y animales; la isla, país vasto, era también una gigantesca Arca de Noé que debería recibir durante milenios a los hombres que lograsen despertar y huir de las cadenas materiales y también a aquellos que se hubiesen trasmutado luchando a muerte en las batallas.
Todo un país sustraído al control inmanente del Demiurgo era una experiencia nueva, pero, como quiera que esto hubiese sido posible, lo cierto es que la isla continuaba allí: oculta por una barrera de fuego pero en el mismo lugar. Es por eso que la reacción del Demiurgo hizo temblar la Tierra, buscando afectar de algún modo aquel fenómeno incomprensible y recuperar el dominio de la “plaza”. Terribles maremotos agitaron los mares adyacentes y vientos nunca vistos soplaron inútilmente contra las titánicas murallas; el cielo se oscureció por las nubes de ceniza de volcanes súbitamente despiertos y el fondo del océano amenazaba con partirse e intentar tragar a la isla “liberada”.
El mundo parecía haber enloquecido, mostrando el espectáculo terrorífico de todas las fuerzas de la naturaleza “descontroladas”, cuando, “como si fuese el colmo de las abominaciones, el Gral descendió sobre la Tierra”.

¿Qué podría agregar para dar una idea de lo que sucedió allí? Ya dije que es muy difícil describir, y hasta mencionar, un suceso que generó una irritación perpetua en los Demonios. Tal vez este comentario le diga algo, Dr., si recuerda las explicaciones cabalísticas de Bera y Birsa: “al caer el Gral sobre la Tierra, más allá de los trescientos setenta veces diez mil Mundos, el Gran Rostro del Anciano lanzó un aullido de horror que aún se oye reverberar en los confines del Cosmos”.
No bien el Gral se hubo asentado sobre la Runa de Oricalco los Dioses Leales practicaron la Oposición Estratégica logrando, ahora sí, que la isla amurallada se tornase invisible, desapareciendo para siempre de la superficie terrestre. De allí en adelante los hombres dormidos hablarían del Valhala, la morada de los Dioses, y también de Hiperbórea, la “isla tragada por el mar”, pues el Mito original, trasmitido carismáticamente por los Dioses ha sufrido distintas caídas en el exoterismo debido a la impureza de sangre de los hombres dormidos.

Cuadragesimoctavo Día
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
La pregunta que inició el precedente comentario esotérico decía ¿qué ha sido del Gral...? Como respuesta se obtuvo que es erróneo indagar sobre el Gral ya que éste es virtualmente El Origen, y jamás se ha movido de allí. Su asiento, en cambio, la Vruna de Oricalco, posee las dimensiones de un objeto material y es dado suponer que, en gran medida, éste sí resulta afectado por las leyes físicas. Se puede entonces replantear el problema: ¿qué ha sido de la Vruna de Oricalco? ¿Continúa aún sosteniendo la gema de Kristos Lúcifer? en este último caso la respuesta es afirmativa: la Vruna de Oricalco ha sido desde entonces el asiento del Gral, situación que no ha variado en absoluto en los tiempos modernos. En cuanto a la primera pregunta se debe comprender que sería una tarea imposible resumir aquí el itinerario completo seguido por la Vruna de Oricalco hasta nuestros días; ello obligaría a mencionar Civilizaciones desaparecidas y, muchas de ellas, completamente desconocidas para la Cultura oficial. Me remitiré entonces a los tiempos históricos, comenzando por establecer algunas pautas que permitirán encarar el problema de manera correcta, evitando así muchas supersticiones o desinformaciones.

1ro. – La Vruna de Oricalco ha sido muchas veces confundida con el Gral. En efecto; ya he demostrado por qué el Gral no debe buscarse; sin embargo en algunas ocasiones realmente ha habido transporte y se ha pensado, con razón, que se trataba del Gral. Pero el Gral no es un objeto del
cual pueda uno apropiarse, y menos aún manipular o transportar. Con toda verosimilitud lo que ha sido transportado es la Vruna de Oricalco, en el marco de una Estrategia racial. En ese caso no se puede achacar la confusión únicamente a la acción estratégica enemiga porque, en la degradación de los antiguos Mitos hiperbóreos, la mayor responsabilidad recae sobre la impureza sanguínea de los hombres.

2do. – La presencia de la Vruna de Oricalco entre los miembros de una comunidad de linaje hiperbóreo tiene la virtud de favorecer la vinculación carismática y de legalizar la conducta de sus Líderes.

3ro. – La presencia de la Vruna de Oricalco es la presencia del Gral y el pueblo a quien los Dioses hayan confiado su custodia es sin dudas, en ese momento, el Linaje hiperbóreo más puro de la Tierra.

4to. – Para certificar si un determinado pueblo ha estado en posesión de la Vruna de Oricalco hay que estudiar su arquitectura hiperbórea de guerra:
La posesión de la Vruna de Oricalco exige la construcción de estructuras de piedras con peculiares propiedades topológicas. Dichas construcciones pueden no parecer hechas para la guerra, pero tal apariencia obedece exclusivamente a la ignorancia que existe sobre la Estrategia Hiperbórea. Un ejemplo lo constituye el “castillo” de Montsegur, sobre el monte Pog, en el Languedoc francés. Esta construcción, que no es una fortaleza ni muchos menos, se levantó para permitir que la secta hiperbórea de los Cátaros pudiese recibir y conservar la Vruna de Oricalco. Los principios que allí predominan son los de la “ley del cerco” y de la “oposición Estratégica” siendo tarea inútil pretender hacer de Montsegur un observatorio astronómico o un templo solar. Pero como la arquitectura de Montsegur ha sido proyectada en función de la Vruna de Oricalco quien no atienda a esta clave jamás llegará a resultado positivo alguno.

5to. – Hay que distinguir entre el asiento del Gral, al que llamamos Vruna de Oricalco, y el Signo del Origen, que la Vruna de Oricalco representa.
Dije que en la piedra azul violeta los Dioses engastaron una figura de Oricalco y denominamos al conjunto, piedra y figura, Vruna de Oricalco. Pero el Signo del Origen, que fue cincelado en Oricalco y engastado, posee por sí mismo el poder de presentar “afinidad” con el Gral. Por eso muchos linajes hiperbóreos, que no alcanzaron el Alto Honor de custodiar la Vruna de Oricalco, recibieron en cambio el Signo del Origen como premio a su Sangre Pura y reconocimiento del esfuerzo empeñado en su Estrategia. Es así como el Signo del Origen tuvo, con el correr de la Historia, una particular proliferación entre ciertos linajes que orgullosamente lo incorporaron a sus estandartes. Naturalmente; los Líderes trataron en un principio de velar en parte su contenido simbólico simplificando la figura, es decir, quitando algunos elementos sugestivos, pero, luego de la caída en el exoterismo y la vulgarización, el verdadero aspecto del Signo del Origen fue olvidado; ya dije, por ejemplo, que la Swástika procede por mutilación y deformación de aquel Signo Primordial.
Sin embargo en muchos casos, debido a la extraordinaria pureza sanguínea de algún linaje, el Signo del Origen fue exhibido completo, permitiendo a los Líderes emplear su enorme poder para proyectar la luz del Gral sobre la masa del pueblo. Podría dar varios ejemplos de comunidades asiáticas portadoras del Signo, pero tenemos a mano el caso de los sajones que habían grabado el Signo del Origen en un tronco de árbol al que consideraban columna del mundo, universalis columna. El fin de tan audaz determinación merece también un comentario. Cuando en el 772 Carlomagno conquistó Teutoburger Vald procedió rápidamente a destruir el tronco Irminsul y a ejecutar a cinco mil miembros de la nobleza sajona. No conforme con esto, luego de tres décadas de heroica resistencia, la Raza sajona, de purísimo linaje hiperbóreo, fue totalmente “cristianizada” (previa ejecución de sus más puros retoños).

He sabido que muchos alemanes cultos consideran “afortunada” esta espantosa campaña carolingia. Así, por ejemplo, el profesor Haller opina sin rubor que “sin la sumisión de los sajones hoy no existiría una nación alemana” pues “para el devenir histórico de la nación alemana, tal cual hoy es, la incorporación de los sajones al Imperio de Carlomagno era una condición previa imprescindible”. Esta opinión generalizada se basa en el análisis “a posteriori” de los hechos históricos, y por eso, considerando que la extinción de la dinastía carolingia posibilitó que doscientos años más tarde la sangre sajona llegara con Otón I a ponerse al frente del mundo occidental, se da por sentado que la dominación y “conversión” de los sajones fue “necesaria” y positiva. He aquí mi humilde opinión: la Judeocristianización de los sajones representa el más duro golpe que los Poderes Infernales asestaron a los linajes hiperbóreos en la Era cristiana, mayor aún que la conversión de los Vikingos, de los Celtas o la destrucción de los Cátaros, sólo comparable al aniquilamiento de los Reinos Godos. Y la destrucción del árbol Irminsul, con la pérdida para occidente del Signo del Origen, es una catástrofe muy difícil de evaluar.

6to. – No es imprescindible, ni siquiera necesario, que la Vruna de Oricalco se encuentre en el seno de un pueblo para que la influencia del Gral actúe sobre éste. El Gral actúa sobre los hombres desde el Origen, propiedad que no puede ser afectada por ninguna variable física, se encuentre donde se encuentre la Vruna de Oricalco. Por eso es hasta cierto punto absurdo que se atribuya a tal o cual pueblo el haber alcanzado “un alto grado de Civilización” porque “se encontraba en posesión del Gral”, dado que el Gral no puede estar en posesión de nadie pues es, por disposición del Gallardo Señor, prueba de la Divinidad de todos los Espíritus cautivos. Lo que un pueblo puede tener en custodia es la Vruna de Oricalco, pero sólo como premio y reconocimiento a una pureza racial obtenida previamente. Es decir que el hecho de tener en custodia la Vruna de Oricalco no es la causa de la grandeza de un pueblo sino que inversamente, la pureza de su linaje lo hizo acreedor al Alto Honor de ser depositario del asiento del Gral.
Pero, si bien la Vruna de Oricalco sólo es entregada a quienes merecen tenerla, es cierto que su cercana presencia afecta al medio ambiente creando un microclima mutante. Es por eso que los Dioses suelen depositar la Vruna de Oricalco, durante las Epocas oscuras, en sitios apropiados para influenciar a los linajes menos confusos.

7mo. – De todo lo expuesto hasta aquí se desprende la importancia capital que tendría para una comunidad de linaje hiperbóreo conseguir la custodia de la Vruna de Oricalco. Se impone pues tratar con detenimiento sobre esta posibilidad. El problema puede resumirse en la pregunta: ¿para qué necesita un Rey, o quienquiera que ejerza la Función Regia, encontrar el Gral, o sea, la Vruna de Oricalco?
A continuación, Dr. Siegnagel, lo invitaré a una breve reflexión sobre la actitud que se debe adoptar al tomar conocimiento de los hechos protagonizados por los Dioses Liberadores, y luego daré respuesta al problema profundizando un poco más sobre la simbología del Gral.
Se requiere una profunda meditación en los símbolos que he presentado para captar su significado último, el cual debe ser percibido siempre como dramático y trágico, pletórico de urgencias espirituales. Nadie que haya tomado conciencia del increíble sacrificio realizado por los Dioses al mantener el Gral en el mundo durante millones de años mediante la Oposición Estratégica, es decir, por un constante y continuo acto de Voluntad, nadie que lo haya comprendido, repetimos, podrá permanecer impasible, en medio de la confusión, sin experimentar urgencia por liberarse de las cadenas del Demiurgo y partir, tratando de aliviar, de algún modo la tarea de los Dioses. Nadie que compruebe con su sangre la verdad de estos símbolos podrá evitar que el Honor, única moral del hombre, lo apremie con insistencia para “abandonarlo todo” y partir. Pero esa partida será “con las armas en la mano”, dispuesto a dar batalla sin cuartel a los Demonios y sintiendo que la sangre se ha encendido por el Furor del Guerrero; por la “hostilidad esencial” hacia la obra del Demiurgo, trasmutando la débil substancia orgánica del cuerpo físico en vajra, la materia incorruptible. Es lo menos que el hombre puede hacer para responder en alguna medida al auxilio que los Dioses han prestado a los linajes hiperbóreos, posibilitando con su Estrategia Hiperbórea que el Gral dé prueba del Origen Divino.
Voy ahora a la pregunta pendiente.
La Piedra-Gral, la Gema de Kristos Lúcifer, es sostenida en el Mundo por la Oposición de los Dioses, donde cumple su función de reflejar el Origen y Divinizar los linajes hiperbóreos, pero, por estar relacionada temporalmente con el Valhala, señala también, a todo hombre despierto, un camino hacia la morada de los Inmortales. Ese camino es el que siguen los Guerreros caídos en batalla, los Héroes, los Campeones, guiados por las mujeres hiperbóreas, aquellas que les fueron prometidas al comienzo de los tiempos y que durante miles de años, por el temor que les emponzoñaba la sangre, habían olvidado. Si el valor demostrado en la hazaña ha sido suficiente purga, indefectiblemente Ella estará allí, junto al Guerrero caído, para curar sus heridas con el A-mort Helado de Hiperbórea y guiarlo en el camino inverso que conduce al Valhala. Y ese camino se inicia en el Gral. A la Casa de Tharsis, por ejemplo, los Atlantes blancos prometieron que un día, cuando la Sangre de los Señores de Tharsis estuviese lo suficientemente purificada, un Noyo o una Vraya verían en la Piedra de Venus la señal Lítica de K'Taagar, que indicaría el momento de partir: tal Señal mostraría, según se va viendo, el camino hacia el Valhala, la Morada de los Dioses Leales.
Pero no debe pensarse por esto que la Luz del Gral apunta a la salvación individual de los hombres dormidos, para ello se dispone del “Canto de los Dioses” y de las siete Vías secretas de liberación espiritual. Por el contrario, dentro de la Estrategia Odal el Gral debe cumplir el rol fundamental de restaurar la Función Regia, o sea: debe servir a un propósito racial o social. Por eso el Gral será requerido en todos los casos en que se intente instaurar el Imperio Universal o cualquier otro sistema de gobierno basado en la aplicación social de la ley del cerco: monarquía, fascismo, nacionalsocialismo, aristocracia del Espíritu, etc.
Los hechos históricos que conducen a la “búsqueda del Gral”, siempre semejantes, pueden resumirse simbólicamente como sigue. En principio el Reino es “terra gasta” o el “Rey está enfermo” o simplemente el trono ha quedado acéfalo, etc. Pueden haber muchas interpretaciones, pero esencialmente el símbolo se refiere a un agotamiento o decadencia en el liderazgo carismático y a un vacío de poder, sea que al Gobierno lo ejerza un Rey, Casta o Elite. Los mejores Caballeros parten a “buscar el Gral”, en un intento por poner fin a los males que aquejan al Reino y lograr que retorne el antiguo esplendor. Sólo uno consigue encontrar el Gral y devolver el bienestar al Reino, ya sea “curando al Rey” o “coronándose a sí mismo”. Curiosamente el Caballero triunfante siempre es presentado como “tonto”, “loco puro”, “ingenuo”, pero especialmente como “plebeyo”.
Los “mejores Caballeros” equivalen aquí a cualquiera de las múltiples fuerzas sociales que se aprestan a lanzarse sobre la Función Regia cuando existe acefalía o vacío de poder. Finalmente “uno de ellos” triunfa y restablece el orden en el Reino; “era el plebeyo y ahora es Rey, con la aprobación y el consentimiento del pueblo”. En mi interpretación esto significa, evidentemente,
que una “fuerza social” ha predominado sobre las restantes (los “otros Caballeros”) y ha reemplazado el orden existente (que estaba entre-dicho) por un Nuevo Orden, unánimemente aceptado por el pueblo. Pero si el problema se reduce a una mera lucha por el poder: para qué necesita el nuevo Rey (o nueva Elite, Aristocracia, Casta, etc.) encontrar el Gral?: porque el Gral confirma a la Función Regia.
Cuando en tiempos de crisis una Elite o un Líder carismático accede al poder, con intenciones de restauración regia, debe apresurarse a legalizar su situación pues sino otra Elite o Líder vendrá a cuestionar sus títulos e intentará también ocupar el lugar vacante, sucediéndose así una interminable serie de batallas, políticas o militares. Pero si hay lucha por el Poder nadie tiene su control y puede ocurrir que al final el Reino acabe dividido entre varias facciones.
Es necesario dirimir la cuestión, consultar a un juez infalible, a una autoridad indiscutida y trascendente. Aquí es donde se plantea la necesidad de recurrir al Gral. ¿Por qué el Gral? Porque el Gral es también la Tábula Regia, la “lista de Reyes”; él dice quién debe gobernar, a quién le corresponde regir, porque él revela quién tiene la Sangre Más Pura. Pero esta revelación no es simplemente oracular y arcana sino que por mediación del Gral la pureza del Líder, su derecho a la Conducción, será conocida por todos y reconocida por todos, carismáticamente. De allí que el loco puro, de linaje hiperbóreo pero de Estirpe plebeya, luego de “encontrar el Gral” sea “reconocido por el pueblo” como Rey indiscutido.
Cuando un linaje hiperbóreo confía en la luz del Gral para la elección de sus Líderes puede decirse con propiedad que se sucederá una dinastía de “Reyes del Gral”. Durante el reinado de uno de estos puede pasar que el linaje alcance un grado tan elevado de pureza, que se haga digno de obtener la custodia de la Vruna de Oricalco. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en el siglo XIII en el Condado francés de Toulouse cuando la Vruna de Oricalco fue confiada a los Perfectos Cátaros. Se alegará, contra esta afirmación, que los Cátaros eran maniqueos, es decir, herederos de una tradición gnóstica, y que ése es el motivo por el cual fueron aniquilados, existiendo sólo una relación circunstancial entre ellos, los Condes de Toulouse y la población occitana. Tal argumento, de origen Golen moderno, intenta desviar la atención del hecho más importante de la epopeya cátara: su relación con el Gral. El hecho de que fuesen gnósticos, cosa que nadie discute, y de que enseñasen una de las siete Vías secretas de liberación basada en la Canción de A-mort de los Dioses Leales, origen de la Cultura de los trovadores, cosa que pocos conocen, no explica para nada su relación con el Gral. El Gral, en el marco de la Estrategia Odal, tiene un sentido puramente racial. Si la Vruna de Oricalco fue confiada a los Cátaros, es porque estos participaban activamente en técnicas de trasmutación colectiva, las que no pueden excluir a la Función Regia, y no simplemente “porque eran de filiación gnóstica”.
Un Tema conectado con la propiedad que posee el Gral de ser Tábula Regia es el del Mesías Imperial y su imitación: el Mesías Judío. En principio diré que se es Rey del Gral por la pureza de sangre, atributo absolutamente individual que no depende ni de la Raza, ni de la Estirpe, ni de ningún otro patrimonio material. Un Rey del Gral exhibe virtudes puramente personales tales como el Valor, la Intrepidez o el Honor y jamás fundamenta su prestigio en las posesiones materiales o en el valor del oro. La autoridad de un Rey del Gral, por estas razones, proviene exclusivamente de su carisma personal, el que se extiende al resto del pueblo merced a la “vinculación” que se establece entre el Rey y cada uno de ellos, en su sangre, por mediación del Gral: ése es el principio de la Mística psicosocial. Por eso un Rey del Gral, en su comunidad, es reconocido por el pueblo. Naturalmente que todos los pueblos tendrían su Rey del Gral si la acción de la Sinarquía y de la Raza hebrea, con su “Democracia”, “Socialismo”, “Comunismo”, etc., no hubiesen usurpado la Función Regia. De
todos modos cabe preguntar: ¿habría, a nivel universal, para los linajes hiperbóreos, la posibilidad de que un Rey del Gral fuese reconocido por todos?
Se trataría aquí de una persona de innegable pureza cuya majestad resultaría evidente para todos los linajes de la tierra, los que podrían aceptar o no su potestad pero a quien no podrían negar el derecho de regir. Bien; es fácil responder que el único Señor que acredita, para todos los linajes hiperbóreos, tal derecho, es Kristos Lúcifer. Si El se presentase ante los linajes hiperbóreos, su derecho a Regir por la Sangre, basado en su innegable pureza, podrá ser aceptado o rechazado, pero jamás desconocido.

Pero la idea de un Mesías Imperial no proviene de una mera especulación.
Fue en los días negros de la Atlántida cuando, en respuesta al clamor de los Dioses, surgió la posibilidad de que la excelsa Presencia de Kristos Lúcifer se manifestase ante la vista de los hombres. En esos días la confusión de los Espíritus cautivos era tan completa que ya nadie respondía al Canto de los Dioses ni era capaz de percibir la Luz del Gral. Por eso se anunció durante siglos la venida del Mesías Imperial, el Rey de los Reyes del Gral, quien iba a restaurar la Función Regia para restablecer la Aristocracia espiritual de los Líderes hiperbóreos y destruir la Jerarquía sinárquica que imponían los Demonios. La profecía finalmente se cumplió con la llegada de Lúcifer, el Kristos de la Atlántida; pero su Divina Presencia fue cobardemente resistida por los Demonios de Chang Shambalá quienes recurrieron a la magia negra y abrieron una brecha entre las regiones infernales del plano astral y el plano físico. A partir de allí se generalizó una terrible contienda que sólo concluyó cuando el continente de la Atlántida “se hubo hundido en las aguas del Océano”. No viene al caso relatar aquí sucesos que hoy nadie recuerda y que, tal vez, no convenga recordar. Sólo agregaré que cuando el Demiurgo, según ya expuse antes, concibe la siniestra idea de copiar la Presencia del Kristos de la Atlántida, decide “anunciar” también la llegada de un “Mesías” imitando a su manera la figura del Mesías Imperial. Pero las diferencias son enormes. He aquí algunas:
1ro. – El Mesías Imperial viene a restaurar la Función Regia; el Mesías hebreo viene a ejercer la Función Sacerdotal.
2do. – El Mesías Imperial acredita su derecho por la Sangre; el Mesías hebreo acredita su derecho por el Corazón.
3ro. – Y por eso el Mesías Imperial será reconocido por el pueblo por la Sangre (carismáticamente); y por eso el Mesías hebreo será reconocido por el pueblo (judaizado) por el Corazón (emocionalmente).


Cuadragesimonoveno Día
A partir de hoy, Dr. Siegnagel, retomaré el relato interrumpido el Cuadragesimotercer Día. Creo que en los últimos cinco Días he aclarado bastante los conceptos fundamentales de la Sabiduría Hiperbórea y que valió la pena hacer un alto, para ello, en la historia de la casa de Tharsis.
(.....)

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